La "abominación de la desolación". “Compartir” (217) de 15 de julio de 2016. Preguntas y respuestas

Escribe Antonio Piñero


Pregunta:

Me gustaría preguntarle por la Abominación Desoladora de 2 Tesalonicenses. Si la carta no es paulina me gustaría saber que quería decir el autor con que el hombre de iniquidad se sentaría en el Templo de Dios, diciendo ser Dios, si el Templo ya no existía.

Segundo, me gustaría saber para cuándo tendremos la nueva Biblia de San Millán y si en su desarrollo participan autores confesionales además de agnósticos. Muchas gracias por todo y un abrazo profesor.


RESPUESTA:


Usted se refiere probablemente al inicio del capítulo segundo de 2 Tesalonicenses donde propiamente no habla de “la abominación desoladora”, sino del anticristo y el que lo retiene para que no obre la maldad. He aquí el texto:

2 1 Os rogamos, hermanos, acerca de la venida de nuestro Señor Jesús el Mesías y de nuestra reunión con él, 2 que no os mováis tan a la ligera de vuestro pensamiento, ni os alarméis ni por un espíritu, ni por una palabra, ni por una carta presuntamente nuestra, como si estuviera inminente el día del Señor.

3 Que nadie os engañe de ninguna manera, porque antes vendrá la apostasía y se manifestará el hombre inicuo, el hijo de la perdición, 4 el adversario que se rebela contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, hasta el punto de residir en el templo de Dios, mostrándose como si fuera Dios. 5 ¿No recordáis que cuando todavía estaba con vosotros, os decía estas cosas?

6 Ahora conocéis también qué es lo que lo retiene para que pueda manifestarse a su debido tiempo. 7 Pues ya está activo el misterio de la iniquidad. Sólo hace falta que el que lo retiene sea quitado de en medio. 8 Entonces se manifestará el impío, a quien el señor [Jesús] matará con el aliento de su boca y aniquilará con la majestad de su venida; 9 la venida del impío se realiza por la actuación de Satanás con todo su poder, con signos y prodigios falsos, 10 con toda clase de engaños inicuos destinados para los que han de perecer, porque no han aceptado el amor de la verdad en orden a su salvación. 11 Por eso, Dios les envía un engaño poderoso para que crean en la mentira, 12 y sean condenados todos los que no han creído en la verdad, sino que se han asentido a la injusticia.

Como ve, no sale en absoluto ese sintagma, que solo aparece en Mc 13,14, “14 Y cuando veáis «la abominación devastadora» erigida donde no debe –quien lea entienda– entonces los de Judea huyan a las montañas” y que se refiere a una profanación del Templo en la época del autor del Evangelio de la que no sabemos decir qué fue exactamente y que le comentaré luego.

El texto de 2 Tesalonicenses es ciertamente una posible referencia a Daniel 11,31: «De él surgirán tropas que profanarán el santuario, la fortaleza, abolirán el sacrificio perpetuo y establecerán la abominación desoladora».

Este pasaje es evocado también en Mateo 24,15. De este texto no se puede deducir que en el tiempo de su redacción el templo estuviese todavía en pie. El templo en general había pasado a ser una categoría espiritual (Efesios 2,21; 1 Corintios 6,19). También el templo de Jerusalén era objeto de uso metafórico. Un tratado entero del Talmud, Middot, describe en presente las dimensiones de un templo que ya no existía. Por tanto, no es dificultad alguna que el autor de 2 Tesalonicenses, discípulo de Pablo y probablemente judeocristiano utilizara el Templo como dimensión espiritual sin que existiera ya realmente.

Y El texto de Marcos 13,14, puede comentarse así aludiendo también al pasaje de 2 Tes que es posterior al del Evangelio:

la expresión abominación desoladora (o devastadora) está tomada de la versión de los Setenta de Daniel 9,27; 11,31 y 12,11 (también en 1 Mac 1,54) y significa una profanación del templo. En ese libro de Daniel significa la imagen sobre el altar del templo de la divinidad cananea Baal de los cielos, que para los judíos era totalmente idólatra pues equivalía al Zeus olímpico, erigida por Antíoco IV Epífanes hacia el 168 a.e.c., que originó –entre otras cosas– la rebelión macabea. Posteriormente pudo entenderse como el intento de Calígula de erigir su propia imagen, y la Zeus Olímpico, dentro del templo de Jerusalén en los años 39-40, que fracasó gracias a su muerte, asesinado, en el 41.

En tiempos cercanos a la composición de Marcos, esa abominación debía de ser una persona, porque bajo la versión española, erigida, se halla un participio griego en masculino singular, hestekóta. No sabemos a quién se refiere, pero las especulaciones de los exegetas van desde el ejército romano asediador, personificado, hasta figuras más o menos conocidas, como la consagración como sumo sacerdote de un personaje, un tal Fanías, no apto para el cargo durante la guerra contra Roma, hasta una figura anónima, desconocida, el anticristo, al estilo de la que se menciona en 2 Tes 2,8-12. La aparición de este anticristo es ya la antesala del tiempo final.

Respeto a su segunda pregunta: la nueva Biblia de San Millán va por partes. Por ahora lo que se va a publicar el año que viene, 2017 es solo el Nuevo Testamento . Está terminando, pero en fase de corrección: “pulido y abrillantado” en todos los aspectos.

No intervienen más que autores independientes, no confesionales. Y en la parte de interpretación de los textos y la redacción de notas y aclaraciones solo somos tres: Fernando Bermejo, José Montserrat y yo. De la corrección del español (todo. Desde puntos y comas hasta la utilización del vocabulario y el estilo) se encarga el catedrático de Filología Hispánica, de la Universidad de la Rioja, Claudio García Turza y su equipo. La editorial es Trotta, de Madrid.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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