Gonzalo Puente Ojea: una crítica radical del hecho religioso en su perspectiva histórica y antropológica (189-01)

Anthropos - Puente Ojea


Hoy escribe Antonio Piñero



Seguimos dejando en suspenso, para leve descanso de los lectores, la serie sobre la divinización de seres humanos, también en el judaísmo, que no dejaremos “colgada” sino que concluiremos oportunamente, con la presentación del homenaje a la labor intelectual durante décadas de Gonzalo Puente Ojea, Embajador de España, que cumple 85 años, a quien la revista “ANTHROPOS. Huellas del conocimiento”, número 231, 2011.

Transcribiremos algunas de las aportaciones que considero más directamente relevantes a la materia de este Blog y haremos breve alusión a las restantes. El editorial de la revista, dirigida por Ramón Gabarrós Cardona, pone como lema a este artículo introductorio el siguiente resumen, leitmotiv del número o “entradilla”, que presenta sintéticamente los intereses que han movido la actividad intelectual de Gonzalo Puente:

“La trama de una profunda investigación histórica y su novedosa aportación. La dimensión crítica de otro pensamiento y experiencia de la religión, el cristianismo y, especialmente la jerarquía católica insertada en el poder político; Jesús de Nazaret; la cultura de la Otredad como obra y mensaje; imágenes y símbolos de una subjetividad diferente; significación problemática de una auténtica existencia humana; el proyecto de una visión laica de la vida es autonomía, independencia y creatividad”.

Estas expresiones, abstractas sin duda, reflejan cuáles han sido las ideas maestras que han movido la investigación de Gonzalo Puente Ojea, desde hace más de 40 años.

El primer artículo, breve, que deseo presentarles entero, ocupa las pp. 27-31 de la Revista. Su título: “Gonzalo Puente Ojea, una semblanza intelectual”.

El autor soy yo mismo, pero debo manifestar que he utilizado las expresiones de las obras de Gonzalo Puente de modo que quede más claro su pensamiento. Este artículo es ante todo representativo de una obra en su conjunto de un autor notorio. Por tanto, es evidente que no es mi pensamiento lo que aquí se expone –aunque estoy de acuerdo con muchas de sus ideas- sino el de Gonzalo Puente.

Transcribo:


Con cierto temor y temblor me atrevo a bosquejar en las páginas que siguen una breve semblanza de la andadura intelectual de Gonzalo Puente Ojea (GPO), movido por la persuasión de que puede ser ayuda importante -a la hora de enjuiciar la obra completa de un autor denso y prolífico- el intento de penetrar en los que son posiblemente los resortes íntimos que le han impulsado a generar su obra.

Si se pudiera expresar con concisión y profundidad cuáles son esas ideas madre, generativas, se podría ayudar notablemente al lector de este número de la revista Ánthropos a penetrar en las claves principales que han impulsado a nuestro autor a crear un completo y espléndido edificio intelectual. Lo que sigue es el producto de una lectura de la obra completa de GPO, y también de muchas horas, a lo largo de años, de conversaciones densas pero distendidas acerca de los temas abordados en sus libros y de su porqué. Soy consciente de que lo que sigue es una opinión personal, y que quizás otros podrían presentar otras perspectivas.

La enciclopédica obra de Gonzalo Puente, desde sus primeros escritos en la década de los años 50 del pasado siglo hasta hoy, lleva el sello de su resuelta voluntad, en todos los niveles de su rica temática, de someter a una crítica exigente, sistemática y radical –en el sentido de su étimo, hasta la raíz- una buena parte del universo ideológico del que nos hemos alimentado, y seguimos todavía alimentándonos, en nuestro tiempo, época de considerable confusión y desorientación.

Cuando Gonzalo Puente, que se acerca ya –según él mismo manifiesta- a las últimas vueltas del camino de la vida, escribía en el Prólogo al libro La andadura del saber (2003):


“Resulta asombroso comprobar que a la postre uno ha ido dibujando, sin saberlo, un perfil de vida que confiere motivación y sentido a lo que sólo podría aparecer como una sucesión de azares o contingencias, de tal modo que la andadura fue más que el mecánico ejercicio del andar, porque en éste, y a través de éste, estaba cobrando realidad el imprevisible rumbo de una vocación que dotaba de unidad a la dispersión y diversidad de cada día”.


En efecto, en sus luminosos "Apuntes para una autobiografía" –publicados en Elogio del ateísmo (1995)- GPO recuerda una circunstancia dramática de su existencia cuando sólo contaba dos años: el fallecimiento prematuro de su padre. Aunque contó con “una madre excepcional”, GPO consigna que esa temprana orfandad


“incidió pesadamente –aunque casi siempre inadvertida- en dos rasgos significativos de mi personalidad: una precoz inclinación a la disidencia entendida como crítica radical de los valores socialmente consagrados, y una marcada tendencia al autodidactismo, en cuanto afrontamiento personal y solitario de las exigencias de interpretación y explicación del mundo en su abrumadora complejidad”.



Pero inmediatamente después de evocar este luctuoso suceso, GPO se sitúa en el contexto colectivo y ambiental de su adolescencia, apenas alcanzados los doce años, para declarar que


“una mirada retrospectiva me lleva a pensar que la espacialísima coyuntura histórica en que se fraguó el núcleo de mi personalidad jugó un papel relevante en mi orientación intelectual desde los primeros años de mi adolescencia; es decir, en mi manera de contemplar el mundo, de valorarlo, de intentar explicarlo […] El proceso iniciado en 1931 con la instauración de la II República, brutalmente interrumpido por el golpe militar de 1936 y la cruenta guerra civil, desembocó en una dictadura cruel y retrógrada que había de durar casi cuatro décadas, y que gravitó decisivamente sobre la primera maduración de mi carácter en la doble dirección de la disidencia y del autodidactismo. Recordando ahora aquel clima de hondísima disyunción política, puedo calibrar retrospectivamente la fuerte distorsión ideológica que engendró en mi conciencia juvenil la visión católico-burguesa de la sociedad española”.



Esta peculiar encrucijada histórica avivó en GPO la convicción de que la única vía de salida de estas deprimentes percepciones de la situación consistía, antes que cualquier otra cosa, en procurarse las pautas de información y análisis indispensables mediante la investigación seria y el estudio profundo de la herencia histórica y de la realidad presente de nuestro país. En el ámbito político, la injusticia social y el enfrentamiento de clases, y en el ámbito personal, el conflicto de la fe con la razón, constituyeron pronto los dos focos prioritarios de su atención en el marco de una dictadura militar con vocación teocrática.


Seguiremos el próximo día con esta "semblanza intelectual"

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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