Síntesis (de parte) del pensamiento de Pablo (161-17)

Hoy escribe Antonio Piñero


Transcribo –reordenando un tanto- la síntesis sobre el pensamiento del Apóstol, confeccionada por el filósofo e historiador de las ideas, J. Mosterín. Se trata de una síntesis, a modo de fogonazos. Es interesante, estimo, para los creyentes ver cómo se ven las cosas desde fuera.

• Pablo y el monoteísmo frente al politeísmo gentil

“Pablo se dirigía en sus cartas a conversos, prosélitos y temerosos de Dios, que ya creían en el monoteísmo, por lo que no necesitaba argumentar a su favor.

• Pablo admite la existencia de démones/espíritus/ mal llamados dioses:

“Además del dios único de Israel, Pablo admitía una variada demonología, demonios y espíritus maléficos diversos.

“Pues aunque hay los llamados dioses, ya sea en el cielo, ya en la tierra –y de hecho hay numerosos dioses y numerosos señores—, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre" (1 Cor 8, 5-6).

“Conforme a la concepción helenística popular, los demonios influyen constantemente en nuestras vidas. El mismo Satanás se interfiere en la de Pablo: “nos propusimos haceros una visita, ... pero Satanás nos cortó el paso” (1 Tesalonicenses, 2: 18).


• Pablo y el Jesús histórico

“Pablo no conoció a Jesús, ni parece haberse interesado por su vida ni haber sabido gran cosa acerca de él o de sus dichos o actividades. En sus cartas, Pablo hace muchas reflexiones y dice muchas cosas sobre el Cristo glorioso y trascendente, pero apenas parece saber nada sobre el Jesús histórico. A Pablo no le interesaba est Jesús, el galileo Yeshúa, sino el mensaje abstracto de la muerte y resurrección de Jesús el Cristo, el Señor (kýrios), el hijo de Dios, a quien conocía bien, pues él se lo había inventado.


“Del Jesús histórico solo nos dice que era “nacido de mujer, sometido a la Ley” (Gal, 4), que “por línea carnal nació de la estirpe de David” (Rom, 1) y que "se hizo servidor de los judíos para demostrar la fidelidad de Dios, ratificando las promesas hechas a los profetas” (Rom, 15).

“Las expectativas apocalípticas se habían cumplido, y una nueva época de salvación había comenzado, en la que la antigua Ley judía había quedado superada por la fe en Cristo. Jesús ya no era un santón rebelde ni un rabino con opiniones interesantes. Jesús era el Cristo, el protagonista divino del drama cósmico de la redención universal. No puede negarse la creatividad de Pablo, autor del drama y fundador de esa extraña rama de la teología que es la “cristología”.


• Pablo y el matrimonio

“Aparte de la especulación cristológica, Pablo también se ocupaba de la vida cotidiana de los conversos, a los que da consejos prácticos en sus cartas, a veces como respuesta a sus consultas. Él no tenía la relajada actitud de Jesús ante las mujeres, ni se había casado, como los discípulos de Jesús. Pablo era soltero y casto y eso es lo que recomendaba a los demás; pero si no podían, les permitía también que se casaran.

“Paulina es la idea de que uno no se pertenece a sí mismo, ni su cuerpo ni su vida le pertenecen a uno, pues Dios los ha “comprado” con la redención, muriendo en la cruz. Ahí está el punto de partida (o la excusa) de la obcecada oposición de los fundamentalistas cristianos actuales al aborto y la eutanasia, aunque él nunca habló de eso temas. Sin embargo, Pablo, que vivía en la esperanza enfebrecida de la inminente vuelta del Cristo, no se preocupaba especialmente por las minucias del erotismo y nunca llegó a los extremos de obsesión antisexual que caracterizarían a Agustín de Hipona tres siglos más tarde.
El cuerpo no es para la lujuria, sino para el Señor [...] Sabéis muy bien que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros porque Dios os lo ha dado. No os pertenecéis a vosotros mismos. Fuisteis comprados pagando un precio; por lo tanto, glorificad a Dios con vuestro cuerpo.

Está bien que uno no se case. Sin embargo, por tanta inmoralidad como hay, tenga cada uno su propia mujer y cada mujer su propio marido [...] A los solteros y a las viudas les digo que estaría bien que se quedaran como están, como hago yo. Sin embargo, si no pueden contenerse, que se casen; más vale casarse que quemarse.

Lo que afirmo es que el plazo se ha acortado; en adelante los que tienen mujer pórtense como si no la tuvieran; los que sufren, como si no sufrieran; los que gozan, como si no gozaran [...], porque el papel de este mundo está para terminar.


• Pablo y el estatus de las mujeres


“También aparecen en las cartas de Pablo opiniones y consejos que subordinan las mujeres a los hombres, lo cual, por otro lado, no era especialmente original en el mundo de la sinagoga en que se desenvolvía.
Quiero que sepáis que el Mesías es cabeza de todo hombre, el hombre cabeza de la mujer y Dios cabeza del Mesías. [...] Las mujeres guarden silencio en la asamblea, no les está permitido hablar; en vez de eso, que se muestren sumisas, como lo dice también la Ley. Si quieren alguna explicación, que les pregunten a sus maridos en casa, porque está feo que hablen mujeres en las asambleas.
“Algunos autores feministas, como Elaine Pagels, piensan que todos los pasajes que minusvaloran a las mujeres son interpolaciones posteriores para marginalizar a las mujeres en la comunidad cristiana, aunque la mayoría de los expertos los consideran auténticos.


Apostilla:

Hay aquí, en este último punto (prescindo momentáneamente de los otros), materia de discusión: ¿Podía Pablo pensar de otra manera? ¿Era posible en esa época distinguir entre religión y “biología” decidida por un Dios creador? La posición de E. Pagels es meramente escapista. El “feminismo” es sólo una adquisición moderna, y no en todas partes (islam), y en retroceso entre ciertos jóvenes de nuestra sociedad.


Opino que el verdadero feminismo, el esencial, es el que considera a la mujer esencialmente igual al varón, en lo anímico, intelectual, espiritual, en ser persona, en sus responsabilidades sociales y políticas…, etc.

Es feminismo aceptar que de un cuerpo esencialmente diverso al del varón, como es el de la mujer, se derivan concepciones diversas del mundo (tiene la mujer un cuerpo distinto, luego piensa distinto al varón, ya que el alma no es más que la “forma” de la “materia” o cuerpo = Artistóteles) y funciones diversas que dependen puramente de la biología. Aceptar las diferencias biológicas y sus consecuencias sociales no es ser antifeminista.

Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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