Historia literaria del Antiguo Testamento

Un tipo de introducción diferente a la Biblia hebrea

Historia literaria del AT
Escribe Antonio Piñero

Tenemos en castellano dos importantes ayudas para leer y comprender el Antiguo Testamento publicadas por la editorial Trotta, que se complementan entre sí muy bien. La primera es de 2014, “Historia de la literatura hebrea y judía”, obra de 24 especialistas dirigida por Guadalupe Seijas; volumen muy amplio (970 pp.) que abarca incuso hasta la literatura yidish moderna. Y hay otra, aparecida en 2018, con el título “Historia literaria del Antiguo Testamento. Una Introducción”, de Konrad Schmid, profesor de Antiguo Testamento en la Universidad de Zurich (bien traducida por José María Ábrego). Esta última obra es breve, 340 pp., incluidos índice y bibliografía. ISBN: 978-84-9879-744-2.

De la primera di cuenta hace tiempo, el 12-12-2014, en este medio, y en lo que respecta al material  que aborda la segunda obra (el estricto Antiguo Testamento) contiene capítulos que ayudan mucho (desde el principio hasta la sección 8ª), inclusive el último, que trata de la formación del canon del Antiguo Testamento (hasta la p. 208; la obra primera completa tiene 38 secciones).

Ahora quiero fijar mi atención en la segunda obra, la de K. Schmidt, porque –aunque se trata de una historia de la literatura– aborda el mismo material que las primeras secciones de la primera mencionada –como he indicado– añade al principio interesantes ideas desde el punto de vista del método de estudio de la Biblia hebrea y de la historia de la investigación.

Que se publiquen libros sobre el Antiguo Testamento me parece necesario, porque incluso para los  lectores cultivados, sobre todo los de cierta edad, es un tema que ha quedado relegado a un segundo plano de interés. Y no digamos nada entre lectores jóvenes, que ya no han recibido enseñanza al respecto, en la escuela o colegio: la denominada “Historia Sagrada” quedó eliminada. Ahora los personajes del Antiguo Testamento les suenan a estos jóvenes casi lo mismo que a un japonés.

Esto lo he dicho alguna vez más. Sin embargo, la Biblia hebrea forma parte activa del canon de libros sagrados del cristianismo, profesado por la inmensa mayoría de occidentales, aunque sea solo culturalmente. En realidad, la historia del cristianismo triunfante (desde el 70 cd en adelante), el paulino, hizo poco caso al Antiguo Testamento, incluso ya desde la época de los evangelistas. Ciertamente la Biblia hebrea era su única Escritura; pero los cristianos la utilizaban sobre todo para probar la verdad de lo que ya sabían de antemano sobre Jesús como mesías. La Biblia hebrea era para ellos más bien un conjunto de textos-prueba, probatorios de que con Jesús había llegado la plenitud de los tiempos. Pero no era una guía de vida, pues para eso tenían ya la “Ley del Mesías” (Gálatas 6,2).

El libro de K. Schmid plantea la consideración de los libros del Antiguo Testamento desde una perspectiva histórico-crítica; por tanto, no es simplemente una introducción a cada libro, que le da una fecha de composición, habla algo del posible autor y de las tradiciones que recoge, y hace un resumen de su contenido. Es más: plantea cómo se ha ido desarrollando en la historia el contenido de los libros veterotestamentarios y de las relaciones internas que hay entre ellos; lo cual ayuda muchísmo a la comprensión.

Como señalé arriba, me parece interesante el resumen de la historia de la investigación del Antiguo Testamento, investigación desarrollada sobre todo por estudiosos alemanes, como ha ocurrido en el Nuevo Testamento, en el siglo XIX y XX. Esa historia nos proporciona una visión de los avances que supusieron poco a poco una perspectiva de consenso sobre la génesis y el contenido de los diversos géneros literarios de la Biblia (leyes; narraciones históricas; plegarias; sabiduría popular y técnico-teológica; profecías, etc.) y luego de los libros en concreto.

