“¿Evangelios eliminados por la Iglesia?”. Otra lección de historia de Rodney Stark (942)



Escribe Antonio Piñero


Sigo comentando los más que interesantes capítulos del libro de Rodney Stark, “Falso Testimonio. Denuncia de siglos de historia anticatólica” (Sal Terrae 2017). Y me restrinjo a los afectan a mi campo de trabajo. El capítulo 2º tiene como título “Evangelio eliminados”. No se refiere el autor a la pugna intraeclesiástica que condujo a la formación del canon de libros sagrados cristianos, que se produjo en su núcleo entre el 150-170. Y lo sabemos porque en la obra de Ireneo de Lyón, “Contra las Herejías, compuesta hacia el 170-180, el núcleo de ese canon está perfectamente formado, sino a la pugna de la Gran Iglesia ya constituida, que durante el siglo III eliminó positivamente otros evangelios que –según la hipótesis– eran mucho más auténticos y verdaderos que los cuatro evangelios seleccionados por la Iglesia, a saber, Mateo, Marcos, Lucas y Juan.


No entra Stark a discutir que –una vez fijado el canon– la Gran Iglesia sí eliminó aquellos evangelios de sectas cristianas que no pertenecían al grupo general (por ejemplo, El Evangelio de los ebionitas, de los nazarenos, de los hebreos, el de los Doce Apóstoles, etc.), cuyos restos escasos tienen Ustedes en mi edición de “Todos los Evangelios”, Edaf, Madrid, 2010), ni tampoco entra Stark en la manipulación que sufrieron otros Evangelios apócrifos, como el del Pseudo Tomás, filósofo israelita, y otros, que fueron más o menos reducidos a la ortodoxia a lo largo del siglo IV sobre todo. Stark se refiere en concreto a los evangelios gnósticos, descubiertos en 1945 en Nag Hammadi (cerca de Luxor) en Egipto, y cuyos títulos son: Evangelio de Tomás gnóstico, Evangelio de la Verdad, Libro secreto de Juan, a los que se han añadido otros –no descubiertos en ese enclave, sino en los alrededores y en otros momentos–, como el Evangelio de María (Papiro Berolinense 8504, o el Evangelio de Judas, publicado en 2006.


La edición española de todos estos textos las tiene el lector en los tres volúmenes, publicados por Trotta, Madrid, desde el 2009, más o menos, y que van por la quinta edición. Han sido editados por Fr. García Bazán, José Montserrat y por mí mismo. A este propósito diría que el traductor español de la obra de Stark podría haber hecho una buena acción científica no traduciendo del inglés los textos citados por Stark, sino yendo a la edición española (vertida directamente del copto) y copiando las traducciones.


Lo que señala Stark como muy negativo y falaz es la tesis propagada por Marvin Meyer, Burton M. Mack, Elaine Pagels y Karen King, Robert Funk, y otros, que consta de los siguientes asertos:


A. Esos evangelios son “exactamente tan valiosos, o incluso más valiosos que los textos evangélico que encontramos en el Nuevo Testamento”;


B. “El cristianismo promocionado o evidenciado por esos evangelios representaban en muchos lugares la forma predomínate del cristianismo”;


C. Consecuentemente que “el cristianismo convencional es un fraude”;


D. Gracias a estos evangelios se nos ha descubierto la verdad: “no es ya creíble pensar en Jesús como en un ser divino (…) y que hacerlo es infra racional e infra ético; que Jesús no resucitó de entere los muertos más que de un modo metafórico”. De esto sí se deduce con toda claridad que Jesús no fue un apocalíptico, ni un sedicioso, ni nada de eso, sino un sublime maestro de sabiduría.


E. Hay que celebrar el descubrimiento de la existencia en los primeros siglos de un cristianismo alternativo como el puesto de manifiesto por estos evangelios gnósticos.


F. Estoé evangelios positivamente suprimidos resultan más gratificantes que los que hoy forman el Nuevo Testamento. En especial es de destacar la relevancia e importancia del Evangelio de Tomás gnóstico. Este escrito “es una fuente más auténtica de los dichos de Jesús que el de los cuatro evangelios oficiales del Nuevo Testamento”.


G. Hay que lanzarse a la “búsqueda del auténtico Jesús hoy olvidado” (por culpa de las decisiones sobre todo de los Padres de la primera Gran Iglesia, quienes los atacaron, los eliminaron y los sepultaron en el olvido porque no les interesaban sus doctrinas.


H. Sobre todo el Evangelio de María “presenta el argumento más directo y convincente de toda la literatura cristiana primitiva en favor del liderazgo de las mujeres en la Iglesia.


