Los manuscritos del Mar Muerto. Pablo de Tarso y los Manuscritos del Mar Muerto. Algunas preguntas y respuestas (VI) (911)




Escribe Antonio Piñero


Las cartas de Pablo han recibido también una luz nueva con los descubrimientos de los manuscritos del Mar Muerto. Concep¬ciones centrales y aparentemente novedosas en la teología paulina tienen sorprendentes paralelos en textos de los manuscritos qumránicos. Las principales similitudes o concomitancias son las siguientes:


1) El acento en la casi irremisible situación de pecado del ser humano, esa "criatura de barro, en pecado desde el seno materno y en iniquidad culpable hasta la vejez" es muy parecido en Pablo y en los Manuscritos. Compárese:


1QH Col XII = 4,29 30. 33 35: “Qué es la carne comparada con esto (el poder divino) … está en pecado desde el seno materno”; “Mi corazón se ha fundido como cera ante el fuego… pues he recordado mis culpas… por mi pecado he sido excluido de tu alianza”


1QH Col. IX = 1,21 23: “Estas cosas las sé por tu conocimiento, pues abriste mis oídos a misterios maravillosos, aunque soy criatura de arcilla… espíritu de error, extraviado sin conocimiento…”,


Rom 5,6-8: el ser humano es impío casi por naturaleza, pecador, enemigo de Dios; 7,5: “, cuando estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas, excitadas por la ley, obraban en nuestros miembros, a fin de que produjéramos frutos de muerte”.


2) El tema de la nueva creación (Gal 6,14 15; 2 Cor 5,14 17; 1QH 3,19 23 y 1QH 11, 9 14), es decir, el fin de un mundo periclitado o del hombre viejo,


Gal 6,14-15: “En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo! Porque nada cuenta ni la circuncisión, ni la incircuncisión, sino la creación nueva.


2 Cor 5,14 17: “Porque el amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por tanto murieron. 15 Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 16 Así que, en adelante, ya no conocemos a nadie según la carne. Y si conocimos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así. 17 Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo.


1QH Col. XI = 3,19 23: “Te doy gracias, Señor, porque has salvado mi vida de la fosa… a una altura eterna, para que marche a una llanura sin fronteras. Y sé que hay esperanza para quien tú has modelado de la arcilla para ser comunidad eterna…”


1QH Col. XIX = 11, 9 14: “Por tu gloria has purificado al hombre del pecado para que se santifique para ti, para que ocupe su puesto en tu presencia… para renovarlo con todo lo que existirá y con los que conocen en una comunidad (nueva) de júbilo…”


Y la constitución de un hombre nuevo gracias a la nueva alianza (cf. CD 20,12; 1QS 4,22; 2 Cor 3,6) instaurada por la muerte de Jesús;


2 Cor 3,6: “Dios nos capacitó para ser ministros de una nueva Alianza, no de la letra, sino del Espíritu. Pues la letra mata mas el Espíritu da vida”.


1QS 4 ,22: “Los rectos entenderán el conocimiento del Altísimo … pues a ellos los ha escogido Dios para una alianza eterna…”


3) La comunidad de fieles como un templo de Dios ([Col 2,7]; 1QS 8,4 10 y 4QpIsd), en el que los fieles son los "santos" (1QS 5,13; CD 20,2; Rom 1,7) "entre los que conviven los ángeles" (1Cor 11,10; 1QM 7,4 6);


4) Hay un cierto dualismo ético (propio de la moral humana) y cosmoló¬gico (batalla cósmica entre el Bien y el Mal) en Qumrán similar al que observamos en Pablo y en el IV Evangelio: existencia de luz y tinieblas; guía del príncipe de la luz = Miguel y del de las tinieblas: Satanás (el tema es muy general en Qumrán y en Pablo, por lo que no podemos ofrecer textos). En Pablo especialmente la “carne” mala parece personificada en Pablo como si fuera un principio cósmico. No sabemos si es una mera metáfora, o algo que el Apóstol creía realmente. Más probable es lo primero. En ello se notaría una cierta influencia del platonismo vulgarizado en su distinción radical idea/espíritu = bueno, real; materia /carne = mala, mero reflejo del mundo superior; por tanto, imperfecto, por ser reflejo. El culpable de todo lo malo de la carne es el Pecado como se indica en Rom 7,18-20: “Pues sé que nada bueno habita en mí, es decir, en mi carne, lo bueno; en efecto, querer el bien está junto a mí, mas el obrarlo, no: 19 pues no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero. 20 Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí”.


5) En especial, el teologuema central paulino de la justificación por la fe (Gal 3,6-9.11.14; Rom 4; 1QS 11,14; 1QH 4,30ss).


