La persona de Judas Iscariote



Judas se nombra unas veinte veces en los evangelios canónicos, y es uno de los discípulos de Jesús más conocidos por el pueblo cristiano: el personaje pertenece totalmente a la tradición literaria, a la paremiología (“Más falso que Judas”) y a las leyendas populares. Su nombre es la transcripción del hebreo Yehûdah, Judá, en griego Ioudas, y en español, Judas. Este antropónimo era común en la tradición hebrea. Personajes famosos que lo llevaron fueron Judas Macabeo, el libertador de Israel del yugo de los monarcas sirio-griegos (160-170 a.C.), y Judas el Galileo que floreció en el 6 d.C.. Según el historiador judío antiguo Flavio Josefo, Antigüedades de los judíos XVIII 4-10.23-25, Judas el galileo fue uno de los “fundadores” de los “celotas”, es decir, de aquellos que estaban llenos del celo de Dios y de su Ley.

Dicho de paso: estos personajes han existido en la historia del pueblo judío con diversas denominaciones, entre otras como hasidim, o piadosos, desde por lo menos el siglo II a.C. Sólo en la segunda mitad del siglo I de nuestra era este grupo de piadosos se convirtió en un auténtico partido político, hacia el 60 d.C., poco antes de la Gran guerra contra Roma de los judíos.

Hay cuatro Judas en el Nuevo Testamento:

1. Judas Iscariote, el que luego sería el “traidor” (Lc 6,16 y Jn 13,26; 14,22).

2. Judas, también uno de los Doce, hijo de Santiago (Lc 6,16), que en la lista de Mt 10,2-3 aparece como Tadeo. No se sabe si estos dos son personajes distintos (el nombre exacto de todos los componentes de los Doce no fue conservado por la tradición), o uno solo con dos nombres: Judas Tadeo. Probablemente eran dos personas diferentes.

3. Judas hijo de Sabás (Barsabás). Era profeta (Hch 15,32) y fue delegado de la comunidad de Jerusalén, junto con Silas / Silvano, para llevar una carta con las decisiones del “Concilio de los apóstoles” desde la capital de Palestina a Antioquía (Hch 15,22ss).

4. Judas, hermano de Santiago, a su vez hermano de Jesús (Mc 6,3 y Mt 13,55).

El primero de estos cuatro, Judas Iscariote (Mc 3,19; 14, 10 Lc 16, 16, es el héroe del Evangelio de Judas. Su nombre significa probablemente, ‘Judas, hombre (del hebreo isch) procedente del pueblo de Kariot’ (o Skariot según el manuscrito D, el Codex Bezae Cantabrigensis en Mt 10,4) un villorrio de Judea (Jn 6,71; 13,26). Iscariote es, pues, una designación de un topónimo (en griego Iskarioth, Sinópticos). Pero en el Evangelio de Juan -y como lectura variante preferida por los editores por ser la más difícil (véase 6,71; 13,26)- aparece como “Judas (hijo de)[el] Iscariote (en griego Iskariotou)”. Por tanto, era su padre el nacido en esa villa, y de él nada se afirmaría al respecto. Si es esto así, sólo se puede afirmar que probablemente fue Judas el único discípulo judío de Jesús, y que todos los demás serían galileos. Y si fuere correcta la lectura de los Sinópticos, este hecho marcaría a Judas con un rasgo diferenciador.

Antes de formular algunas consideraciones sobre la historicidad del personaje (¿Existió Judas realmente o es un invento de la tradición cristiana? O bien si existió, ¿cómo fue reinterpretado o quizá deformado?) puede ser conveniente hacer un repaso a la imagen que del personaje presentan los Evangelios.

La primera observación es que su imagen no es homogénea. En principio hay que distinguir dos bloques de noticias:

a) el de los tres primeros evangelios, los Sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas (naturalmente, estos dos últimos no como fuente independiente, sino como dependientes de Marcos, es decir, testimonio único, no triple),

b) las del Evangelio de Juan, que ofrece una visión algo distinta, con más detalles y, desde luego, más dura y crítica con el personaje. Como veremos, se trata probablemente de la visión más tardía, evolucionada, de Judas.

Judas en los Evangelios Sinópticos

Hay que distinguir el tono con en el que cada evangelio trata al personaje, pero existen algunos puntos en los que los tres primeros evangelistas coinciden. Empezamos por éstos y luego señalaremos las diferencias:

Todos destacan que Judas pertenecía al grupo de los “Doce”, es decir a los discípulos íntimos de Jesús. Así en la lista de Mt 10, 14/ Mc 3, 16-19 / Lc 6, 13-16. Esta enumeración no aparece en el Evangelio de Juan y otra reducida se muestra en Hch 1,13. El número “Doce” representa sin duda simbólicamente a las doce tribus de Israel, cuya restauración religiosa por parte de Dios era uno de los impulsos que motivaba al movimiento de Jesús, como profeta de la restauración de Israel en los últimos días. Para destacarlo con una nota negativa, las listas evangélicas de discípulos colocan a Judas en último lugar (Mt 10,4 / Mc 3,19 / Lc 6,16).

También están de acuerdo en que fue el apóstol que “entregó” a Jesús. El término griego (paradidónai: por ejemplo en Mt 10,4, Mc 3,19; Lc 22,48) empleado por los evangelistas sinópticos denota, más que una traición, una “entrega” a los enemigos aunque con la conciencia muy probable de que eso habría de causar su muerte.

En todos, Jesús predice esta entrega (Mt 17,22/Mc 9,31/Lc 9,44), la acepta en el fondo, pero se lamenta de la suerte futura de su discípulo infiel y, en algún caso, le desea hasta no haber nacido.

Igualmente son concordes en señalar que Judas participa activamente en el prendimiento de Jesús y conduce a los agentes de las autoridades hasta su Maestro (por ejemplo, Mt 26,47 y paralelos).

Por último: están de acuerdo en que la “entrega”, o traición, de Judas es un cumplimiento de las Escrituras. Por tanto estaba previsto por el plan divino de la salvación y anunciado de antemano (también en Hch 1,16).

Mañana abordamos el tema de la historicidad/deformación de la figura del personaje.

Saludos cordiales, Antonio Piñero.
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