Sobre la Última Cena. El nuevo papiro de Manchester, una "serpiente de otoño" (528)

Hoy escribe Antonio Piñero

Publica la página de Religiondigital, de 2 de septiembre, en la sección propia de la Redacción, una noticia muy interesante sobre el descubrimiento de un nuevo papiro griego de Egipto de finales del siglo VI o comienzos del VII d.C., en la Universidad de Manchester, que ha editado y traducido la conocida papiróloga Roberta Mazza, italiana, que trabaja en esa Universidad.

Entresaco las afirmaciones –que la Redacción ha tomado de noticias exteriores y de las que en el fondo no son responsables sino más bien transmisores (la traducción española del inglés, utilizada como base, es muy deficiente)-- que me parecen de interés para nuestros lectores:

• Según el mencionado artículo el texto del papiro dice lo siguiente:

"Temed (erróneamente se ha escrito “temer”) todos a quien reinará sobre la tierra. Que las naciones y los pueblos sepan que Cristo es nuestro Dios. Porque él habló y ellos comenzaron a ser, él mandó y ellos fueron creados; él puso todo bajo nuestros pies y nos libró de la voluntad de nuestros enemigos. Nuestro Dios preparó una mesa en el desierto sagrado y dio maná de comer para un nuevo pacto: el cuerpo inmortal del Señor y la sangre que Cristo derramó por nosotros en la remisión de los pecados".

• El texto es una combinación original de pasajes bíblicos, en concreto del Salmo 78, 23-24 y Mateo 26, 28-30.

• Este papiro contiene la referencia más antigua a la Eucaristía.

• El texto muestra que los cristianos usaban amuletos, como los antiguos egipcios, para protegerse.

• La historia nos demuestra que Jesús instituyó la celebración de su memoria en el pan y el vino la noche del Jueves Santo en la Última Cena.

• El hallazgo arroja nueva luz sobre el cristianismo primitivo

• El documento se elabora sólo 300 años después de que el emperador romano Constantino se convirtiera a la religión cristiana

• Los cristianos reemplazaron las oraciones a los dioses egipcios y greco-romanos con extractos de la Biblia

• Algunas palabras de la cita bíblica están mal escritas y otras están en el orden equivocado. Esto sugiere que él estaba escribiendo de memoria en lugar de copiar un texto.

• El conocimiento de la Biblia estaba más arraigado en el Egipto del siglo VI d.C. de lo que se creía.

Sin ánimo de exhaustividad (supongo que otros estudiosos harán observaciones más amplias y quizás más acertadas), me atrevo a sugerir los siguientes comentarios:

1. Después de leer el texto del papiro (no pongo en duda la exactitud de la versión ya que no tengo una fotografía clara del pairo completo) sostener que es la “la referencia más antigua a la Eucaristía” me parece una temeridad salvo que se concrete algo así como “en este tipo de papiros”, o “en la cristiandad popular de Egipto” o algo parecido.

Que yo sepa, la referencia más antigua a la Última Cena es 1 Corintios 11,23-26, escrito en e año 58 d.C. probablemente. Luego sigue el Evangelio de Marcos cap. 14 y Mateo, cap. 26 y Lucas, cap. 23. Después vienen en orden más o menos cronológico las referencias indirectas en el cap. 6 del Evangelio de Juan y las menciones a la fracción del pan en el libro de los Hechos de los apóstoles. Una mención antiquísima (¿¿hacia el 110??) a la Eucaristía se halla en la Didaché o “Doctrina de los XII Apóstoles”. Y luego basta con mirar en el índice de materias de la edición en la B.A. C. de los Padres apostólicos y Apologetas de Daniel Ruiz Bueno para asombrarse. A la verdad no sé cómo se puede escribir eso y quedarse tan tranquilo.

2. “La historia nos demuestra que Jesús instituyó la celebración de su memoria en el pan y el vino la noche del Jueves Santo en la Última Cena”.

Desgraciadamente la “historia” no nos demuestra nada. He sostenido muchas veces que la primera mención a la Eucaristía en 1 Cor 11,23-26 no es una tradición de la iglesia de Jerusalén o antioquena, sino un interpretación de Pablo de la Última Cena (una cena de despedida, no pascual) a partir de una visión personal de Jesús por parte del Apóstol. Que esa interpretación va dirigida a los corintios y que luego se generaliza por medio de los Evangelistas, discípulos de Pablo, me parece elemental. He escrito en este Blog largo y tendido sobre ello, y el tema aparecerá de nuevo en la “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino” Trotta, Madrid primer trimestre 2015).