I. Y por último, respecto al Evangelio de Judas, hay que tener en cuenta que “Judas no habría sido quien traicionó a Cristo, como hemos leído en el Nuevo Testamento, sino el más fiel de los apóstoles, el hombre a quien Jesús había confiado los misterios del Reino, desconocidos para el resto de los discípulos, y que Judas solo cumplió el encargo de Jesús, a saber entregarlo a las autoridades para que así pudiera cumplir con el sacrificio de la cruz y salvar a la humanidad.


Estas son fielmente reproducidas las tesis expuestas por estos comentaristas.


A ello responde Stark, y yo mismo, que soy el editor general español de estos evangelios gnósticos, que todos estos argumentos parten de unos supuestos que –en opinión de los expertos de hoy, en absoluto católicos la mayoría de ellos– son erróneos; suponen una intelección apresurada del contenido de esos evangelios; suponen erróneamente que los Padres de la Iglesia, que conocían estos evangelios, como Ireneo de Lyón e Hipólito de Roma, los citaron mal a propósito para denigrarlos y quitarlos de la circulación porque al representar una imagen verdadera de Jesús… no interesaban…


Respecto a esto último y a todo en general: no se crean ni una sola de estas tesis, porque no se sostienen científicamente.


Podemos sostener al contrario, lo siguiente:


Pasada la euforia, y contrastados los pasajes citados por los Padres y los que hemos recuperado de Nag Hammadi, resulta que las citas hechas por los Padres no estaban tergiversadas… ¡eran exactas! Si criticaron esos evangelios fue por otros motivos


Y otras razones:


· La imagen e intelección del Evangelio de Judas que presentan Pagels, King y otros, es errónea. Hoy todos los intérpretes sostienen que Judas no sale bien parado en ese Evangelio. Ni siquiera se salva por haber recibido revelaciones especiales, sino que al entregar a Jesús comete el peor de los actos posibles: continuar con el horrible sistema sacrificial de los judíos… un sacrificio con sangre, no espiritual.


· Los Evangelios gnósticos son tan fantasiosos como los evangelios apócrifos corrientes. Y para leyendas…, ya tenemos bastantes.


· El gnosticismo jamás fue la forma predomínate del cristianismo. La gnosis estaba reservada a una élite. Los gnósticos despreciaban a la mayoría de los cristianos vulgares, a la Gran Iglesia en general, porque sus miembros, los cristianos corrientes, no habían recibido revelaciones especiales como ellos… no eran dignos. Los gnósticos formaban sectas más o menos secretas… no eran el cristianismo general ni mucho menos, y estaban como grupúsculos dentro de grupos cristianos especialmente paulinos y johánicos.


· Que el cristianismo convencional es un fraude es una cosa de fe. Depende de cómo opinemos de la tradición evangélica… pero desde luego la tradición gnóstica del Evangelio de Tomas o de Felipe no es más aceptable históricamente. Es mucho más legendaria aún, como he sostenido.


· Presentar a Jesús como un simple maestro de sabiduría es conceder árbitramente razón a una serie de pasajes de los evangelios canónicos y a otros no…, por razones no de crítica histórica, sino porque el Jesús gnóstico es a priori un personaje atractivo, místico etéreo, celestial, más allá de lo real, trascendente, que naturalmente no tiene nada que ver con este mundo. Presentar como sabiduría lo esotérico, lo intimo, lo ideal, nada tiene que ver con lo histórico, sino con los deseos de los propios investigadores que desean un cristianismo menos jerárquico e individual, más libre y más íntimo. Pero así no era el Jesús de la historia. Posemos asegurarlo con certeza


· El Evangelio de Tomás no es la fuente auténtica de los dichos de Jesús. Hay una inmensa discusión entre los estudiosos sobre si se trata de un evangelio independiente de los Sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) o bien si se inspira en ellos y los “espiritualiza”. Más bien parece esto último. No hay ni una sola razón absolutamente constriñente de que el Evangelio de Tomás sea totalmente independiente de los evangelios anteriores, salvo en algunos dichos de Jesús. Por ejemplo, el dicho 82: “Dijo Jesús: «Quien está cerca de mí está cerca del fuego. Y quien está lejos de mí está lejos del Reino»”. Y este dicho lo entendemos bien gracias a otros dichos evangélicos, conocidos por todos, que hablan de que Jesús no “vino a traer paz a la tierra, sino fuego y qué otra cosa quiero sino que arda” (Lc 12,49), que representan no a un Jesús celestial, sino a uno implicado totalmente en la política del Israel del momento, un Jesús antirromano y predicador de un reino de Dios terrenal, en Israel en el que no tienen cabida los romanos y que será instaurado por Dios por medio de sus ángeles, expulsando a los romanos de Israel.


