Rasgos que caracterizan la figura del Jesús histórico (I) (192-14)

Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con el tratamiento de las líneas maestras, esenciales, de la reconstrucción de la figura del Jesús según Gonzalo Puente Ojea. Hacemos un resumen, no un desarrollo.

A luz del resultado de

• los análisis críticos del Evangelio de Marcos, sobre todo, y de los restantes evangelios canónicos,
• de la exposición de los trazos prominentes de la figura de Juan Bautista cuya continuación Jesús representa en buena parte, sobre todo a los comienzos y
• de los rasgos característicos de la religiosidad de la comunidad primitiva de Jerusalén,

GPO se estima conducido y habilitado para sostener que la figura y misión del Jesús de la historia ha de dibujarse necesariamente con los trazos siguientes:

A.Jesús fue un pretendiente mesiánico judío que se encardina plenamente en las coordenadas sociales, religiosas y políticas del Israel del siglo I.

• Su pensamiento inicial ha de enmarcarse en lo que implica su impulso a recibir el bautismo de manos del mesianista Juan, en el discipulado y seguimiento de éste, en el inicio de su misión propia al lado de y con cierta rivalidad con Juan.

Con ello Jesús se encuadraba en una clara teología judía de la restauración del verdadero Israel, que procuraba conseguir de la misericordia de Dios, a partir de una fe inquebrantable en las promesas divinas, la instauración de su reinado en la tierra israelita por medio del arrepentimiento de corazón, de la presteza en la observación sincera y profunda de la ley de Moisés, y en una apertura y disposición absolutas a cumplir con todas las exigencias preparatorias para el advenimiento de ese reino/reinado de Dios, hasta la propia abnegación y el desprendimiento más extremos.

• Jesús llegó a convencerse, al menos hacia el final de su vida, de que él era el mesías esperado de Israel. No se sabe bien cuándo ni cómo, quizá porque las fuentes tienen en ello poco interés, pero

a) Sus discípulos lo percibieron netamente ya durante su discipulado en tierras galileas. Es implausible del todo punto -como sostienen los evangelistas a partir de Marcos- que los discípulos no entendieran que su Maestro, buen profesor y que recibían clases privadas de él, era un mesías totalmente diferente a lo que entendían las masas que lo escuchaban enfervorizadas.

b) El mismo Jesús, en el interrogatorio ante Caifás y otros altos cargos judíos y ante el tribunal de Pilato, lo reconoció así, aunque utilizando fórmulas un tanto ambiguas, pero de ningún modo abjurando o traicionando su misión dentro del marco de la religión judía.

El texto básico es Marcos 14,62-64:

Y el sumo sacerdote le preguntó de nuevo y le dijo: ”Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?” 62 Y Jesús dijo: Tú has dicho que yo lo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo entre las nubes de cielo” 63 Pero el sumo sacerdote rasgó su vestiduras y dijo: ”¿Para qué necesitamos testigos adicionales? 64 Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?”. Y todos dictaminaron en su contra que era reo de muerte.

• Aunque Jesús no fuera un hombre de armas y ciertamente no tuviera la lucha armada como núcleo de su mensaje religioso, su mesianismo asumió sustancialmente los rasgos de la tradición davídica popular, según indican textos siguientes

• Mc 10,46: (“Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí”), una tradición que no estaba exenta de connivencia al menos con el uso de las armas.

• Mt 21,15 (“Hosanna al Hijo de David!”),

• Lc 19,38 (“Bendito El que viene, el rey en nombre del Señor);


. Este mesianismo aparece intermitentemente -a veces es "material furtivo" = impuesto en contra del sesgo general del evangelista por el peso de la tradición-, en ciertos relatos evangélicos con evidentes rasgos de violencia, sobre todo:

a) en la purificación del Templo (Mc 11,15-17),

b) en el incidente de Getsemaní con la detención de Jesús nada menos que por una cohorte romana (Jn 18,3.12) y

c) en ciertos dichos del Nazareno que evocan el uso de las armas entre sus discípulos:

1) Mt 26,53: “O ¿piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y Él me daría más de doce legiones de ángeles?”


2) Lc 6,15: Llamó a sus discípulos… “Mateo y Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, y Simón el que se llama el Celota;”


3) Lc 22,49: “Y viendo los que estaban con Él lo que estaba por acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada?”


4) 23,35-38: “35 Y el pueblo estaba mirando; y también los príncipes con ellos se burlaban de Él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si Él es el Cristo, el escogido de Dios. 36 Y los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, 37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Y había también sobre Él un título escrito con letras griegas, y latinas, y hebreas: ÉSTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.”


Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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