El mesías “cristiano” antes de Jesús (y II) (167-18)

Hoy escribe Antonio Piñero


Como escribimos ya, Knohl sostiene que ese personaje de los textos transcritos, que tiene de sí mismo tan elevada estimación, fue Menahén, esenio, consejero del rey Herodes el Grande, y que se declaró mesías y fue muerto…, naturalmente. Este Menahén fue el modelo expreso de Jesús de Nazaret, que lo conoció e imitó expresamente.

Los dos testigos del Apocalipsis de Juan, cap. 11, son en opinión de Knohl, los mesías real y sacerdotal que el autor de esa revelación cristiana toma de Qumrán. En efecto, dice, los dos testigos mueren, son expuestos durante tres días y luego resucitan

La opinión de tres personas más calificadas que yo son las siguientes:


Julio Trebolle (qumránologo entre otras cosas de la Universidad Complutense de Madrid) sostiene que la reconstrucción de Knohl es aventurada. Al ser los textos objeto de interpretaciones diversas, no se pueden obtener más que hipótesis. Trebolle opina que las reconstrucciones de Knohl de las lagunas (destrozos del manuscrito) de estos textos son totalmente aventuradas.

VanderKam y Flint (pp. 282ss y 353, autores del libro objeto del comentario de esta serie) sostienen que es posible que hubiera un Menahén tal como describe Knohl, e incluso que fuera un pretendiente mesiánico. Pero, el conjunto de la hipótesis de Knohl son tan arriesgadas, que no puede prestárseles asentimiento.

Y segundo: para reconstruir la figura del mesías en Qumrán ( y luego afirmar que el cristianismo es mera copia) se fija Knohl en textos oscuros, que no nombran al mesías directamente, mientras que no trata de otros pasajes (como la Regla de la Comunidad) en los que el mesías, o dos mesías, sí aparece de modo expreso.

La crítica parece razonable.

En conclusión: VanderKam y Flint –y yo estoy de acuerdo- opinan que la relevancia de los Manuscritos del mar Muerto para entender a Jesús y al cristianismo primitivo sigue siendo objeto de controversia. Pero que hay algo muy claro: comprendemos mucho mejor a Jesús y a sus seguidores judeocristianos si leemos esos Manuscritos.

Pero esos Manuscritos del mar Muerto nos revelan una comunidad judía, no cristiana en absoluto. Nada hay de encriptamiento de noticias cristianas y de Jesús en ellos. El efecto de los textos aludidos en estas postales y otros sirve para autentificar la atmósfera teológica en la que vivió Jesús y para dar un aire de verosimilitud histórica, pues pertenece al ambiente judío del siglo I de nuestra era y a sus antecedentes, a lo que cuenta el Nuevo Testamento acerca de Jesús.

Y añado: todo esto es verdad, pero no va en absoluto en contra de la tesis general interpretativa de los Evangelios de que transmiten muchos dichos y hechos auténticos de Jesús, pero vistos y reinterpretados a la luz de la teología cristiana que se forma después de la Pascua en la que muere Jesús (y sus seguidores creen que ha resucitado), teología que debe muchas ideas reinterpretativas a la mente de Pablo de Tarso.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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