¿Pronunció Jesús el dicho de Mt 10, 23?

Hoy escribe Fernando Bermejo

Aunque en muchas obras sobre Jesús de Nazaret se afirma que este predicador galileo del s. I no estableció un plazo preciso para el cumplimiento de sus expectativas escatológicas, lo cierto es que hay algunos pasajes en los Evangelios Canónicos que establecen tal plazo. Un caso claro es Mt 10, 23b:

“Pues en verdad os digo, no habréis acabado de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre”.



La atribución de este logion a Jesús crea serias dificultades teológicas, en la medida en que evidencia de modo especialmente claro que las expectativas escatológicas del predicador galileo eran erróneas. Era de esperar, pues, que la mayoría de exegetas negasen su proveniencia jesuánica. Y esto es precisamente lo que encontramos.

Entre las razones en contra de la historicidad cabe mencionar:

a) Carencia de atestación múltiple: Mt lo ha añadido a una sección tomada del discurso apocalíptico de Mc (13, 9-13);

b) El contexto en que se encuentra (Mt 10, 17-22, con su referencia a la persecución por judíos y gentiles), así como la primera parte del versículo (23a: “Y cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; y cuando también en esta otra os persigan, huid a otra”) levantan sospechas, pues la sección parece corresponder a las circunstancias de la misión cristiana posterior;

c) el establecimiento de un límite temporal a la llegada del Reino (resp. del hijo del hombre) es comprensible como un dicho consolatorio de profetas cristianos a misioneros cristianos perseguidos.

Al menos estas razones abogan a favor de considerar el dicho como un producto de la primera generación cristiana en Palestina, en una época anterior a la aceptación de la misión gentil. Esta es la posición de muchos autores, como R. Bultmann, J. Gnilka o John P. Meier.

Hay, sin embargo, varias consideraciones que llevan a otros autores no menos significados a considerar auténtico el dicho:

a) La limitación presupuesta del anuncio a Israel es consistente con la posición de Jesús;

b) También la promesa de una llegada próxima del hijo del hombre (o del Reino) sintoniza plenamente con su predicación;

c) Podría alegarse el criterio de dificultad, pues se trata de una profecía incumplida;

d) El dicho –incluso si se contempla de manera unitaria el v. 23– no necesita ser situado en un contexto tardío de persecución generalizada, pues hay material verosímilmente auténtico que permite inferir la existencia de rechazo de los discípulos ya en la vida de Jesús; el carácter simultáneamente promisorio y consolatorio del dicho resulta, pues, imaginable en boca de este;

e) El dicho presenta interesantes semejanzas formales y de contenido con otro material probablemente jesuánico.

En efecto, Mt 10, 23b (al igual que Mc 9, 1 y 13, 30, otros dos textos que establecen un tiempo límite a la venida del Reino) tiene una estructura literaria similar a Mc 14, 25. Tras una introducción enfática (“en verdad os digo”), sigue una promesa, predicción o profecía relativa a que algo no sucederá (doble negación enfática + futuro) antes de que el gran acontecimiento escatológico tenga lugar y sea experimentado por la(s) persona(s) que no realizará(n) la acción mencionada en la primera parte del dicho (conjunción temporal + subjuntivo).

El paralelismo es realmente llamativo, y obviamente no se limita a aspectos formales. Lo que resulta significativo es que Mc 14, 25 es considerado casi unánimemente auténtico. Ahora bien, este texto sí comporta claramente que Jesús esperó la irrupción del Reino en un futuro próximo. En esta medida, la autenticidad de Mc 14, 25 parece abogar también a favor de la autenticidad de los otros dichos, como Mt 10, 23.

La existencia de poderosas razones a favor de la proveniencia jesuánica, si bien no pueden establecer ciertamente de modo definitivo su autenticidad, hacen muy sospechosa la vehemencia y el énfasis con el que tantos autores niegan tal proveniencia. Prejuicios ideológicos parecen anidar, como tan a menudo en la exégesis, tras sus tajantes enunciados.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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