1QS 11,14: “Me juzgará en la justicia de su verdad y en Lucas abundancia de su bondad, expiará por siempre todos mis pecados; en su justicia me purificará de la impureza como ser humano”


1QH Col. XII = 4,30-37: “Pero yo sé que no pertenece la justicia al hombre… Al Dios Altísimo pertenecen todas las obras de justicia… pues me he apoyado en tus ternuras y en la abundancia de tus misericordias. Porque tú expías el pecado y purificas al hombre de su culpa por tu justicia”.


Tanto Pablo como el Maestro justo qumranita confían en la "justicia de Dios", gracias a la cual el ser humano recibe una justificación que nunca podría alcanzar por sí mismo. Leemos en el himno que cierra la Regla de la Comunidad: "En cuanto a mí, en Dios está mi juicio, en su mano está la perfección de mi camino... y por sus justicias borra mi pecado" (1QS 11,2 3). Las similitudes de este y otros textos, so¬bre todo de los Himnos, con la teología paulina de la justi¬fica¬ción son evidentes y han sido señaladas hasta la saciedad.


Sin duda alguna, los manuscritos del Mar Muerto nos han he¬cho ver que las líneas teológicas de Pablo, las del Maestro de Justicia y la de la Regla de la Comunidad se entrecruzan. Exis¬ten, sin duda, entre Pablo y Qumrán diferencias de terminología e incluso de concepción en este tema de la justificación por la fe (especialmente en la incardinación de esa justificación en la cristología por parte del Apóstol), pero ello no impide constatar que la coincidencia en lo sustancial es sorprendente. La origi¬nalidad de Pablo en este tema crucial no es, pues, tan grande como hasta el descubrimiento de los manuscritos se había pensado.


De todos modos, los textos qumránicos y sus llamativas ana¬logías con doctrinas paulinas no nos impiden seguir man¬teniendo que el pensamiento del Apóstol se halla también en sorprendente contacto con la atmósfera gnóstica, que debía ser relativamente general en el Mediterráneo oriental en el s. I d.C., y con las concepciones y vocabulario de las religiones mistéricas del Helenismo. En efecto, el concepto de la salvación en Pablo no es reductible a la teología del Antiguo Testamento, de la literatura judía helenís¬tica o de los escritos de Qumrán. Esta concepción puede resumirse así: 1. Condición moral de la humanidad desesperada y sin remedio; 2. Descenso de un salvador divino a un cuerpo humano; 3. Muerte violenta, en cruz, del salvador divino; 4. Resurrección y confirmación de la divinidad e inmortalidad del salvador crucificado; 5. Expiación vicaria de los pecados de la humanidad efectuada por la muerte del salvador. Esta expiación se hace efectiva en aquellos que tienen fe en el significado y eficacia de esa muerte redentora; 6. Promesa de resurrección e inmortalidad para los creyentes en el salvador". Dentro de estos puntos la investigación considera centrales: a) la figura de un hijo de Dios, que padece, muere y resucita; junto con b) el envío a la tierra, encarnado, de un ser preexistente que actúa como salvador.



El famoso pasaje de 2 Cor 6,14 17 es probablemente un meteorito esenio incrustado de algún modo misterioso en esa carta paulina compuesta de diversos fragmentos de cartas variadas:


“¡No os unzáis en yugo desigual con los infieles! Pues ¿qué relación hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué unión entre la luz y las tinieblas? 15 ¿Qué armonía entre Cristo y Beliar? ¿Qué participación entre el fiel y el infiel? 16 ¿Qué conformidad entre el santuario de Dios y el de los ídolos? Porque nosotros somos santuario de Dios vivo, como dijo Dios: «Habitaré en medio de ellos y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 17 Por tanto, salid de entre ellos y apartaos, dice el Señor. No toquéis cosa impura, y yo os acogeré»”.



Capítulo aparte merece la Epístola a los efesios, que no es genuina, sino de una de sus discípulos que presupone Lucas existencia de Colosenses y que de algún modo comenta. Es ésta entre las cartas atribuidas a Pablo la que presenta un sabor semítico más intenso en lengua y estilo. Algunas expresiones y conceptos como el "misterio" de la Iglesia (Ef 1,9; 3,3.4.9; 5,32; 6,19) y la "ciudadanía de los santos" (Ef 2,19) son sor¬prendentemente afines a la mentalidad de algunos textos de Qumrán (cf. 1QpHab 7,4; 1QS 11,7 8). Se han señalado también los nota¬bles puntos de contacto entre Ef 5,5 11 y diversos textos de Qumrán: 1QHa 11,21-22; 1QS 5,10-11; 1QS 3,20; 1QS5,3-4; 1QS 2,7 (véase J. Trebolle, "Los textos de Qumrán y el Nuevo Testa¬mento", en García Martínez, F. Trebolle J., Los hombres de Qumrán, Trotta, Madrid, 1993, pp. 252s.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
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