Reconstrucción metódica del verdadero carácter mesiánico de Jesús (I) (192-10)

Hoy escribe Antonio Piñero


Lo que sigue va de acuerdo con el pensamiento de la obra de Gonzalo Puente Ojea. El primer tema es la comparación con la figura de Juan Bautista e inserción de Jesús dentro de su movimiento

Que Jesús fue discípulo de Juan Bautista es un bien firme adquirido por la investigación, aunque no pueda precisarse con total exactitud su relación exacta, entre otras razones porque tal relación aparece desfigurada en los Evangelios canónicos.

Sin embargo, en los evangelios se pone en duda esta realidad: Juan Bautista llega incluso a dudar si Jesús es el mesías. Esta afirmación es incomprensible para quien había visto el cielo abierto sobre Jesús y oído la voz celeste de la teofanía del bautismo. No casa una noticia con la otra.

Dice Marcos 1,9s:

“Y aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Y luego, subiendo del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre Él. 11 Y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo contentamiento”,

La duda de Juan Bautista es aprovechada por el Jesús sinóptico para hacer constar su mesianidad y eliminar las pretensiones al mismo título del Bautista.

Así Mt 11,7-14:

“Y yéndose ellos, comenzó Jesús a decir a las multitudes acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 8 ¿O qué salisteis a ver? ¿Un hombre cubierto de ropas delicadas? He aquí, los que visten ropas delicadas, en las casas de los reyes están. 9 Mas, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. 10 Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. 11 De cierto os digo: Entre los nacidos de mujer jamás se levantó otro mayor que Juan el Bautista; pero el que es menor en el reino de los cielos, mayor es que él. 12 Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. 13 Porque todos los profetas y la ley, hasta Juan profetizaron. 14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”.


Aparte de lo que pueda haber del pensamiento de Jesús en este texto, toda la situación es inverosímil.

Así pues, da toda la impresión de que en contra de la verdad histórica, Juan Bautista aparece en los evangelios en una situación inversa a lo que hubo de ser en la realidad: como el de menor importancia, el precursor, y Jesús como el superior, "el que viene, el mesías".

En consecuencia, Gonzalo Puente Ojea insiste en que dilucidar el verdadero carácter de la figura del Bautista ayuda por inferencia deductiva a la indagación del Jesús histórico, puesto que los inicios y la enseñanza de este último se enmarcan, según los evangelistas mismos, en el cuadro ideo-teológico del Bautista.

Por las indicaciones de Flavio Josefo (Antigüedades de los judíos XVIII 5,2 = # 116-119, y por el dicho recogido en Mt 11,12, sobre los violentos que conquistan el Reino se prueba que los judeocristianos consideraban revolucionario el movimiento del Bautista y veían al suyo como continuación de aquél. Leamos los textos:

1. Flavio Josefo:

“Herodes Antipas empezó a temer que la gran capacidad de Juan para persuadir a la gente podría conducir a algún tipo de revuelta, ya que la gente parecía animada a hacer cualquier cosa que él aconsejase”,


2. Mateo 11,12:

“Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.”,


Por tanto, se deduce críticamente de los Evangelios que no puede caber duda de que Juan Bautista era un mesianista radical, de tono apocalíptico, que predicaba una pronta venida de un terrible juicio divino, unido al reinado posterior de Dios en Israel, un personaje que arrastraba grandes multitudes con el consiguiente pánico de las autoridades.

Una última idea: aunque discípulo y maestro, Jesús y Juan condujeron durante algún tiempo tras su separación un ministerio paralelo pero un tanto antagónico, precisamente por la proximidad real de sus ideas, como muestran sobre todo los primeros capítulos del Cuarto Evangelio (cap. 4º sobre todo).


Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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