La fecha de la muerte de Jesús (I)



Parece claro hoy día por el sentir medio de la investigación histórica sobre los Evangelios y en concreto sobre los últimos momentos de la vida de Jesús que el relato de su pasión no puede considerarse absolutamente histórico. Por eso es prácticamente imposible asignar una fecha exacta a la muerte de Jesús, Sin embargo es posible escoger entre un par de ellas que parecen probables.

Voy a exponer mi opinión al respecto en dos momentos:

1. Explicar las razones de por qué hay que ser pruedente y escéptico respecto a los resultados en esta cuestión (Primera entrega).

2. Exponer la opinión que me parece más probable (Segunda entrega)

Expongo, pues, hoy brevemente las razones que llevan a esta conclusión y nos incitan a un cierto escepticismo:


1. No quedan actas ningunas de los dos procesos, judío y romano, contra Jesús.

2. Es muy inverosímil la acumulación, o compresión de acontecimientos, en un espacio tan breve de tiempo: apenas una semana tal como lo cuentan los Evangelios para un buen monto de hechos y enseñanzas de Jesús (véase más abajo la cronología de los evangelistas).

3. La historia de la pasión está empedrada de alusiones y citas a textos del Antiguo Testamento considerados profecías mesiánicas al menos por los cristianos: en total unos 80/90 pasajes de la Escritura judía aparecen citados o aludidos claramente en la Historia del Pasión. Este notable monto de acciones y dichos de Jesús hace al menos sospechar que algunos eventos:

• Hayan sido acomodados para que cumplan con el esquema mental “promesa (Antiguo Testamento) / cumplimiento (Jesús)”.
• Hayan sido creados expresamente a partir de algunos de esos textos de las Escrituras considerados mesiánico-proféticos.

4. Hay claros signos de dramatización, o teatralización en general, por parte de los evangelistas de relatos que se pueden razonablemente suponer que eran al principio mucho más simples.

5. La historia de la Pasión contiene detalles que chocan con el derecho romano de la época.

6. Y sobre todo: la historia sinóptica de la Pasión –con sus dos procesos, judío y romano-transcurre en una fecha absolutamente inverosímil: todo ello tiene lugar nada menos que en el día de la fiesta más solemne del judaísmo, la Pascua.

7. La existencia de episodios claramente legendarios en la Historia de la Pasión.

8. Es muy probable que la primitiva Historia de la Pasión fuera guiada por motivos litúrgicos, es decir, que este relato tuviera un primer y fundamental “contexto vital”, en los oficios litúrgicos de los cristianos primitivos y en la predicación.

9. Es también muy posible la hipótesis de que la historia de la Pasión sea la compresión literaria en una semana, buscando la unidad de “tiempo, acción y lugar”, de eventos que duraron bastante más tiempo, pues algunos textos del relato de la Pasión contienen indicios de que las acciones narradas pudieron ocurrir en un momento diferente a la escasa semana previa al 14/15 de Nisán

A. El episodio de la entrada en Jerusalén y las palmas con las que los asistentes acogen a Jesús, que apunta a septiembre, a la Fiesta de los Tabernáculos, a la que asistió Jesús según el EvJn 7,1-52

B. El episodio –al día siguiente de la entrada triunfal- en el que Jesús busca algo de comer entre los hojas de una higuera (Mc 11, 12-14). Este episodio, so pena de tener a Jesús por un imprudente que desconocía lo más elemental de la vida del campo, es muy improbable en marzo/abril, que no es época de higos, y sí probable en septiembre

C. La reunión del Sanedrín en la que se toma la decisión de condenar a muerte a Jesús es colocado por el Evangelio de Juan unas cuantas semanas antes –no se puede precisar más- antes de la semana de Pasión (Jn 12).

D. La acción de Jesús contra el Templo y su “purificación”, narradas por el Evangelio de Juan al principio y no al final del ministerio público de Jesús (Jn 2, 13-22), indica al menos que la fecha de estos acontecimientos no era absolutamente segura.

Estas cuatro últimas consideraciones, unidas al argumento de la posible compresión de un número casi imposible de eventos ocurridos en breve espacio de tiempo y de la tendencia a la dramatización en las narraciones evangélicas de estos días trágicos, nos parece que hacen plausible una entrada de Jesús en Jerusalén no una semana antes de la Pasión, sino en la fiesta de los Tabernáculos.

No es posible aquí un desarrollo conveniente de este argumento, que ha de dejarse necesariamente para un espacio más amplio que lo permitido por nuestro blog. Pero basten estos apuntes y las consideraciones (1. a 9) arriba expuestas para adoptar respecto a la cuestión de la fecha de la muerte de Jesús una postura de reserva y de cierto escepticismo sobre la posibilidad de alcanzar una fecha absolutamente segura.

Hasta mañana, pues. Saludos de Antonio Piñero
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