"Negación de la historicidad de Jesús. Autores modernos J.M. Robertson, P. Alfaric, G.A. Wells y M. Onfray." Curso de El Escorial (III)

Ponencia del Prof. Dr. Jaime Alvar. Universidad Carlos III

1. John Mackinnon Robertson (1856-1933)
Publica varias obras sobre el problema de la historicidad de Jesús como Cristianismo y Mitología, Breve historia del Cristianismo, El Cristo pagano, el Jesús histórico y El problema de Jesús .

A lo largo de estos estudios va perfilando y radicalizando su pensamiento que puede resumirse, al igual que Drews, en la idea de que Jesús es un mito construido en torno a Josué.

Éste formaría parte parte de una galería de dioses de carácter solar.

Esta idea no es original de Robertson sino del francés Dupuis (1742-1809) quien había tratado de demostrar que todos los mitos –como los de Adonis, Osiris, Dionisio, Mitra, Asclepio, Khrishna- son o tiene su origen en dioses solares.

Este presupuesto ratifica para Robertson la inexistencia de Jesús como personaje histórico. La metodología de Robertson es poco cuidadosa, lo que se pone de manifiesto cuando analiza particularadidades de la supuesta vida de Jesús y extrae conclusiones significativas: un solo eejmplo, la identidad solar de Jesús se demuestra porque nace en una cueva y es enterrado en otra lo que prueba que Jesús es pensado como Mitra, nacido de la roca. Otro ejemplo, el colegio de los doce Apóstoles está inventado sobre los doce signos del zodíaco. Por otro lado afirma que los evangelistas se inspiraron en la vida de Apolonio de Tiana para rellenar el mito de Jesús.

Los evangelios nacen en una comunidad de seguidores de Jesús que celebraba anualmente un drama litúrgico en el que su Dios Jesús era traicionado, arrestado, condenado, crucificado, muerto, enterrado y resucitado de nuevo. Al romper con el judaísmo se compuso una biografía del fundador siguiendo los pasos de este drama litúrgico.

La figura de Robertson es una continuación de la disciplina crítica que comienza en el siglo XVII xon Jean Meslier (1664-1769) sigue con el barón de Holbach (1723-1789) Voltaire (1694-1778) Reimarus (1694-1768), el Conde de Volney (1757-1820) quien junto con Bruno Bauer (1809-1882) afirman más expresamente la no realidad histórica de Jesús.

2. Prosper Alfaric (1876-1955). Clérigo católico que abandona la iglesia pronto y en 1919 obtiene la cátedra de historia de las religiones de la Universidad de Estrasburgo. Su obra principal es el problema de Jesús y los orígenes del cristianismo publicada junto con P. L. Couchoud y A. Bayet.

En esta obra analiza críticamente todos los testimonios que pueden sustentar la existencia de Jesús y llega a la conclusión de que se trata de un edificio de imposturas que acaban tambaleándose.

Igual que Robertson estudia los posibles paralelos a un mito de Cristo y luego analiza los testimonios cristianos y no cristianos que puedan dar fe de la existencia real de Jesús así critica los testimonios de Flavio Josefo porque están adulterados; igualmente las referencias del Talmud a Jesús porque su función es desautorizar simplemente los contenidos del Evangelio y no valen para probar la existencia real de su fundador.

Analiza también las supuestas Actas de Pilato, el testimonio de Suetonio en la Vida de Claudio, 25,4, el texto de Tácito en Anales, 15,44 y llega a la conclusión que no sirven para fundamentar la existencia del personaje.

Llegado a este punto analiza las fuentes cristianas, señala sus inconsistencia y contradicciones, con lo que demuestra el nulo valor histórico de los Evangelios. Tampoco le ofrecen garantía histórica ninguna las epístolas paulinas. En conclusión, la personalidad de Jesús no es más que un mito.

3. G. A. Wells, autor que vive todavía y que ha escrito desde 1971 hasta la actualidad una serie de obras sobre la leyenda el mito y el Jesús de los primeros cristianos. La más reciente es el Mito de Jesús de 1999.

Wells es casi un remedo de la posición de Robertson y Alfaric puesto que rechaza todo valor histórico de las fuentes no cristianas sobre Jesús así como la literatura cristiana contaminada por la creencia previa en Jesús.

La crítica evangélica de Wells no va más allá de la de Bauer y Alfaric.

Pablo que escribió antes de que existiera cualquier evangelio, presenta un Jesús que es sólo una figura en la penumbra de un pasado indefinido.

Concluye que la existencia histórica de Jesús ni siquiera está corroborada por los propios escritos cristianos, a excepción de los Evangelios. Pero las inconsistencias y contradicciones de estos, los invalidan como fuente histórica.

4. Michel Onfray. Tratado de Ateología. Traducido al español en 2006.

Su punto de partida es marxista, en cuanto considera toda religión como un utensilio de dominación y ruptura con la realidad.

Respecto a la existencia histórica de Jesús, Onfray se remite a los argumentos de los mitologicistas, en especial de Alfaric sin efectuar ninguna ulterior investigación. Sólo efectúa un resumen de la situación actual de los pensadores contrarios a la realidad histórica de Jesús .

Insiste que de la vida de Jesús no hay rastro arqueológico ninguno y que las referencias textuales a Jesús parten de hábiles falsificaciones tanto los testimonios no cristianos como los cristianos.

Onfray asume sin titubeos la tesis de que el mito de Jesús se construye en torno a la figura de un predicador galileo, llamado Teudas, que se consideraba Josué y que anunciaba la salvación. Procedente de Egipto, este Teudas habría llegado a Galilea y al frente de 4.000 hombres se disponía a destruir el poder romano.

Jesús es la amplia mitificación de una figura de mesías judío que se da en Palestina hasta el año 70.

El Jesús de los Evangelios es una ficción literaria creada por Marcos que materializa las energías difusas malgastadas contra el imperio romano.

Onfray establece un especial paralelismo entre las vidas míticas de Pitágoras y de Cristo. La literatura de lo maravilloso y de lo extraordinario estaba muy ensayada en el imaginario grecolatino, desde la producción mitográfica hasta los relatos concernientes a los hombres divinos. Concluye Onfray que Jesús es un mero personaje conceptual, la materialización de las aspiraciones proféticas de la época y de lo maravilloso propio de los autores antiguos conforme al poder performativo de la lengua que crean al nombrar. Los creyentes inventaron su criatura y luego le rindieron culto.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
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