La trama de la historia literaria de los libros del Antiguo Testamento es desarrollada por el autor en tres niveles. El primero es el histórico (etapas históricas en la que se componen los libros de la Biblia hebrea: preasiria [sumeria y acadia] - asiria- babilónica - persa- griega helenística). El segundo es el nivel de los diversos ámbitos literarios o géneros, que acabamos de enumerar, y sólo en último lugar se tratan brevemente las obras concretas del Antiguo Testamento y su posición dentro de la historia literaria.

Me parece importante también la insistencia del autor en la idea de que las obras literarias no se entienden bien si no se atiende rigurosamente al contexto exterior de ellas, y en segundo lugar a su relación intrínseca con el conjunto del corpus de obras del que forman parte. Esta consideración del contexto y de las relaciones internas de las obras de la Biblia vale –entre otras cosas– para que el intérprete de hoy, o el predicador, no diga realmente tonterías (desde un punto de vista científico e histórico) cuando trata de aplicar al siglo XXI lo que dicen los autores de un pasado tan remoto. Ahora bien, el autor advierte que su obra no se atiene solo a dilucidar para el lector de hoy el  presunto significado estrictamente original de los textos, sino su recepción/interpretación  por otros autores del corpus bíblico hasta que este se cierra con la formación del canon. Eso quiere decir que hay que atender tanto al sentido original como al que le dieron los autores bíblicos posteriores… hasta el cierre del canon.

Esto es importante de nuevo. Pongo un ejemplo: en el Génesis y Éxodo se recogen leyendas muy antiguas, ciertamente. Quizás las de Abrahán proceden de los siglos XVIII o un poco posteriores antes de la era cristiana. Pero no importa al lector de la Biblia lo que podrían haber significado en aquellos remotos momentos, sino lo que significaron para los autores bíblicos que las recibieron e interpretaron muchos siglos después hasta el cierre del corpus bíblico. Así, tiene importancia cómo se pueden ordenar obras, contenidos y significados por tradiciones; de este modo se aúnan los significados previos y las relaciones con otras tradiciones de la Biblia hebrea.

Y otra observación a propósito del valor de enfocar como literatura, y su historia, los libros del Antiguo Testamento: que nadie piense que, a la hora de hacer valoraciones teológicas, inevitables, del ideario bíblico antiguo, esta disciplina histórica (la historia literaria) va a adoptar una metodología especial, una especie de hermenéutica sacra, ya que los textos de los trata son considerados sagrados. No es así. Al igual que lo que he proclamado tantas veces respecto al Nuevo Testamento, los libros y tradiciones, etc., de la Biblia hebrea serán escrutados por la historia literaria del mismo modo que cualquier otro texto de la Antigüedad. No se aplica a los libros bíblicos el criterio de una presunta verdad teológica previa, o la idea de que están inspirados por la divinidad, idea recibida por la tradición eclesiástica de siglos, sino la metodología corriente y moliente de la historia antigua. Ni más ni menos. Pero aseguro al lector que los descubrimientos de sentido/significado serán por ello más apasionantes, y serán más objetivos.

Por último, y aparte del servicio proporcionado al informar sobre los libros de la Biblia hebrea de un modo breve e introductorio, este libro de K. Schmid tiene al final una breve historia de la formación del canon veterotestamentario que me parece muy sugerente: efectúa una distinción entre Escritura, concepto muy antiguo, y canon, mucho más moderno; informa sobre cómo se puso por escrito toda la literatura de la Biblia hebrea en el arco de la historia, y cómo y por qué se fue desarrollando el proceso de formar un “pensamiento conjunto” con una cierta coherencia interna, de un conjunto que hoy denominamos “canon” del Antiguo Testamento.

La bibliografía de un libro, que en sí apenas tiene 270 pp. de texto, es muy amplia: abarca la pp. 279-332. El lector que esté interesado en aspectos que se tratan fugazmente en esta “Introducción” tiene abundantes indicaciones de dónde puede informarse. Pero, como siempre, casi nada en lengua española.

En síntesis, el libro de Konrad Schmid es breve, aparentemente sencillo, pero muy lleno de ideas. A mí me ha parecido un interesante complemento al libro dirigido por la Dra. Seijas que mencioné al principio. Y bienvenido porque no hay demasiados libros sobre el Antiguo Testamento.

Saludos cordiales de Antonio Piñero

http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html

Volver arriba