La infancia de Jesús. Revisión crítica (XIII). Jesús como “Hijo de David” según Pablo de Tarso. Tercera parte (662)

Escribe Antonio Piñero

La historia es una “ciencia”, pero no igual en su concepto a las ciencias empíricas, ya que estas tratan de cosas empíricas, que son descritas e investigadas en sus cualidades y características. La historia (antigua) es ciencia en sentido análogo, ya que no puede realizar experimentos de cosas observables y repetibles, pero sí en el sentido de que emplea instrumentos científicos del análisis, comparación, deducción o inferencia, uso de hipótesis explicativas de los datos extraídos del análisis, etc. La historia (antigua) solo trabaja con textos lo más cercanos posible a los hechos que describe, textos a los que examina críticamente, o bien con textos arqueológicos o numismáticos.

Respecto al pensamiento de Pablo sobre la naturaleza del mesías, como "Hijo de David y a la vez divino, léanse, por favor, el conjunto de textos que presento a continuación. Con una advertencia: considero totalmente errónea metodológicamente la idea de Carlos Gil Albiol de que un punto de partida insoslayable para entender (¿?) a Pablo es admitir que es “su pensamiento de es incoherente y contradictorio”. Esta idea es inasumible. ¿Cómo puede pensarse metodológicamente que un individuo incoherente y contradictorio tuviera tantos discípulos en vida y... después de su muerto? ¿Puede tener alumnos contentos y seguidores un docente universitario, por ejemplo, que hoy dice una cosa y mañana la contraria? A la semana los alumnos y seguidores denunciarían que está loco y lo abandonarían.


Lo importante es leer los textos intentando hacerlo con la mente de un judío y un judeocristiano del siglo I y allá donde haya incoherencias aparentes proponer una hipótesis explicativa que aclare en los posibles los datos disponibles. Así pues, toca reflexionar sobre los textos.

1. Jesús como mero ser humano

• Acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne, 4 constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad a partir de su resurrección de entre los muertos, Jesucristo Señor nuestro (Rom 1,3-4).

• Pero, cuando llegó la plenitud de los tiempos, envió Dios a su hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, 5 para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación (Gál 4,4-5)


A. No hay más que un Dios. Solo hay un Dios, el Dios de Jesús. Subordinacionismo

• Cómo os convertisteis a Dios desde los ídolos para servir a un Dios vivo y verdadero, 10 y esperar a su Hijo desde los cielos, al que él resucitó de entre los muertos, Jesús, el que nos salva de la cólera venidera (1 Tes 1,9-10).

• Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro y del Señor Jesucristo (1 Cor 1,3).

• Pero para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros (1 Cor 8,6).

• Y cuando hayan sido sometidas a él (el Hijo) todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá al que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todo (1 Cor 15,28).

• Para que en el nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, sobre la tierra y en los abismos, 11 y toda lengua confiese que Señor es Jesús Cristo para gloria de Dios Padre (Flp 2,11).

• Bendito sea el Dios y Padre del señor nuestro Jesús Cristo, el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, 4 el que nos consuela en toda tribulación nuestra para que podamos nosotros consolar a los que están en toda tribulación por el consuelo con el que nosotros mismos somos consolados por Dios (2 Cor 1,3-4).

• El Dios y Padre del Señor Jesús sabe que no miento; ¡Bendito sea por todos los siglos! (2 Cor 11,31).

• Y cuando hayan sido sometidas a él todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá al que ha sometido a él todas las cosas, para que sea todo en todo (1 Cor 15, 28).

B. Jesús es intercesor celestial ante una entidad superior, Dios Padre


• Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros (Rom 8,34).



C. Es Dios quien lo exalta


• Por ello Dios lo exaltó y le concedió graciosamente el nombre que está sobre todo nombre. 10 Para que en el nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, sobre la tierra y en los abismos, 11 y toda lengua confiese que Señor es Jesús Cristo para gloria de Dios Padre (Flp 2,9-11).



D. Es Dios quien lo resucita


• Cómo os convertisteis a Dios desde los ídolos para servir a un Dios vivo y verdadero, 10 y esperar a su hijo desde los cielos, al que él resucitó de entre los muertos, Jesús, el que nos salva de la cólera venidera (1 Tes 1,9-10) = en Gál 1,1; 2 Cor 4,14; 1 Cor 6,14; Rom 4,24, etc.


2. El Mesías como preexistente

• Todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo (1 Cor 10,4).

• A los santificados en Cristo Jesús, llamados, santos, con todos los que invocan en todo lugar el nombre de nuestro Señor Jesucristo (1 Cor 1,2).

• Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. 12 No hay distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el Señor de todos, que enriquece a todos los que le invocan. 13 “Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará” (Jl 2,32). 14 Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique? (Rom 10,9.12.14; aquí el Señor es Jesús indudablemente por los vv. 9 y 14).

• Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden (griego eks hoû) todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual (griego di’ hoû) somos nosotros (1 Cor 8,6).

• Y si todavía nuestro evangelio está velado, lo está entre los que se pierden, 4 para los incrédulos, cuyos pensamientos cegó el dios de este mundo para que no les brille la luz del evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios (2 Cor 4,3-4).

• Tened entre vosotros los mismos pensamientos que en Cristo Jesús: 6El cual, existiendo en forma de Dios, no consideró rapiña ser igual a Dios. 7Sino que se anonadó a sí mismo tomando forma de esclavo… (Flp 2,5-7).

• Y así está escrito: Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el último Adán, espíritu que da vida. 46 Mas no es lo espiritual lo primero, sino lo natural; luego, lo espiritual. 47 El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo hombre viene del cielo. 48 Como el terreno, así son los terrenos; como el celeste, así serán los celestes. 49 Y como hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celeste llegando a ser en semejanza de hombres (1 Cor 15,45-49).

• Pues lo que era imposible a la Ley, en cuanto que estaba debilitada por la carne, Dios, tras enviar a su propio Hijo en semejanza de la carne pecadora y por el pecado, condenó al pecado en la carne, 4 para que la justicia de la Ley se cumpla en nosotros que caminamos no según la carne, sino según el espíritu (Rom 8,3-4).

• Y si todavía nuestro evangelio está velado, lo está entre los que se pierden, 4 para los incrédulos, cuyos pensamientos cegó el dios de este mundo para que no les brille la luz del evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios (2 Cor 4,3-4).

Seguimos mañana

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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