Síntesis de resultados y últimas precisiones respecto a la divinización de seres humanos en la Grecia y Roma antiguas (I) (203-20)

Hoy escribe Antonio Piñero



Las formas del culto al Emperador son las usuales y normales que encuentra el lector de textos antiguos en el culto de las divinidades olímpicas: sacrificios, templos, estatuas, sacerdocio, procesiones, fiestas, juegos. No hay, pues distinción aparente a este respecto entre una divinidad de “toda la vida” y una “advenediza”.,

Los sacrificios: se hacían al emperador mismo y por el emperador (en griego ambos aspectos van siempre en dativo; por tanto, la lengua aquí es obscura e indistinguible, lo que dificulta la interpretación; hay que deducirla por el contexto). Normalmente se hacían por el emperador (es decir, en favor suyo ante los dioses olímpicos), y se pedía que por la mediación del emperador, que estaba a la altura de la divinidad, otros dioses fueran propicios al que hacía el sacrificio.

Si tales sacrificios se hacían al Emperador, solía éste ir acompañado de otras divinidades, ya olímpicas o personas divinizadas, ya muertas, de su familia, o de los anteriores soberanos. Ahora bien, como jamás se pedía ni se sacrificaba por el bienestar de los dioses olímpicos, o por los emperadores ya muertos, es claro que en la mente de la gente, que sacrificaba al emperador o en honor del emperador estando éste en vida se mantenía una diferencia estructural entre el ser vivo y mortal aunque divinizado y el ser humano fallecido, ya deificado, al igual que se percibía una enorme diferencia entre el ser humano vivo y los dioses olímpicos.

No se hacían juramentos y votos por los Emperadores vivos (por ello tampoco se les hacían ofrendas votivas en cumplimiento de los votos), pero sí por los soberanos muertos, pero juntos con otras divinidades.

Tampoco se rezaba al Emperador, como podría ser el caso hoy día en igualdad de circunstancias. Los antiguos, al parecer, rezaban menos que sacrificaban. En todo caso se rezaba a los dioses y de alguna manera se encomendaba uno a la bondad del Emperador (así lo afirma Elio Arístides, lo que es una fina distinción) ya difunto y deificado.


Cultos de misterios y culto al sobernao. Apenas se conoce algún caso que otro de misterios en torno al culto del Emperador. Sabemos que en Éfeso, en 88/89 d.C., había un culto mistérico que unía a Deméter con los theoi sebastoí = dioses de la familia del Emperador… pero ingnoramos si se incluía al emperador divinizado, que estaba aún en vida. Es posible que dada el ansia de inmortalidad y de salvación, el ejmplo de un mortal deificado como el emperador tuviera un lugar en los cultos de misterio… y que la gente deseara participar del mismo sino que el emperador deificado.

• Hubo muchas asociaciones cívicas para rendir culto al emperador, pues era común este tipo de reunión cívica de gentes que se congregaba en grupo organizado para muchas cosas (asociaciones funerarias; de culto a los Olímpicos); asociaciones gastronómicas, aunque imaginamos que no como las de hoy; asociaciones o guildas de comerciantes, etc. En concreto para el culto al emperador conocemos algunas en Egipto: sýnodos sebasté tou theou autokrátoros Kaísaros (= "Venerable asociación de culto al dios emperador césar) y en Italia: cultores Larum et imaginum Augusti (asociación de culto a los dioses lares y a las imágenes de Augusto), otros "collegia magna" ("Gran asociación en honor de...,").


Estatuas. Era el medio general preferido para el culto al emperador. Lo indica un pasaje del libro de la Sabiduría 14,17-21 (texto que ya hemos transcrito). Su importancia se deduce de los casos de Calígula y el templo de Jerusalén (la posible introducción de la imagen de este emperador en es santuario jerosolimitano casi adelanta la revolución contra Roma, como es sabido), y el caso de Domiciano que introdujo su estatua en el Artemisión de Éfeso. Ante esas estatuas se hacían ofrendas, sacrificios y libaciones. En Israel sabemos que había había estatuas del emperador en Cesarea (de Augusto + Dea Roma) y en Samaría, todo según Josefo.

