¿Es histórica la existencia del grupo de los Doce o fue un invento de la Iglesia primitiva? (II)

Hoy escribe Fernando Bermejo

Entre los escépticos con respecto a la historicidad de los Doce discípulos, se encuentra ese grupo sui generis que es el Jesus Seminar. En el libro The Acts of Jesus, el principal portavoz del grupo, el ya fallecido Robert Funk, argumentó del siguiente modo:

“Un grupo llamado los Doce no es mencionado en el estrato más antiguo del Evangelio de dichos Q ni en el Evangelio de Tomás; aparece en el título de la Didakhé, pero no en el cuerpo de este texto; la carta de Clemente a la iglesia en Corinto escrito alrededor del 96 e.c. no menciona a los Doce, y tampoco lo hacen las cartas de Ignacio, compuestas entre 110 y 117 e.c. El apoyo para esta designación, altamente simbólica, depende del Evangelio de Marcos, una referencia en el estrato tardío de Q, y una única referencia en las cartas de Pablo. Sin embargo, Pablo no parece conocer a los Doce como un grupo real de líderes con especial autoridad. En lugar de ello, él está familiarizado con un círculo interno de “pilares”, al que se refiere en su carta a los Gálatas (2, 1-10).

Sin embargo, caben varias objeciones a este modo de razonar. Ante todo, la ausencia de los Doce de la (hipotética) Q1 (el supuesto primer estrato de Q) y del Evangelio de Tomás es un argumento de silencio, que sería convincente solo si el silencio fuera inesperado. Pero ¿por qué una colección de dichos de Jesús debería nombrar a los Doce? Si este grupo existió, Jesús habría hablado a ese grupo, no acerca de ese grupo. Por ejemplo, Q nunca nombra a Pedro, una circunstancia que no disminuye nuestra confianza en que un discípulo de ese nombre siguió a Jesús.

Respecto a la ausencia de los Doce de los otros textos citados por Funk, no parece resultar significativa, pues mucho material relevante del período pre-pascual no merece la menor mención en esos escritos. Por ejemplo, Pedro falta en la Didakhé, Pilato no es mencionado en el Evangelio de Tomás, y 1 Clemente no alude a Santiago, el hermano de Jesús. Estas circunstancias no influyen en absoluto en la probable historicidad de estas figuras.

En lo que concierne a la escasa presencia de los Doce en Pablo como indicio que apunta a su inexistencia histórica, cabe decir que este argumento ha sido utilizado por otros autores (Joseph Klausner, John Meier, etc.) para extraer conclusiones contrarias: el hecho de que los Doce es un grupo que no tuvo un papel importante en la vida de las comunidades primitivas hace menos probable que estas comunidades hubieran inventado la historia de su nombramiento por Jesús. Parece claro que un argumento que puede utilizarse de tan dispares maneras no merece mucho crédito.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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