A propósito del descubrimiento de la tumba de Herodes

Recientemente toda la prensa se ha hecho eco del descubrimiento del lugar exacto de la tumba de Herodes. A este propósito quisiera resaltar algunos aspectos controvertidos de la personalidad de este rey y, naturalmente, nos preguntaremos por la famosa “matanza de los inocentes”.
Las fuentes para conocer su reinado están concentradas en las dos obra de Flavio Josefo: Antigüedades de los Judíos, libros XV al XVIII y La guerra de los judíos, secciones 18 a 33. Fue Herodes rey de los judíos desde el 37 al 4 a.C., amado, odiado y admirado por su pueblo. El sobrenombre el Grande procede del mismo Flavio Josefo (Antigüedades XVIII 130, aunque probablemente no en el sentido que le damos hoy, sino en el de Viejo”, el anterior, a sus muchos descendientes con el mismo nombre de Herodes.

Herodes nació el 73 a.C. en Idumea, una región de antiguos pastores nómadas no plenamente judíos, al sur de Israel. Idumea fue conquistada por el rey macabeo Juan Hircano, en el 128 a.C., y sus habitantes fueron “convertidos” por la fuerza al judaísmo. El padre de Herodes era también idumeo y su madre, Cipro, árabe nabatea. La sangre de Herodes distaba mucho, por tanto, de ser puramente judía.

Su padre, Antípatro, fue nombrado hacia el 50 a.C. gobernador de Idumea cuando dos hermanos - Aristóbulo I e Hircano II- se disputaban el trono de Israel. Hircano se apoyó en los romanos -en Julio César en concreto, vencedor de Pompeyo en Farsalia en el 48 y que estaba disponiendo los asuntos de Oriente a su conveniencia- y en el idumeo Antípatro, al que nombró su valido.

Ganó, pues, Hircano, quien tomó posesión del trono de Judea y a la vez del sumo sacerdocio, como era costumbre entre los macabeos. Hircano era en apariencia un rey total, pero en realidad era un personaje muy débil, por lo que su valido, Antípatro, aprovechó para gobernar como le pareció bien y para nombrar a dos de sus hijos para altos cargos en el reino. Al mayor, Fasael, lo hizo gobernador militar de Judea, y a su hijo menor, Herodes, de unos 25 años, gobernador de Galilea.

Herodes, que había heredado la fortaleza y las ambiciones de su padre, actuó de modo enérgico en Galilea, acabando con el bandidaje y con ciertos aristócratas nacionalistas que preferían como rey a Aristóbulo. Su actuación fue tan efectiva, pero tan ilegal y violenta, que el Sanedrín lo convocó en Jerusalén para un juicio sumarísimo. Allí se comportó como un verdadero caudillo que nada temía a la justicia: fuera del tribunal colocó a sus soldados, y él mismo se presentó ante el tribunal con su armadura.

Como la condena a muerte era segura, Herodes huyó a la vecina Siria antes de la conclusión del juicio. Allí, los gobernantes romanos –que conocían su valía militar- lo recibieron amistosamente. Allí el gobernador Sexto César le nombró general de las tropas romanas de una parte de Siria y probablemente también de Samaría.

Pasado un tiempo, su padre Antípatro (año 43) fue asesinado por otros aristócratas, esta vez judíos, enemigos también del gobierno de Hircano. Herodes se presentó en Judea con un ejército proporcionado por el gobernador romano de Siria, acabó con el grupo de los asesinos, y se hizo el dueño de la situación.

Tras la muerte de Julio César (15 Dios e marzo del 44), Herodes demostró una enorme habilidad política, y fue amigo sucesivamente de Casio, uno de los asesinos de César y luego de Marco Antonio, uno de sus vengadores. Tras la batalla de Filipos, en la que M. Antonio y Octavio derrotaron a los dos tirnaicidas, Casio y Bruto, M. Antonio designó a Herodes sucesor de su padre Antípatro en Israel, mientras continuaba gobernando nominalmente el rey Hircano II.

Hacia el año 40 a.C., un hijo del derrotado Aristóbulo I, llamado Antígono, pretendió lo mismo que su padre: recuperar el trono judío. Para ello contaba de nuevo con la aristocracia de Judea y Galilea, y con muchos judíos, descontentos con Hircano II y con el gobierno de sus validos idumeos, Herodes sobre todo. Para conseguir el trono, a Antígono se le ocurrió nada menos que aliarse con los partos, quienes invadieron Judea y lo entronizaron como rey de Jerusalén.