Sabemos también, por la mencionada Carta 110 de Plinio, que para probar la buena ciudadanía de los cristianos, Plinio hacía traer a los cristianos ante la estatua de Trajano y ordenaba quemar incienso ante ella y hacer libaciones… (Trajano en su respuesta a la Carta dice que basta con las estatuas de los dioses…). Es muy posible que junto al culto religioso, la estatuas del Emperador q estaban por todas partes sirvieran para unificar a la población de un Imperio tan variado, pues tenían un efecto político: mantener viva la memoria del emperador ausente y lejano, pero que era un dios.


En el Apocalipsis se destaca el poder tremendo y satánico del culto al emperador por medio de sus estatuas:

“13:11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los del Cordero, mas hablaba como el dragón. 12 Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de él; y hace a la tierra y a los moradores de ella adorar la primera bestia, cuya llaga de muerte fue curada. 13 Y hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. 14 Y engaña a los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que tiene la herida de cuchillo, y vivió. 15 Y le fue dado que diese espíritu a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y hará que los que no adoraren la imagen de la bestia sean muertos”

(Dicho entre paréntesis: al parecer había técnicas antiguas para realizar trucos con las imágenes y hacerlas hablar e impresionar al público como sostiene con buenos argumentos S. J. Scherer, "Signs and Wonders in the Imperial cult"…, publicado en la revista Journal of Biblical Literature 103 (1984) pp. 599-610).


También las monedas servían como portadoras de efigies (al igual que las estatuas) que aludían claramente al estado divino del Emperador, cuando unían la imagen de éste con un dibujo de un templo o lo retratan al modo de un dios.

Templos y santuarios: En general se utilizaban las instalaciones de otros cultos para insertar en ellos una estatua del Emperador. Había a veces santuarios dedicados a ellos solos.

De la ciudad de Pérgamo se conservan datos de uno de los templos más conocidos en los el culto al soberano era muy señalado: había un "témenos" (del griego “témno”, “cortar”, un espacio “cortado” y separado del ámbito profano; de la misma raíz es un “tomo" o libro cortado y encuadernado) para el culto al emperador… existía también una asociación para promover su culto. Además, en el templo de Atenea había una estatua de Augusto, a la que se honraba. También en el gimnasio de la ciudad, y otra en el templo de Deméter.

En el 2 d.C se construyó un templo especial para Augusto, que sirvió más tarde para levantar el Trajaneum, donde recibían culto Zeus Philios y Trajano. También en el Asklepeion se ha descubierto una estatua al “dios Adriano”. Y en el gimnasio había estatuas de los emperadores ¡similares a las de los dioses.

Sacerdocio: era ante todo una función política/religiosa que servía para unir a las grandes familias con el Estado y para que éstas mostraran fidelidad al sistema político vigente. Ser el sumo sacerdote encargado del culto al Emperador en una provincia de categoría era un cargo político importante (así Apuleyo). También las mujeres podían ser sacerdotisas, no como consortes de sacerdotes, sino por derecho propio (hay inscripción que lo prueba, de Éfeso, del año 40-59 d.C.).

Fiestas: consistían en sacrificios, procesiones, comidas comunales y juegos. Se conserva de Italia (aunque fuera de Roma) un calendario de fiestas con las fechas en las que había que conmemorar una efemérides de la vida de Augusto y con las prescripción de himnos de súplica, procesión y alguna que otra vez un sacrificio.

Fiestas especiales se hacían por la visita del Emperador, lo que ocurría alguna que otra vez y en ciudades especiales. La fiesta está descrita por las fuentes: salida fuera de las murallas, recepción solemne del Emperador, entrada en la ciudad y luego en el templo que le estaba dedicado. Luego se celebraban juegos más o menos importantes-


El próximo día concluimos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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