Cómo se elabora el mito de un Jesús de Nazaret como pura construcción literaria. Preguntas y respuestas “rescatadas del olvido” (XIV) (1-4-2018) (989)




Escribe Antonio Piñero

Pregunta:

¿Puede Usted aclararme, según los negadores de la existencia de Jesús, ¿cómo pudo ser el proceso de construcción del mito “Jesús”, según ellos?

Respuesta:

A tenor de lo que puede leerse en los libros ya clásicos sobre la inexistencia de Jesús (que los tiene Usted recogidos en el libro colectivo, editado por mí, “Existió Jesús realmente? El Jesús de la historia a debate, de la editorial Raíces, Madrid, 2010) fue más o menos lo siguiente:
Al principio, un fanático toma de la atmósfera religiosa ya existente en Israel la figura de una divinidad mítica, un salvador como tantos otros, por ejemplo un presunto mesías llamado Josué/Jesús, al que rendían veneración diversos judíos. Luego se proclama como mesías divino, añadiendo el milagro de que ha muerto y resucitado, y se consigue reunir una serie de adoradores. Posteriormente, alguno de éstos (representados literariamente por los escritores evangélicos en nuestro caso) intentan de modo progresivo dar cuerpo humano al mito, otorgándole artificial y legendariamente rasgos cada vez más concretos y atractivos, tomándolos de diversos personajes históricos. A la vez se le añaden atributos de divinidades anteriores, solares sobre todo. Al final de este proceso surge la figura de Jesús de Nazaret…, que en realidad es puramente literaria.

En contra de este proceso, que me parece fantasioso, he formulado una serie de preguntas, que son, entre otras, las siguientes:

Si el Dios de Jesús es el Dios de Israel, tal como aparece en los evangelios, ¿para qué inventar una divinidad nueva, Jesús, a la que por otra parte ocultaban de todas la maneras posibles en los evangelios? Y si Jesús era como un aspecto de Yahvé, totalmente inventado, ¿por qué no aparece más claro en los evangelios?

Los mitistas afirman que los cristianos hicieron del cristianismo una nueva religión de misterios, cuyo dios es Jesús, cuyo culto ofrecía la salvación; pero ¿cómo ese dios de un culto de misterios muere en pleno día, en un proceso público y a mano de los romanos?

Y si se trata de inventar el culto a un dios nuevo, ¿por qué construir los evangelios con tantas lagunas, incoherencias, y contradicciones entre sí? ¿No podían haber construido un dios mejor elaborado? Si Jesús era una divinidad construida de nueva planta, ¿para qué darle hermanos y hermanas como dice Mc 6,3? ¿Por qué pintan a su familia afirmando que Jesús está fuera de sí (Mc 3,21). ¿Por qué presentar a un Jesús que se enfada y se encoleriza como cualquier ser humano y en algún caso, como en el evangelio de Marcos (1,41. 43), después de haber curado a un individuo? ¿Para qué presentar a ese Jesús en el evangelio de Lucas afligido por su muerte (sudor de sangre en Getsemaní: Lc 22,44) o en el evangelio de Juan 11,35 como un ser humano que llora porque se ha muerto su amigo Lázaro? ¿Por qué si es una divinidad que viene a traer la salvación se le hace decir que desconoce el día y la hora en la cual va realizarse esa salvación? (Mc 13,32).¿Por qué este mismo Marcos lo dibuja en el momento de su muerte como un hombre desesperado que se lamenta “Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado”, justo en ese momento en el que se está cumpliendo el maravilloso instante de su sacrificio voluntario (Evangelio de Juan) en la cruz que es la redención del mundo (Mc 15,34?)?

En resumen, si Jesús fuera un puro invento literario de los primeros escritores cristianos, siguiendo el modelo de una divinidad de salvación de la época, como supone la tesis de que Jesús “no existió realmente”, no habría habido problema alguno: tendríamos una narración sin sobresaltos ni problemas teológicos, los evangelios habrían sido muy diferentes.

Estos y otros razonamientos aparecerán dentro de muy poco en un libro, que será anunciado convenientemente y que llevará probablemente el título “Aproximación al Jesús histórico”.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Volver arriba