En un primer momento Antígono y los partos lograron matar a Fasael, hacer que huyera Herodes y tomar prisionero a Hircano II. A éste le cortaron la oreja derecha, con lo que le inhabilitaron para seguir siendo sumo sacerdote… Pero estas maniobras no podían ser duraderas, puesto que Antígono y los partos eran también enemigos de los romanos. Así que éstos, ayudaron a Herodes, le declararon nominalmente rey de Judea en una sesión del Senado en Roma (año 40 a.C.), y le concedieron tropas y dinero para luchar contra Antígono y los partos.

La unión de Herodes y los romanos logró finalmente, en tres años, derrotar a Antígono y a los partos. Herodes hizo degollar a Antígono y desde el 37 a.C. fue rey de hecho de Judea, mientras el desorejado Hircano marchaba al destierro. Finalmente, este personaje –vuelto a Israel llamado por Herodes cuando fue rey- caería asesinado por el mismo Herodes. Éste había decidido en su fuero interno acabar con los restos de la monarquía asmonea (sucesora de los Macabeos) para asentar mejor el reinado con vistas a sus sucesores.


Para completar su triunfo, Herodes se casó con Mariamme I, nieta de Hircano, de la familia macabea, con lo que él, un rey ilegal nombrado por los romanos, buscaba la legalidad emparentándose con la familia real. Herodes estaba ya de hecho casado, con una tal Doris, con la que tenía un hijo, al que había puesto el nombre de su abuelo, Antípatro. En aquellos tiempos la poligamia estaba permitida en Israel, pues de hecho no es contraria a la ley de Moisés. Pero Herodes repudió a Doris y se quedó con Mariamme como mujer única…, de momento. De ella nacieron varios hijos, de los que los más importantes fueron dos varones, Alejandro y Aristóbulo, que más tarde desempañarían un trágico papel en la vida del monarca. A lo largo de su vida Herodes tuvo otras ocho mujeres, algunas simultáneas, y en total unos quince hijos.

Herodes se dedicó a afianzar sólidamente las bases de su reino. Persiguió sañudamente a la aristocracia disidente y confiscó sus bienes, liquidó sin piedad a otros enemigos, nombró a los sumos sacerdotes a su antojo, formó un cuerpo de policía que vigiló de tal modo la nación que no se movía una hoja sin que él se enterase, y se rodeó poco a poco de un ejército de mercenarios profesionales, a quien pocos o nadie de los alrededores podían hacer frente.

En el conjunto de su reinado Herodes fue un hombre astuto, inteligente y pleno de ideas de renovación del país. Fue bastante duro con sus súbditos, pero supo ser zalamero con los romanos, sus superiores. Cayó en la cuenta de que nada podía hacerse sin el poder de Roma. Por tanto intentó mantenerse siempre como amigo del que en cada momento estaba en el poder en Roma. Y lo consiguió en líneas generales. Incluso cuando perdió momentáneamente el favor de Augusto, logró recuperarlo con creces

En política exterior su reinado fue esplendoroso y ante los otros pueblos mediterráneos asó por un mecenas de las artes que contribuía económicamente a embellecer ciudades fura de Israel. Su reinado alcanzó su máximo fulgor cuando consiguió hacerse amigo de Octavio, luego el emperador Augusto, cuando derrotó en el año 31 a.C. a Marco Antonio y Cleopatra y se hizo dueño del mundo. Herodes se ganó la confianza de Augusto, quien le concedió más y más poder y más territorios. Al final de su vida Herodes tenía un reino superior en extensión al del rey David.

Quizá sean poco conocidos los episodios de su política interior/exterior en los que interviene Cleopatra. Ésta se hallaba decidida a hacer que Egipto fuera lo más poderoso posible a base de conseguir nuevas territorios de la magnanimidad de su amante Marco Antonio. En el 37/36 ése le concedió Calcis, Celesiria, Cilicia y Chipre. Y lo más grave para Herodes es que Cleopatra tenía también intereses en Israel. En el 34 Antonio Concede a su amante las plantaciones de bálsamo y otras plantas aromática en el territorio de Jericó. Herodes tuvo que alquilárselas (¡tierras de su propio reino!) y pagar una fuerte suma anual.

