Mundo grecorromano: los dioses tienen hijos entre los hombres (II) (203-06)

Hoy escribe Antonio Piñero


Para el fin que pretendemos en esta serie lo más interesante, creo, es concentrarse -dentro del mundo helénico- en Asia Menor, en concreto, pues es en esa zona donde tenemos más testimonios de una cierta divinización de humanos. Para algunos resultará sorprendente el que los comienzos de la divinización de seres humanos –que luego relacionaremos con el culto al emperador-- se remonten al siglo V a.C. Duris, un historiador de la isla de Samos y de su historia hay una noticia interesante:


"Lisandro (el vencedor de Atenas, espartano, en la Guerra del Peloponeso), fue al primer griego al que diversas ciudades levantaron altares, ofrecieron sacrificios y entonaron himnos como a un Dios. El comienzo de una de estas composiciones rezaba así: “Al general de la Grecia sagrada, que precede de la anchurosa Esparta, deseamos cantar solemnemente: Oh, Oh, Peán (= Apolo).


Estamos en el año 404 a.C. Estos ritos, incluidos los peanes eran típicos de las honras a los dioses olímpicos, y se dice que el culto a Lisandro e superpuso al de Hera en Samos y casi lo eliminó".


¿Cuál fue el fundamento de este culto? La liberación de Samos de la tiranía de la Liga ateniense. La aristocracia consiguió volver del exilio y recuperar sus haciendas. Por tanto, fueron estas acciones cultuales una reacción de agradecimiento por la salvación y la ayuda. El culto fue local, no panhelénico, pero basta como ejemplo.

Christian Habicht (Gottmenschentum und griechische Städte: "Humanidad divinizada y ciudades griegas, 2ªed. de 1970, MUnich) afirma que expresiones similares de este culto duran por lo menos hasta el 240 a.C. Siempre el motivo es dar gracias por la ayuda y salvación, pues allí donde se experimentan estos beneficios se cree que está operando la divinidad. Normalmente se otorgan estas honras y cultos a reyes y jefes militares, pues son los únicos que tienen poderes para ofrecer tal salvación.

Otros ejemplos:

Antígono I Monóphthalmos (lit.:“de un solo ojo”: “tuerto”). Se trata de un general de Alejandro Magno. Tras la muerte de éste, en 323, recibió en el reparto de la herencia una parte de Asia Menor. En el 311, la ciudad de Troáde (NW de Asia Menor) hace público el siguiente decreto:


"Decisión del demos ("pueblo") de Skepsis: Hay necesidad de alabar a Antígono por los beneficios no sólo a esta ciudad, sino a todos los griegos, que ahora son libres. Se decreta: que se cerque un recinto sagrado, se erija un altar y una estatua. Cada año se celebraran Juegos en su honor. Se le otrga además una corona por valor de 100 piezas de oro, y aus hijos, por valor de 50 piezas".


Estas celebraciones fueron decididas después de recibir las buenas noticias, gracias a una embajada enviada por Antígono mismo, en la que se anunciaba la paz entre los generales sucesores de Alejandro y se garantizaba la autonomía de todas las ciudades. Ello significaba el don de la paz y de la prosperidad.

Aunque en la inscripción transcrita faltan las palabras “ofrecer dones como a un dios” (que sí están en la dedicación a Lisandro, es claro que no se trata de meros honores civiles, sino a una divinidad, como indica la dedicación del recinto sagrado y el altar.

Demetrio Poliorcetes

Era uno de los hijos de Antígono I. Gran general y de enorme carisma personal. En el 307 a. C. liberó a Atenas de una tiranía onerosa impuesta desde lejos por los reyes macedonios. En el 304 Demetrio en persona visitó la ciudad. El sitio en donde descendió de su carro fue declarado “recinto sagrado” y se erigió allí un altar en su honor. Duris conserva en su "Historia" un poema de un poeta desconocido q hace de loa del momento. El texto es en extremo interesante:


"Las grandes divinidades se han acercado (parusia) a nuestra ciudad. Así Deméter y Demetrio, que (con su venida) nos han regalado felices horas… en el momento (kairós) en el que Core (Perséfone) y Deméter inician sus misterios…
Demetrio, alegre y hermoso, como debe ser un Dios, y sonriente se nos aparece rodeado de sus amigos, y él en el centro, como el sol, rodeado de las estrellas.
Salud, hijo del poderoso Poseidón y de Afrodita.
Los dioses habitan lejos de nosotros, o no tienen oídos, o no existen o no se ocupan de nosotros.
Pero a ti te vemos presente y no representado por piedras o leños, sino en persona. Por ellos alzamos a ti nuestras súplica. Ante todo, concédenos la paz… oh amado, pues tú eres el Señor (kýrios)… ayúdanos contra los atropellos de los etolios y como un Edipo acaba con la Esfinge".


Debemos destacar los siguientes rasgos del fragmento:

• “Parusía” -- > pasa al cristianismo como "presencia" de Jesús (vuelta como mesías tras su resurrección)

• “Kairós”: “momento oportuno”; es también la plenitud de los tiempos, el momento para la salvación, como en los Misterios. El uso de idéntico vocabulario en el cristianismo refleja concepciones al menos semejantes

• Sonrisa de Demetrio como Dioniso. F. Bermejo tiene un artículo interesante, en inglés, sobre la sonrisa de Jesús en el Evangelio de Judas y escritos conexos. Los dioses sonríen; la cara de los demonios es tétrica, por el contrario..

• Demetrio como el Sol. Más tarde se aplicará a Cristo el título de “Sol invictus”, victorioso

• Sus progenitores como Poseidón y Venus: es hijo de la divinidad.

• Crítica de los dioses… -- > en el Antiguo Testamento y en el cristianismo: las divinidades de los paganos son piedras y leños; no dioses verdaderos (= Salmo 135, 15-17).

• Kýrios = Señor, en términos absolutos -- > tanto en el Antiguo Testamento (LXX) como en el Nuevo Testamento

• La Esfinge hacía sufrir en otro tiempo a Tebas… Demetrio es el nuevo Edipo que detendrá las fechorías de los etolios ladrones. Demetrio es el “liberador”, como Jesús será el liberador del pecado.

Pero cuando Demetrio dejó de ganar batallas, los atenienses lo condenaron a una damnatio memoriae (= 288/287).

Es evidente que el anuncio evangélico utiliza material previo que hace propio. En el fondo hay una contraposición: el único y verdadero libertador es Jesús Cristo. El único “kairós” y la única “parusía” verdadera es la de Jesús Cristo.


Antíoco I Theós de Comagene (siglo I a.C.)

En Nemrut Dag (actual Turquía), además de imágenes gigantescas de dioses diversos, y del rey como dios, se halla una inscripción en la que se designa a Antíoco, hijo de Mitrídates, theós, a secas, dios, y salvador. Al parecer el propio rey exigió en vida culto divino y preparó su tumba en la montaña para que se viera externamente que él estaba más cerca del estado de los dioses que los mortales corrientes.

Seguiremos

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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