¿Por qué sabemos tan poco de la obra de Sossianus Hierocles?

Hoy escribe Fernando Bermejo

En un post anterior reprodujimos algunas citas de la obra del funcionario imperial Sossianus Hierocles, que a comienzos del s. IV escribió una obra destinada a llamar la atención sobre la excesiva exaltación de la figura de Jesús entre los cristianos. De esas escasas citas, conservadas en la obra de Eusebio, podemos deducir lo siguiente.


Hierocles usó el término denigratorio “góēs” (hechicero, farsante) contra los taumaturgos cristianos, aunque él no hace mención alguna de los pasajes de la Vida de Apolonio, de Filóstrato, donde Apolonio es defendido de la misma acusación. Está claro que incluso la sospecha sobre su personaje/héroe debía ser evitada. Hierocles cree que los muchos milagros realizados por Apolonio están bien garantizados: nada de trucos de magia, deben ser atribuidos a “una divina e inefable sabiduría”. Así, el exmago Apolonio, elevado a sabio por Filóstrato, es usado para “noquear” al mago Jesús.

Además, al contraponer a los discípulos de Jesús, según él unos mentirosos carentes de educación, a personas como Máximo de Egas o Filóstrato, Hierocles hace hincapié en la nula fiabilidad de los primeros frente a los segundos. El estatus social y la educación desacreditarían a los discípulos de Jesús frente a la sofisticación filosófica de los biógrafos de Apolonio (Hierocles denomina aquí sorprendentemente a Damis “filósofo”).

Otro aspecto señalado por Hierocles es la diferencia en cómo Jesús y Apolonio son evaluados por los seguidores de cada uno de ellos. A la fácil credulidad de los cristianos, que por unos pocos milagros hacen de Jesús un Dios, Hierocles contrapone a un Apolonio que no es considerado un dios, sino solo un hombre favorecido por los dioses, alquien que goza de una posición privilegiada en relación a ellos. Hierocles no pretende reemplazar al dios cristiano con un dios pitagórico (y probablemente excluyó las referencias a la prodigiosa aparición de Apolonio ante sus discípulos tal como son contadas en los libros VII y VIII de la VA).

Así pues, la argumentación de Hierocles se basa en dos acusaciones: el argumento de la magia(Apolonio también hace milagros) y el evemerista (son los cristianos quienes han convertido a un ser humano, Jesús, en Cristo/dios). Estos argumentos habían sido ya usados por Celso, pero adquieren ahora una importancia especial con Hierocles, pues la Vida de Apolonio, de Filóstrato, le aporta los materiales necesarios para un desarrollo más sistemático y elaborado. Celso había opuesto a Jesús una serie de héroes o semidioses (Orígenes, Contra Celso III 26) que, a pesar de sus acciones prodigiosas, no son considerados por los paganos como dioses. Pero al afirmar la historicidad del libro de Filóstrato, Hierocles podía apoyar su argumentación sobre los relatos contenidos en él, dotando de base histórica a la exaltación del taumaturgo pagano, y poner en duda la divinidad y la supremacía de Jesús.

No podemos decir mucho más acerca de la imagen de Apolonio en Hierocles. No es solo que su obra no se haya conservado (probablemente fue convenientemente eliminada por los amigos de la cultura). Lactancio está más interesado en refutar que en citar, y Eusebio pronto pasa de criticar a Hierocles a criticar la propia Vida de Apolonio, de Filóstrato (en un inteligente procedimiento que habremos de analizar en su momento).

Lo que sí podemos constatar es que la obrita de Hierocles parece haber producido un renacimiento tanto de la fama de Apolonio como del género biográfico en general. La obra de Filóstrato parece haber tenido una versión latina al final del s. IV, efectuada por Nicómaco Flaviano, un representante de la reacción pagana en Roma.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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