Un libro informado sobre el caso Marcial Maciel (III)

Hoy escribe Fernando Bermejo

Como sabemos, la versión oficial de los Legionarios de Cristo –reflejo de lo declarado por Marcial Maciel– es que fue en la fiesta del Sagrado Corazón del año 1936 cuando el buen Marcial percibió nítidamente la llamada de Dios a formar una agrupación de sacerdotes entregada a la difusión del “reino de Cristo” (sic).

Tras varios intentos de llevar a cabo su obsesión fundacional que resultaron infructuosos –lo que no es de extrañar teniendo en cuenta, entre otras circunstancias, que Maciel no tenía estudios ni legitimación social alguna excepto el de tener como tíos a varios obispos–, Maciel fue expulsado de manera súbita en la noche del 17 de junio de 1940 del seminario de Montezuma (en el que había entrado en septiembre de 1938, y en el que había alumnos de diferentes diócesis de México). (Sobre este episodio, cf. F. M. González, Marcial Maciel. Los legionarios de Cristo: testimonios y documentos inéditos, Tusquets, Barcelona, pp. 78-85).

Las razones de esta expulsión no están claras, aunque la hagiografía posterior hablará en términos generales de “incomprensiones”. ¿Fue la causa real el hecho de que la actividad proselitista de Maciel fue experimentada como una competencia desleal o se trató de algo diferente –tal vez relacionado con la sexualidad– lo que motivó una expulsión tan repentina?

Uno de los tíos obispos de Maciel, Francisco González Arias, intentó a continuación insertar a Maciel en varios seminarios, aunque fue rechazado, presumiblemente porque su expulsión de Montezuma se había hecho pública. En estas circunstancias, el obispo decidió ayudarlo en sus ansias fundacionales, no sin antes ponerle como condición que continuara sus estudios y consiguiera solvencia económica.

Partiendo de su Cotija natal, entre octubre de 1940 y enero de 1941, Maciel se dedicó a reunir, en una suerte de “redada vocacional” en la que se hacía pasar por emisario de otro de sus tíos (José González Arias), obispo de Cuernavaca, a quienes constituirían el grupo de su primera elección, una docena de niños y muchachos. Algunos de estos chiquillos tenían 9 o 10 años. Maciel tenía 20 cuando el 3 de enero de 1941, según la fecha oficial, “fundó” su congregación.

Resulta interesante prestar atención –lo que haremos en un próximo post– a las circunstancias en que esta redada se produjo, y a las razones que parecen haber llevado a los progenitores de los niños a dejarlos en manos de Maciel.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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