· El liderazgo de las mujeres en la Iglesia, sobre todo en los círculos paulinos del principio era evidente. Pero he explicado ya varias veces, sobre todo en mi libro “Jesús y las mujeres”(Trotta, 2ª edición de 2014), que el paso de un liderazgo femenino a otro masculino en la Gran Iglesia no fue cosa de un complot masculina para despojar a las mujeres, sino un paso sociológico de la iglesia doméstica, pequeña, ámbito del poder de las mujeres, a grupos mayores, compuestos de más gente, que ya no se reunían en casas particulares, sino en locales sociales… en público, y por tanto, en el mundo friego o romano ese ámbito público era el reino de los varones. No hubo compló alguno, sino mera transformación sociológica.


· Y respecto al valor /valía y estimación de las mueres en el sistema gnóstico no hay que pensar en otros textos además de lo que dice alguno de ellos en el mismo Evangelio de Tomás gnóstico. Por ejemplo, léase el dicho 114: “Simón Pedro les dijo: «Que María salga de entre nosotros, pues las mujeres no son dignas de la vida»”. Jesús dijo: «He aquí que yo la empujaré a que se haga varón, para que llegue a ser también un espíritu viviente semejante a nosotros, los varones; pues toda mujer que se haga varón entrará en el Reino de los cielos»”.


O léase el Evangelio de los egipcios (no el de Nag Hammadi), sino el “normal”, el cual no habla nada bien de las mujeres ni del sexo, ni del matrimonio, ni de nada parecido. He aquí los fragmentos, que no suelen citar Elaine Pgels ni Karen King. He aquí los fragmentos que recojo en “Todos los Evangelios”:


“A Salomé que preguntaba: “¿Hasta cuándo dominará la muerte?”. El Señor respondió: “Mientras vosotras las mujeres engendréis”. Y ello, no porque la vida sea mala o la creación perversa, sino demostrando lo que sucede naturalmente. Pues la corrupción sigue siempre a la generación (citado por Clemente de Alejandría, Strom III 6; PG 8 1149A-B).


2. El Salvador en persona dijo: “He venido a disolver las obras de la mujer. De la mujer, o sea, de la concupiscencia; sus obras, la generación y la corrupción” (Id., Ibíd., III 9; PG 8, 1165B).


3. De ahí que, al tratar el discurso sobre la consumación, dice Salomé con toda razón: “¿Hasta cuándo los hombres seguirán muriendo?”. El Señor responde con toda razón: “Mientras que las mujeres engendren”… (Id., Ibíd., III 9; PG 8, 1165C-1168A).


4. Dice Salomé: “Hice bien al no engendrar”… el Señor replica diciendo: “Come toda clase de hierba, pero la que es amarga no la comas” (Id., Ibíd., III 9; PG 8, 1168C-P).


5. Cuando quiso informarse Salomé acerca del tiempo en que sucederán las cosas que había preguntado, dijo el Señor: “Cuando pisoteéis el vestido del pudor, y cuando las dos cosas se hagan una sola, y cuando el varón con la hembra no sean ni varón ni hembra” (Id., Ibíd., III 13; PG 8, 1192D-1193A)”.


· Que todo el “asunto” de María Magdalena y Jesús es un puro cuento chino (a mí me daría igual si fuese al revés); que el cacareado fragmento de “Jesús y su esposa”, publicitado a bombo y platillo por Karen King resultó falso (lo comuniqué en mi Blog al instante, nada más publicarse)…


Y, por último, y quiñas lo más importante, destacado convenientemente por R. Stark: que el sistema filosófico y cosmológico en el que sitúan a Jesús de Nazaret los escritos gnósticos, nada tiene que ver con el cristianismo, ya que es el mundo / cosmología del diálogo Timeo, de Platón, donde el Demiurgo, el dios secundario que crea el mundo, es un dios falso y tonto, que no sabe ni siquiera que encima de él está el verdadero Dios, el súper Trascendente… y ese –Demiurgo tonto creó el mundo sin saber en realidad lo que hacía. A este respecto, no hay más que consulta mi resumen de las ideas principales de la gnosis, en el libro “Cristianismos derrotados” (Madrid Edaf, 2009), para enterarse de qué cosmología se trata y de cómo el Jesús que encaja dentro de ella tiene poco que ver con el Jesús histórico y con el cristianismo.


Pero si se empeñan ciertos estudiosos en que ese es el verdadero y atractivo Jesús histórico… allá ellas (Pagels y King) y ellos (M. Mayer) y otros…


En fin y en conclusión: que toda esa historia de los evangelios gnósticos, verdaderos, fiables, atractivos, históricos, el auténtico cristianismo… y bla, bla bla…, me parece que no resiste la crítica histórica que se practica por otros pagos, a la que le da igual una cosa que otra, pero que defiende las hipótesis más plausibles.


Y con esos mimbres tan discutibles se ha compuesto una historia anticristiana y por ende anticatólica que no resiste la menor ojeada crítica.



Saludos cordiales de Antonio Piñero
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