“Lo que no fue Jesús”. Conclusiones del análisis del Evangelio de Marcos (192-09)

Anthropos - Puente Ojea


Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con el tema “El Jesús histórico según la obra de Gonzalo Puente Ojea”


Si se llega a la conclusión invencible --una vez examinado el conjunto del Evangelio de Marcos -y el resto de los evangelios canónicos--, de que Jesús profesaba una estricta fe monoteísta judía y que de ningún modo podía aceptar aquello que pudiera llevarlo a la idolatría, tal convencimiento ha de conducir al historiador a mostrarse a priori escéptico al menos, o más bien contrario, a las siguientes afirmaciones del evangelista Marcos de carácter sobrenaturalista, y por tanto imposibles de probar históricamente. Son las siguientes:


• Jesús no fue el Hijo de Dios óntico y real (Mc 1,1). Pensarlo así sería para él un acto de idolatría

• Jesús no bautizó “en el Espíritu” (Mc 1,8). En todo caso hubo unos momentos de su vida pública que bautizó, él o sus discípulos, en cierta competencia con Jesús, como afirma el Evangelio de Juan (4,1-2).

• No experimentó la teofanía del bautismo (Mc 1,9-11). Sólo queda el hecho del bautismo en sí por Juan Bautista, lo que enmarca a Jesús dentro del pensamiento judío de este último.

• No enseñó a sus discípulos que era necesario que el Hijo del Hombre (como figura mesiánica) padeciera, muriera y resucitara (Mc 8,31). Por tanto no instauró un mesianismo nuevo.

• No declaró que fuera lícito pagar el tributo al César (Mc 12,12-17). Por tanto, como otros judíos mantuvo una suerte de “insumisión fiscal”, sólo que expresada con prudencia.

• No instituyó la eucaristía (Mc 14,22s). Era imposible porque hubiera destrozado el sistema sacrificial del Templo y el sistema de expiación propio de su religión judía.

• No resucitó, ni ascendió finalmente a los cielos (Mc 16,9ss más Evangelio de Lucas). No son materia de historia, sino de pura fe.


Con otras palabras: según GPO, no vale aceptar como históricos los contenidos de estas afirmaciones marcanas aunque parezcan ir avaladas por lo que se he denominado el “criterio de disimilitud”, es decir, que la doctrina de Jesús no se deriva de premisas anteriores, en distinta de la que profesaba el judaísmo de su época y de la que mantendrán luego los seguidores de Jesús en los siglos I y II.

Y no se puede aceptar porque esas propuestas, o afirmaciones sobre Jesús del evangelista Marcos acerca de cómo era Jesús, son tan dispares y contradictorias con lo que podría pensar y sostener teológicamente un judío verdadero (y por hipótesis se parte de esta propuesta, afirmada por la historia antigua hoy casi unánimemente) que no pueden admitirse.

Por consiguiente también, según Puente Ojea, esas proposiciones del Evangelista Marcos proceden de la teología paulina y del constructo que GPO ha denominado “El Cristo celeste”, propagado por Pablo de Tarso como el producto de una revelación particular a él otorgada después de su llamada a predicar lo qu el Padre le había revelado de su Hijo (Gálatas 1).

Naturalmente la negación de estas premisas del Evangelio marcano, que hemos enumerado, tiene consecuencias enormes para la interpretación de la figura de Jesús en los evangelios que le siguen Mateo/Lucas, y también Juan:

(Ideología e historia, 163-175; Fe cristiana, 29ss; Evangelio de Marcos VII y passim; El mito de Cristo , 1ss, passim; Vivir la realidad, 306ss; La existencia histórica de Jesús, 74ss).


Seguiremos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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