Los evangelios gnósticos y la posición de la mujer. El famoso "Evangelio de Tomás" (164-24)

Hoy escribe Antonio Piñero


Vamos a tratar en primer lugar casos difíciles en los que se alude a un discipulado perfecto de Jesús de las mujeres con metáforas sexuales.


1. El Evangelio de Tomás

Este escrito apócrifo fue compuesto en griego probablemente a mediados del siglo II; su autor es desconocido puesto que en su forma actual, gnóstica, no pudo haber sido redactado por (Judas) Tomás, “el mellizo” mencionado en Jn 11,16 y 20,24 que debió morir quizá un centenar de años antes de esta obra viera la luz.

Este evangelio tan bien considerado entre los investigadores presenta al lector, al menos aparentemente, como esposa de Jesús no a María Magdalena, sino a Salomé. Este personaje nos es conocido por el texto de Lc 8,1-3 que conviene citar de nuevo (es el único texto evangélico que habla de acompañantes femeninos de Jesús durante su ministerio público en Israel, es decir, fuera de la pasión:


“Con El iban los Doce, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusá, mayordomo de Herodes, y Susana, y muchas otras que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos”,


y por los pasajes evangélicos sobre las mujeres que se acercaron a la tumba de Jesús pasada la fiesta. Por ejemplo Mc 16,1:

“Y pasado el sábado, María Magdalena y María, la madre de Santiago y de José, y Salomé compraron aromas para ir (a la tumba) y embalsamarlo”.


Ahora bien, en la sentencia (griego logion) 61 del Evangelio de Tomás leemos:

Jesús dijo: Habrá dos descansando en una cama; el uno morirá, el otro vivirá.
Salomé dijo: ¿Quién eres tú, hombre, y de quién (provienes)? Te has reclinado sobre mi lecho (Otros: “Has subido a mi cama”) y has comido en mi mesa.
Jesús le dijo: Yo soy el que proviene del que es igual. Me ha sido dado de entre lo perteneciente a mi Padre.
(Salomé dijo): Yo soy tu discípula.
(Jesús dijo): Por ello digo (Otros: “Respecto a esto”): cuando alguien (es decir, un discípulo) se hace igual (como el Maestro), será lleno de luz; pero cuando se separa, estará lleno de tiniebla.


(Trad. de Fernando Bermejo, en Todos los evangelios, EDAF 2009; con paréntesis explicativos míos).

La frase clave para nuestro propósito es “Te has reclinado sobre mi lecho / Has subido a mi cama y has comido en mi mesa”, cuya intelección inmediata es: Jesús es el marido de Salomé, puesto que sólo el marido asciende a la cama de su mujer, es decir, se une a ella, y es también quien come con ella normalmente en su mesa.

Naturalmente surgen inmediatamente dudas en la interpretación porque la respuesta de Jesús nada tiene que ver con el matrimonio o el sexo, sino que hace alusión a su calidad, como Revelador celestial, como “Hijo” del Padre trascendente. Y luego, inmediatamente, la ulterior respuesta de Salomé la presenta a ella misma en una relación clara de discípula respecto al Maestro.

Se ha argumentado con razón que este difícil texto no debe interpretarse como una pregunta descontextualizada de Salomé sobre la identidad de Jesús. ¿Qué sentido tiene que de repente la esposa pregunte al marido al que conoce muy bien: “Quién eres tú, hombre, y de quién (procedes)?

Debe entenderse, por el contrario, como una reacción a la frase anterior del Revelador que contiene una amenaza para el final de los tiempos: “Habrá dos descansando en una cama; el uno morirá, el otro vivirá”. Es decir, uno se salvará y el otro se condenará. Entonces, al oír esta frase, con cierto temor, preguntaría Salomé: “¿Quién eres tú (entonces), hombre?”, es decir, ¿a cuál de los dos tipos de hombre perteneces?

La frase “Has subido a mi cama y has comido de mi mesa” debe unirse también a lo que sigue –“Yo soy tu discípula”- y significaría en ese caso: “Tú y yo formamos una pareja" (espiritual, a tenor de lo que a continuación se afirma). ¿Acaso uno de los dos va a perecer, es decir, va a ser condenado?”.

De ser así, Salomé no sería la pareja física de Jesús, sino la pareja espiritual al igual que puede serlo todo discípula perfecta. El propio espíritu de Salomé, como discípula perfecta, ya iluminada por la gnosis o conocimiento revelado, es pareja del espíritu de Jesús como maestro. Salomé, pues, podría estar inquiriendo por el destino de esa pareja de tipo gnóstico y espiritual formada por Jesús y ella. Cuando Salomé se acerca a Jesús, está llena de luz; cuando se separa de él, está llena de tinieblas.

Entonces ¿por qué una metáfora sexual en boca de Salomé que puede inducir a equívoco a los lectores? Porque los gnósticos gustan de metáforas sexuales para designar la unión espiritual fuerte, ya que no encuentran en la naturaleza mejor metáfora para simbolizarla. Y ellos saben que por el contexto se entiende que no están hablando de sexo. La metáfora recalca lo que debe entenderse como una fuerte unión espiritual entre el maestro/revelador y su discípula. No hay que extrañarse de la expresión o metáfora sexual si se conoce algo de la literatura gnóstica.

Si se admite esta interpretación, la referencia a la mesa podría entenderse entonces también como una alusión a Lc 17,35:

“Habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada”,


con un significado parejo a lo que dice Jesús al principio de este logion: una se salvará; otra (no gnóstica) se condenará.

Así se comprende también el final de la sentencia: “Si el discípulo llega a ser igual, se llenará de luz; pero si llega a estar dividido, se llenará de tiniebla”. “Ser igual” es ser uno –unión total- con el Revelador. “Estar dividido” es no ser uno, fundido con el Revelador. Resultado, el alma/espíritu que no es una con el Revelador no está en la luz/salvación, sino en la tiniebla /muerte /condenación.

En conclusión: así interpretado en su contexto gnóstico, el logion 61 del Evangelio de Tomás no sirve para demostrar que Jesús y Salomé eran marido y mujer en un sentido usual y corriente del término, sino que formaban sólo una pareja espiritual, gnóstica. Además para indicar que Salomé era una discípula perfecta del Revelador. El contexto del logion es apocalíptico y destaca que la verdadera discípula de Jesús es su pareja espiritual y no sufrirá la condenación al final de los tiempos.

¡Cuán fantasiosa es la gente que proclama haber descubierto "misterios" o "Verdades demoledoras", sin enteder bien los textos! Si hiciéramos caso a fantasías, los textos gnósticos nos dirían que el Jesús resucitado era bígamo: sus mujeres son al menos dos: María Magdalena y Salomé!!!


Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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