En una visita de Cleopatra a Jerusalén, Herodes estuvo a punto de asesinarla, pero sus consejeros se lo desaconsejaron. Finalmente, tras la derrota de Accio, Herodes recuperó sus territorios. Hubo una fuerte enemistad entre Herodes y Cleopatra, la cual intervino siempre contra Herodes apoyando las intrigas palaciegas de Jerusalén en contra de los enemigos de Herodes: a Alejandra, madre de Mariamme, a ésta misma, a Aristóbulo el joven, hermano de Mariamme y luego sumo sacerdote, y a otros que conspiraban contra Herodes. Todos elos pagaron con su vida estas conspiraciones.

En política interior fue Herodes un hombre muy brillante también. Como tenía dinero, gracias a una férrea política de impuestos, hizo grandes obras públicas y construcciones civiles y militares. Fundó nuevas ciudades, la más famosa Cesarea Marítima. Dignificó Jerusalén reconstruyendo el palacio real y la fortaleza llamada Torre Antonia. Alzó un teatro, un hipódromo… y sobre todo remodeló -casi hizo de nuevo- el antiguo Templo de Salomón. Cuando estuvo terminado, pasó a ser uno de los atractivos arquitectónicos del mundo de la época que justificaba un viaje a Jerusalén.


Otro de sus grandes tareas fue formar una espléndida corte de poetas, filósofos, historiadores y maestros de retórica, de modo que fuera como un foco de atracción y sirviera como de difusión de la cultura del Imperio, griega sobre todo. Quisiera destacar este aspecto de Herodes porque es poco conocido o se repara poco en él. Herodes, a pesar de su barbarie y crueldad evidentes, era un ilustrado y apreciaba la cultura. Publicó sus propias Memorias (que se han perdido, pero que están en el fondo y en parte en la narración de Flavio Josefo), y tomó lecciones de retórica, de filosofía y de historia de labios de su amigo Nicolás de Damasco. Deseó expresamente sacar a su pueblo de esa especie de ostracismo cultural que una religión entendida en tenor exclusivista y rígido impulsaba. Y ansió que Israel se incorporara al círculo de la cultura “progresista” del momento que era la helenística. Sin embargo, fracasó totalmente en su empeño, pues los judíos nada querían saber de culturas extranjeras que pusieran en peligro la pureza de su fe.

La gloria de su reinado se vio empañada por sus problemas domésticos. Su familia sufría de la atmósfera de control y opresión que él había impuesto en todo el país para gobernar mejor a un pueblo díscolo. Por eso Herodes acabó viendo intrigas por todas partes (algunas de ellas fueron reales) y acabó matando a su mujer Mariamme, a sus hijos Aristóbulo y Alejandro y finalmente a su primogénito Antípatro, hijo de Doris. Junto con ellos, y a lo largo de 33 años de reinado murió mucha más gente. Sin embargo, la llamada “matanza de los inocentes” que cuenta el Evangelio de Mateo (2, 13-18) tiene pocos visos de ser histórica. Se halla en un contexto fuertemente legendario, la historia de los magos; es en sí inverosímil, y no está atestiguada por Flavio Josefo que se ocupó detenidamente de los momentos finales de Herodes.

Los últimos diez años de su reinado estuvieron dominados por estas turbulencias domésticas y por problemas con el pueblo judío que le odiaba cordialmente. Dos frentes se opusieron -estando él aún en vida- a que alguno de sus hijos continuara con el trono. El primero era el de la nobleza, sobre todo la sacerdotal, harta de su control del Templo. El otro fue el partido de los fariseos, quienes al principio habían gozado del favor real pero habían caído finalmente en desgracia. Los deseos de ambos grupos eran la independencia del país bajo el mando de un sumo sacerdote, o bien una suerte de protectorado romano con amplia autonomía.

A pesar de su crueldad, Herodes no fue autor de la “matanza de los inocentes”. Cuenta el Evangelio de Mateo, en su capítulo 2, lo siguiente: “Herodes, viéndose burlado por los magos, se irritó sobremanera y mandó matar a todos los niños que había en Belén y en su término de dos años para abajo, según el tiempo que con diligencia había inquirido de los magos” (v. 16). Es ésta la conocida matanza de los “santos inocentes”. Pero, ¿ocurrió en realidad?

Es difícil que así sea. Y por una serie de argumentos. El primero: esta historia está sólo atestiguada en Mateo; no aparece en ninguno de los otro tres evangelistas. Y es un criterio firme usado por los científicos para aceptar la posible veracidad de un dato o historia, la necesidad de que esté atestiguado al menos por dos fuentes distintas e independientes.