Que me parece absolutamente imposible que Jesús se presente como mesías judío un domingo de ramos y el jueves instituya a eucaristía tal como se entiende ahora el jueves siguiente, una institución de culto, expiatoria de los pecados, que rompe absolutamente todo el sistema de expiación judía del Templo y que incorpora un rompimiento místico del tabú judío de la ingestión de sangre. Es absolutamente imposible.

Finalmente, en mi obra “La verdadera historia de la pasión”, EDAF, Madrid 2010, he mostrado, que no demostrado, porque no es posible, que lo más probable es que la Semana santa no fuera una semana, sino acciones transcurridas durante unos seis meses, luego comprimidas literariamente por un autor desconocido y genial --al que copiaron los evangelistas en su relato de la pasión-- siguiendo las normas de unidad de acción, lugar y tiempo (aristotélicas).

3. Que el texto muestra que los cristianos usaban amuletos, como los antiguos egipcios, para protegerse es algo común, archisabido y aceptado por todos los historiadores del mundo cristiano antiguo. Y, además, el que los judíos de la época eran un pueblo muy supersticioso y que utilizaba en extremo ritos mágicos, etc., también es archisabido De ello hay muchas muestras en papiros mágicos de la época y muy anteriores (consultar “Papiros del helenismo mágico” = Papyri Graecae Magicae) = Introducción, traducción y notas José Luis Calvo Martínez y María Dolores Sánchez Romero (1987) = Textos de magia en papiros griegos. Reimpresión 2004. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1235-2.

4. El hallazgo arroja nueva luz sobre el cristianismo primitivo: Ciertamente arroja cierta luz sobre el estado del conocimiento de la Biblia entre los cristianos de lengua griega de Egipto de los siglos VI y VII, que debían de ser de la clase social superior…, pero arroja muy poca luz en general, puesto que todo lo que nos puede decir el papiro lo sabíamos antes.

Igualmente la mezcla del Salmo 78, 23ss y Mt 26,23s, es decir la consideración cristiana del maná como tipo de la comida celeste que trae el Mesías, y que con el tiempo será su propio cuero y sangre, es tan antiguo en el cristianismo como el Evangelio de Juan en su capítulo VI, y antes en Pablo mismo en 1 Cor 10. Por tanto, tampoco ninguna novedad, así como la creencia de que el pan y el vino son el cuerpo y a sangre del mesías que está dicho por Pablo en 1 Cor 11, 23ss. ¡Todo archisabido de nuevo!

Sin duda será cierto, si lo sostienen los papirólogos, que se trata del primer papiro mágico que hace la combinación maná = eucaristía, etc. Pero, en sí, el concepto teológico estaba ya architrillado en la teología de la época. E posible también que el portador del amuleto pensara en que la comunión con el cuerpo y la sangre del Mesías, a la que se alude en el papiro/amuleto fuera una buena defensa contra los males.., pero ese concepto pertenece ya a la “misteriosofía” de Pablo, e incluso está sugerido en el texto de 1 Corintios mismo donde el Apóstol dice que muchos, por no ingerir la eucaristía correctamente, enferman e incluso mueren. Todo conocido.

5. Que los cristianos reemplazaron las oraciones a los dioses egipcios y greco-romanos con extractos de la Biblia es algo también igualmente tan archisabido y elemental, que ni siquiera merece la pena casi ni consignarlo. Sabemos perfectamente la sustitución de ritos, fiestas y costumbres paganas por otras rebautizadas como cristiana desde el momento en el que el cristianismo se convirtió en una religión asentada en el Imperio
Pero que eso ocurriera precisamente porque Constantino se hiciera cristiano es absolutamente falso desde el punto de vista de la historia. Hoy día se sostiene por el común de los estudiosos que ni siquiera el famoso Edicto de Milán del 311 o 312 fue un hecho real, tal cual, es decir, como declaración expresa por parte de Constantino del cristianismo como religión permitida (que no la única religión del Imperio, como dice mucha gente, algo que ocurrió tan solo con Teodosio I el Grande hacia el 381), sino una interpretación cristiana posterior. Se sabe que Constantino jamás se hizo cristiano, ni siquiera en le lecho de muerte. Consúltese, por favor, Pepa Castillo, “Año 312, Constantino, Emperador, no cristiano”, Editorial Laberinto (Colección “Año decisivos de la historia”) 2010.

Me temo, pues que estamos aquí ante otra “serpiente”, esta vez de otoño. Pero, pensándolo bien, quizás no sea una mala cosa, porque suscita la atención de las gentes sobre el fenómeno cristiano.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
Www.antoniopinero.com
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