La infancia de Jesús. Revisión crítica (XVI). Jesús como “Hijo de David”. Segunda parte: Lucas y Juan (666)

Escribe Antonio Piñero

En Lucas encontramos dificultades parecidas: hay 75 nombres además de Dios y Jesús. La genealogía está a la inversa y el propósito teológico no parece resaltar el davidismo de Jesús, sino que el mesías se una a Adán y este con Dios, por tanto que el mesías es universal, no solo para los judíos (esta idea es muy paulina).

De Abrahán hasta Adán los nombres están tomados de la Biblia griega. Y lo sabemos porque en Lucas parece Cainán, en 3,36, que no se encuentra en el texto hebreo. Esta parte de la genealogía coincide con la de Mateo. Naturalmente, para los judíos de nacimiento en Israel (para muchos judíos de la Diáspora la versión de los LXX estaba también inspirado por Dios) una genealogía formada con elementos de la Biblia griega carecía de valor.

Desde David abajo (aquí, como sabemos, en orden inverso) la genealogía no parte de su hijo Salomón, como en Mateo, sino de otro hijo llamado Natán (3,36). Como es lógico, esta diferencia es insalvable. A partir de aquí la lista en nada se parece a la Mateo, salvo en Salatiel y Zorobabel.

Desde Jesús hasta Abrahán Lucas tiene 56 generaciones, mientras que Mateo presenta 40, como vimos.

En síntesis: genealogías de Mateo y Lucas inconciliables entre sí. La genealogía de Lucas ha nacido en suelo totalmente griego y la de Mateo en suelo judeocristiano: ¿israelita? O quizás más bien en suelo sirio (de lengua igualmente aramea) en opinión de muchos estudiosos.

Otras dificultades de las genealogías:

1. La diferencia de generaciones entre Lucas y Mateo por el aumento de nombres por parte de Lucas supone una diferencia de unos 400 años.

2. Las dos generaciones suponen que el padre de Jesús es José. Pero el abuelo es distinto: en Mateo es Jacob (1,15-16); pero en Lucas es Helí (3,23).

Los estudiosos aferrados a la verdad de la Escritura defienden la veracidad básica de estas genealogías con argumentos de dudoso valor. Los principales son en síntesis los siguientes.

• Las diferencias se deben a que las genealogías tiene en cuenta la ley del levirato (véase Deuteronomio 25, 5-10 y la denominada trampa saducea en Mc 18,27. Pero la respuesta es clara: las genealogías podrían tener en cuenta esa ley (y deberían mencionarla y no lo hacen). Pero es extraño e inverosímil que entre David y José siempre hubo casos de levirato menos en dos ocasiones (los nombrados Salatiel y Zorobabel) en las que los nombres coinciden con padres naturales según la Biblia hebrea.

• Las genealogías proceden de recuerdos de los parientes de Jesús… aunque se acepta que no procede de archivos estrictos. La respuesta es clara: siguen siendo muy diferentes. Y no se puede prestar atención histórica a semejantes divergencias.

• La genealogía de Mateo es la de José; la de Lucas es la María. La respuesta es clara: No parece cierto este argumento porque también Lucas, como Mateo ponen su interés en el padre de Jesús no en la madre? Las dos hablan del José como padre de Jesús de algún modo. Incluso la de Lucas lo afirma 3,23: “Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años, y era según se creía hijo de José, hijo de Helí”; las genealogía judías de la época se fijan todas en los padres y no en las madres, que interesan menos. Y lo mismo en 1,16- 27:

“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.”

Y 2,4: “Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David”.

La tradición posterior de los copistas cayó en la cuenta de estos problemas de credibilidad y sometió el texto de Mateo y Lucas a diversos retoques. Solo un par de ejemplos citados ya desde Ch. Guignebert en 1933: el texto mismo de Mateo en la actualidad es probablemente un retoque. Epifanio de Salamina afirma en el siglo IV que había herejes, Cerinto o Carpócrates, que se apoyaban en una genealogía de Mateo que afirmaba que el padre de Jesús era José (“era hijo de José y de María). Sin embargo, en el texto actual leemos en 1,16: “Y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo”. Es un arreglo clarísimo. Y en el Evangelio de Lucas en 3,23 el texto que leemos parece exactamente un arreglo de este tipo “Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años, y era según se creía hijo de José, hijo de Helí”.

En síntesis, si contrastamos las dos genealogías arribamos a la conclusión ya anunciada: nada tienen que ver con la historia. Lo que importa no es la cuestión histórica, sino apoyar la condición mesiánica de Jesús que en las dos genealogías pasa por David. Y esta noción procede de la creencia de que Jesús era el mesías y que se debía convencer de ello también a los judíos. Las genealogías en sí aniquilan el propósito de la concepción y nacimiento virginales. Hay que confesar que es difícil creer que los evangelistas no cayeran en la cuenta, y quizás tuvieran en mente una respuesta teológica análoga, no igual, a la de Pablo que une nacimiento de Jesús por vía normal con entidad divina de Jesús después de la resurrección (o en el bautismo como presupone Marcos). Pero si así fuere, nosotros no lo sabemos ni ninguno de los evangelistas, mateo y Lucas lo indica.

En tiempos de Pablo la tendencia a creer que Jesús es descendiente carnal de David es ya firme (Rom 1,4; pero a Pablo no le importa porque no cree, sino que no le conviene por sus ideas judías, el nacimiento virginal; en Pablo la divinización de Jesús es por adopción y apoteosis).

En el resto del Evangelio de Lucas en lo que se refiere a la parentela de Jesús no hay la menor indicación de que creyeran en la ascendencia davídica de Jesús.

Hemos sostenido ya que el nacimiento virginal es incluso posterior y de otra mano en el capítulo 1 de Mateo (dudoso en Lucas). Luego la concepción virginal por parte de María es una creencia muy tardía de la “tradición evangélica”.

Evangelio de Juan:

En cuanto al Cuarto Evangelio, “Juan” conoce que la gente cree que Jesús es hijo de David Jn 7,40-42, pero lo niega ¿? (y se supone que también la comunidad que está detrás del Evangelio):

“Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había sido glorificado. 40 Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían: «Este es verdaderamente el profeta.» 41 Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? 42 ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?». 43 Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él.”

La opinión de Juan se ve muy bien en la discusión de Jesús con los fariseos de Jn 8,12:

“Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.» 13 Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale.» 14 Jesús les respondió: «Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio vale, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy”.

El Jesús johánico tenía aquí la excelente oportunidad de manifestar: “Yo soy el hijo de David”. Pero no lo hace.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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