El segundo: La noticia de este viaje está contradicha expresamente por Lucas: “Cumplidas todas las cosas según la ley del Señor (es decir, circuncidar a Jesús al octavo día) se volvieron a Galilea a la ciudad de Nazaret” (2, 39).

Tercero: toda la noticia de la matanza está insertada en un contexto absolutamente inverosímil y legendario: la historia de los magos venidos de Oriente en poquísimo tiempo; la estrella que va caminando con los magos y se detiene luego en la cueva; la ignorancia del caso por parte de Herodes, quien tenía una de las mejores policías del mundo antiguo; la noticia de que con la venida de los magos “toda Jerusalén se estremeció” (Mt 2, 3), de la cual nada se sabe después en los Evangelios; la burla a Herodes (¡nada menos!) por parte de los extranjeros… Toda esta historia de los magos es una leyenda piadosa para resaltar que el nacimiento de Jesús trae la redención también a los paganos.

Cuarto: aunque dentro de la reconocida crueldad de Herodes podría caber una matanza de este estilo (aunque de hecho no se atrevió a nada parecido durante su vida, pero sí ordenó a su hermana Salomé que tras su fallecimiento fueran degollados unos trescientos nobles para “que todo el mundo tuviera de qué llorar de verdad con su muerte”), no aparece consignada en ninguna de las fuentes que narran los últimos momentos de Herodes. Flavio Josefo, que cuenta con detalle inusitado los últimos días del rey, ignora por completo el caso. Por tanto es inverosímil que haya sucedido.

En conclusión: lo más probable es que la historia de la “matanza de los inocentes” sea una leyenda piadosa, sin fundamento histórico que recoge Mateo para hacer teología. Está inspirada, sin duda, en la matanza de los niños hebreos por orden del Faraón (Éxodo 1, 22), con la salvación única de Moisés = Jesús el nuevo Moisés.

Volviendo al problema de su sucesión. Augusto hizo caso a medias a los detractores de Herodes y dividió su reino, tras la muerte de éste, en tres partes. Arquelao recibió Judea y Samaría. Herodes Antipas consiguió Galilea y Perea, y otro hijo menor, Filipo, Iturea y Traconítide. Ninguno de ellos recibió el título de rey, sino el de “etnarca”, jefe del pueblo.

Herodes murió tras una grave enfermedad en la primavera del año 4 a.C., poco antes de la Pascua, y fue enterrado con gran pompa en la fortaleza Herodion, no lejos de Jerusalén. Pero de su brillante reinado quedó poco. En unos 70 años se precipitaron de tal modo los acontecimientos, que los judíos de su antiguo reino se enfrentaron al poderío de Roma –totalmente en contra de lo que hubiera sido el pensamiento de Herodes, gran amigo de los romanos- y fueron casi barridos de la faz de Israel.

He aquí una breve sinopsis cronológica de hechos destacados (todos los años son “antes de Cristo”):

73: Nacimiento de Herodes
47: Nombramiento de estratego en Galilea
43: Muerte de Antípatro, padre de Herodes
42: Derrota de Bruto y Casio en Filipos
40: Primera invasión de los partes en Israel. Herodes en máximo peligro. Nombramiento de Herodes como rey de Judea por el Senado Romano
37: Herodes conquista Jerusalén y el trono de Israel
35: Herodes mata a Aristóbulo, hermano de su mujer Mariamme
34: Ejecución de José, marido de Salomé, hermana de Herodes
31: Derrota de M. Antonio y Cleopatra en Accio. Herodes se pasa al bando de Octavio
30: Ejecución de Hircano II
25: Reconstrucción de Samaría. Herodes inicia los trabajos de reconstrucción de su palacio real en Jerusalén
29: Ejecución de Mariamme
28: Ejecución de Alejandra, suegra de Herodes
27: Ejecución de Costobaro, segundo marido de Salome, hermana de Herodes
20: Comienza la construcción del Templo de Jerusalén
7: Ejecución de Alejandro y Aristóbulo, hijos de Herodes
4: Cruel represión de Herodes de un levantamiento popular fariseo. Asesina a los rabinos Judas y Matías
4: Asesinato de su hijo Antípatro. Herodes muere cinco días después.


Saludos de Antonio Piñero

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