El ministerio de Juan Bautista según Marvin Harris (412-10)

Hoy escribe Antonio Piñero

Deseo concluir en una serie de postales mi comentario a las ideas del libro de M. Harris, que iniciamos ya hace días. Nos ocupábamos de la figura de Juan Bautista

Opina Harris que Juan Bautista reproduce la pauta de los oráculos de los profetas del desierto, conocidos a los lectores de la Biblia. Los gobernantes tenían memoria de que algunos de estos predicadores habían supuesto alteraciones de orden público, como sabemos. Pues bien, en el primer instante en el que el gobernador más cercano al Bautista, el etnarca de Galilea, Herodes Antipas, tuvo el primer síntoma de miedo ante un posible movimiento desbocado de masas, mandó detener al Bautista.

Sin embargo, está ausente de los Evangelios toda motivación política. Y del mismo modo, la escena de Marcos del degollamiento de Juan Bautista presenta a un Herodes que –a la vez que mata al posible adversario— lo admiraba y sentía pena de matarlo.

Estoy de acuerdo con Harris que el ocultamiento de los motivos políticos, indirectos, sin duda, pero existentes en la proclamación del Juicio por parte del Bautista, pertenece al sesgo o "tendenci" del Evangelio de Marcos y del de sus sucesores. Si hay que defender que el mesianismo de Jesús fue totalmente pacífico, debe ocultarse:

A) Que Jesús estuvo durante meses, probablemente con el Bautista, escuchando sus doctrinas y empapándose de ideas escatológicas

B) Era preciso ocultar también los motivos de orden público que levaron a Antipas a asesinar al Bautista y hacer hincapié sólo en los motivos morales. Esta falta de motivación política y el remordimiento de Herodes Antipas por quitar de en medio al Bautista están fuera de lugar.

M. Harris entiende que uno de los núcleos de la predicación del Bautista era “una pura amenaza militar-mesiánica”: (p. 160)

“Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. 11 Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.12 En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga” (Mt 3,10-12).

En realidad este oráculo de Juan Bautista no aparecía de inmediato relacionado con los “celotas” de la época, es decir los “bandidos” guerrilleros que acosaban a los romanos en pequeñas escaramuzas con fines ante todo religioso-políticos. Si es así, ¿por qué, pues, este oscuro oráculo sobre “El más fuerte” atraía a las masas?

Porque entre esas masas flotaba la idea de que “El mas fuerte” podría ser sólo una doble figura: o bien Dios; o bien el representante terreno de la divinidad, encargado de la operación militar de limpiar la tierra de Israel de impurezas antes de la venida del Juicio…; y después del Juicio, sólo los que hubieran resistido ese ataque del “Más Fuerte” entrarían en el Reino. Y, además, las masas sabía que tanto Antipas como sus herodianos no estaban en disposición de resistir al "Más Fuerte".

La solución estaba en las manos de Antipas: matar al mensajero para que las turbas no se encandilaran con estas promesas tan peligrosas.

En líneas generales esta concepción de M. Harris me parece que se corresponde bastante bien con lo que debía de sentirse entre las muchedumbres que escuchaban al Bautista. Y entre ellas estaba Jesús.

Toca preguntarse si es posible saber cómo podían imaginarse al “Mas Fuerte” de un modo más concreto. Seguiremos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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