“El mito del Hijo del Hombre”. El “Documento Q” El libro de Senén Vidal (IV) (176-04)

Hoy escribe Antonio Piñero


Estoy relativamente de acuerdo con Senén Vidal en el contenido del par de páginas que escribe en el libro que comentamos cuando habla sobre “el mediador del reino de Dios” = Jesús, según el Documento Q (pp. 115-116). Ya vimos el día anterior que no lo estoy en lo del reino de Dios presente, pero sí en que de algún modo y por su lucha contra Satanás (exorcismos y curaciones) Jesús pensaba que él era el proclamador de la venida inmediata del reino de Dios y quizás el agente de Dios para esa venida inmediata pero futura. Según el texto de Q7,18-19.22-23:


“Jesús envió a Jesús dos de sus discípulos, diciendo: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?”

Jesús responde:

“Id y decid a Juan de lo que habéis visto y oído: que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres es anunciado el Evangelio; y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí”.

Según S. Vidal, éste es el contexto del origen da la conciencia mesiánica de Jesús, que coincide con el origen de su misión autónoma, independiente del tutelaje del Bautista. Lo “determinante era el acontecimiento liberador del reino de Dios, mientras que (la persona) del agente mesiánico (importaba menos, pues) estaba en función y en total dependencia del Reino. Es esa precisamente la razón de la gran reserva de Jesús respecto a su propia persona y función dentro de la antigua tradición evangélica, incluida Q”.

Dicho sea de paso: si Jesús tenía tanta reserva sobre su persona como agente mesiánico…, ¿cómo se insiste tanto en que lo característico de Jesús es su consciencia de que el reino de Dios había comenzado ya con su actuación, que él estaba convencido y así lo proclamaba que el reino de Dios estaba ya realmente presente gracias a él y a su actuación en Israel? Y se suele decir que en esto estaba la genialidad de Jesús y lo que rompe con la misión del Bautista y con las concepciones todas del judaísmo de su tiempo.

Pienso que si eso fuere así, ello supondría una altísima consciencia por parte de Jesús de su inmensa valía como agente mesiánico ¡Con él estaba el reino de Dios nada menos que ya presente y actuante! ¿Cómo era a la vez tan reservado acerca del papel mesiánico que estaba desempeñando? Jamás se proclama mesías (creo que no acepta ningún título en su vida) a las claras en el Evangelio y parece que sus actuaciones mesiánicas finales (entrada en Jerusalén y purificación del Templo) fueron como empujadas por sus discípulos… Algo no casa --a mi entender-- en esta afirmación del propio convencimiento de Jesús de que el reino de Dios estaba ya presente gracias a su propia y fantástica actuación en nombre de Dios.

Continúa S. Vidal:

“Esa conciencia de Jesús en cuanto agente del reino de Dios está perfectamente reflejada en su expresión ‘el hijo del hombre’ (con minúsculas), que figura diez veces en Q. El contexto de los Evangelios y el dato significativo de que en varios pasajes la expresión es intercambiable con el pronombre personal de primera persona dan a entender que se refiere siempre a Jesús como ‘este hombre (ser humano) que os está hablando’. Por otra parte los datos no avalan la antigua opinión, repetida aún con frecuencia, sobre la existencia de un título en la tradición apocalíptica judía y que supuestamente se aplicaría a un personaje celeste esperado para los tiempos finales. A mi entender, esta hipótesis (de un Hijo del Hombre celestial) no es más que uno de los numerosos mitos que la investigación ha creado en torno a esa categoría de la apocalíptica” (p. 116).

Realmente es sorprendente esta afirmación en la pluma de Senén Vidal…, que más parece salida de la mía. En verdad valoro en mucho la sinceridad y valentía de Senén, que le han condenado a un cierto ostracismo en el panorama teológico dominante. No me extraña que el grupo que ha escrito “Así comenzó el cristianismo” no le haya invitado a formar parte de él y participar en ese libro.

Estamos totalmente de acuerdo en esto Senén y yo en lo que acaba de afirmar, y muy probablemente ha influido en su opinión la lectura de la última (¿?) obra amplia de Maurice Casey, el conocido aramaísta, The Solution to the Son of Man Problem, (Library of New Testament Studies 343), Brill/T. and T. Clark International, Leiden/London 2007, libro que he leído dos veces, y algo más, y que me ha convencido, si no en todo, sí en gran parte. Supongo que a Vidal también

Y continúa Senén:

“Desde esta base hay que plantear el sentido que Jesús daba a su típica autodesignación como hijo del hombre’. El tono de los textos en los que figura la expresión apunta a que Jesús intentaba presentar con ella, ni más ni menos, su especial función como agente del Reino de Dios, dejando en segundo plano su propia persona.

“Ahí radica la típica dialéctica de esa expresión jesuana. Por una parte, marca la autoridad única y el destino misterioso de Jesús, que deciden sobre el camino de la realización del reino de Dios. Pero, al mismo tiempo, deja en la indefinición y la reserva el propio rango personal de Jesús. Porque su autoridad y su destino no se fundaban en su rango personal, sino en la autoridad y el camino misterioso del acontecimiento de la soberanía de Dios, de la cual él era el mediador” (p. 116).

El próximo día concluiremos esta presentación comentada.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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