Ejemplos de helenización de los Setenta (408-09)

Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con ejemplos de la “helenización” de la versión al griego de la Biblia hebrea que, espero, interesen a los lectores porque afectan también a la comprensión del cristianismo.

Hay otros casos de traducción de los LXX que suponen una atención más cuidada, expresa y profunda a la mentalidad helénica.

• Así, por ejemplo, los traductores sustituyen el she'ôl hebreo (“el infierno”) por el Hades griego, fuertemente cargado de connotaciones mitológicas. La sustitución era fácil porque en el fondo las concepciones de uno y otro son muy similares: el sheol como depósito (en algunos casos provisional) de los “cuerpialmas” de los humanos convertidos en “humo” o “sombras”.

• Los LXX evitan también cuidadosamente el sobrenombre Sebaoth de Yahvé, totalmente judío y relacionado con el ámbito de la guerra (“dios de los ejércitos”, y lo sustituyen por “Todopoderoso” (griego pantokrátor: ausente en el Pentateuco, pero utilizado unas 200 veces en el resto de los libros) con el propósito de corroborar el poder universal del Dios verdadero.

• Cuando la Biblia hebrea trae a colación ciertos pueblos míticos (formados por personajes que superaban en ocasión a los humanos) como los nephilim, rephaim, anakim, o gibborim, los LXX vierten simplemente por “gigantes” en un esfuerzo por desmitologizar un tanto las connotaciones extrañas del texto semítico.

• Quizás haya también una pretensión filosófica cuando la versión de los LXX traduce el nombre divino 'ehyeh 'ašer 'ehyeh, “Yo soy el que soy” (Ex 3,14; es decir, divinidad sin un nombre especial, pero cuya esencia es el ser pleno), por el griego egô eimí ho ôn, “Yo soy el existente”.

• En Ex 24,10, en vez de verter “Y vieron al Dios de Israel” (lo que ofendería la trascendencia divina), los LXX traducen: “Vieron el lugar donde estaba el Dios de Israel”.

• O en Dt 10,16, donde el texto hebreo dice: “Circuncidad el prepucio de vuestro corazón y no endurezcáis más vuestra cerviz”, los LXX evitan una metáfora extraña y un tanto salvaje para los griegos vertiendo: “Circuncidad vuestra dureza de corazón (sklērokardían)...”.

• En Dt 7,16, en el contexto de las órdenes divinas de exterminio de la población cananea en territorio israelita, Moisés ordena: “Aniquilarás a todos los pueblos que Yahvé, tu Dios, te entregue...”, lo que sonaría sin duda demasiado fuerte para oídos griegos. En consonancia, los LXX vierten: “Y devorarás el botín (sk^yla) de los gentiles”, lo que es más concorde con el derecho internacional de la guerra.

• En el extraño pasaje de Gn 6,2, en el que ciertos seres superiores son denominados “hijos de Dios” (bené ’Elohim) (“y observando los ‘hijos de Dios’ que las hijas de los hombres eran bellas...”), el texto griego traduce este sintagma por “ángeles” (revisor del codex Alexan¬drinus), lo que está más de acuerdo con la mentalidad de los ilustrados griegos.

• Para el autor del Salmo 29,1, hebreo, los “hijos de Elohim” han de tributar a Yahvé gloria y poder; en algunos mss de los LXX estos 'hijos' se transforman igualmente en “ángeles”.

Seguiremos con la enumeración y clasificación de estos ejemplso que son interesantes.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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