Jesús revela a Judas los secretos del mundo divino inferior y del cosmos. Explicación del Evangelio de Judas (X)


Texto:


Pág. 49

1 y [ ]
aquél [ ]
imagen [ ]
y según la semejanza de este ángel,
reveló la [generación]
incorruptible (áphthartos)de Set [ ]
los doce [ ]
los veinticuatro [ ]
y reveló las setenta y dos

10 luminarias en la generación
incorruptible según la voluntad
del Espíritu . Las mismas setenta y dos
luminarias revelaron
trescientas sesenta luminarias en la
generación incorruptible según la
voluntad del espíritu, pues su
número es de cinco para cada una.
Y su padre son los doce
eones de las doce

20
luminarias y
por cada eón hay seis cielos(ouranós),
pues hay setenta y dos cielos
por las setenta y dos luminarias
y por cada una


P. 50

1 [de ellas cinco] firmamentos(steréoma),
[pues hay] trescientos sesenta
[firmamentos]. A
[estos] se entregó el poder (exousía)y un
[gran] ejército (stratiá)de ángeles
innumerables para gloria y adoración
[ ] y también espíritus vírgenes(parthénos)
para la gloria y
culto de todos los eones,

10 sus cielos y sus firmamentos.
Aquella multitud de inmortales
se llama
‘cosmos’, es decir,
‘corrupción’(phthorá) , por el Padre
y las setenta y dos
luminarias que están con el
Autoengendrado y los setenta y dos
eones. Este primer
hombre se reveló en él

20 con sus
poderes incorruptibles.
El eón que se reveló
con esta su generación que
se encuentra en la nube del conocimiento (gnósis)
y el ángel, se llama ÉL.

Explicación:


P. 49

Imagen… y semejanza:

Alusión a la creación del primer hombre Adán: creado por el Demiurgo a semejanza (del espíritu) del Dios Trascendente y a imagen de él mismo (el cuerpo y el alma): “Los textos toman como referencia a Gn 1,26 según la versión de los LXX: “Hagamos un hombre según nuestra imagen (eikón) y semejanza (homóiosis).

En general, los escritos gnósticos entienden la “imagen” referida a los arcontes malos del Demiurgo, y la “semejanza” referida al reflejo de la Luz, el Hombre primordial, el eón divino Adamás. “Este Demiurgo comenzó a crear un hombre de acuerdo con su imagen, por una parte, y, por otra, de acuerdo con la semejanza de los que proceden del Primero (ExpVal 37,32-37). Lo mismo se dice en un documento setiano, donde habla el Demiurgo: “Venid, creemos de la tierra un hombre de acuerdo con la imagen de nuestro cuerpo y de acuerdo con la semejanza de aquél”: Origen del mundo 112,234 - 113,1 (BNH I 75).

Con otras palabras: Adán es creado a semejanza del Dios Trascendente (porque será el receptáculo de un espíritu/pneuma que es el reflejo del hombre primordial) y a imagen del dios secundario, o Demiurgo (por la materia psíquica, que es la misma que la del Demiurgo).

[Generación] incorruptible:

Los “hijos” gnósticos de Set. Sabemos que Set en la tradición gnóstica es el hijo puro de Adán, el que recibe de éste la revelación de lo Alto, y el que comienz una cadena de reveladores (Noé, Abrahán, Moisés... hasta Jesús) que transmiten la gnosis.

Setenta y dos luminarias / trescientas sesenta luminarias:

Aquí comienza la explicación de la creación del cosmos material. La concepción de fondo es egipcia, pero ya asimilada por los judíos. Como dijimos [p. 37], estamos ante la idea de que cada día del año está regido por un ángel/estrella.

El número 70/72 tiene raigambre bíblica: son los ancianos que según Números 11,16 que Yahvé aconseja tomar a Moisés para que le sirvan de ayuda en el gobierno del pueblo. 72 (no 70; 6 por cada una de las doce tribus) son también los traductores de la Biblia hebrea al griego según la Epístola de Aristeas; la profecía de las setenta semanas en Daniel 9,24-27; setenta veces siete hay que perdonar a los enemigos, según Mt 18,22, etc.

Véase Apócrifo de Juan 11,25: “Los arcontes (ángeles ayudantes del Demiurgo) crearon seis potencias para sí, y las potencias se crearon seis ángeles para cada una. [Códice de Berlín: En total, pues, hicieron 360 ángeles]”

La BNH [nuestra edición de la Biblioteca de Nag Hammadi]I 243 trae la siguiente nota:

“Se hace el siguiente cálculo: 12 arcontes + 84 potencias (siete por cada arconte) + 252 ángeles (tres ángeles para cada una de las 84 potencias) + los siete cielos planetarios + los cinco elementos = 360, o sea, el año zodiacal astrológico. En 19,2, sin embargo, se dice que el número es 365 (año astronómico). Respecto a las listas de los nombres de los arcontes, comparar con los ofitas, en Orígenes, Contra Celsum VI 30; Adv. Haer. I 30,5; Origen del mundo 149,9 150,11”. Véase también el ya citado Libro del curso de las luminarias celestes del Libro I de Henoc, 72-82 (Apócrifos del Aantiguo Testamento IV 95-109).


Por cada eón hay seis cielos:

Hay un texto dentro del corpus de Nag Hammadi que es muy parecido al del Evangelio de Judas:

“Los trescientos sesenta días del año fueron el tipo de los trescientos sesenta poderes que se manifestaron desde el Salvador. De los ángeles que han existido a partir de los anteriores y que son innumerables fueron su tipo sus horas y sus instantes. Pero cuando se manifestaron los que he descrito, fueron creados para ellos por su Padre, el "Totalmente Generador", enseguida, y primero, doce eones para servicio y los doce ángeles. Y en todos los eones hay seis (cielos) para cada uno, de modo que hay setenta y dos cielos de los setenta y dos poderes que se manifestaron desde él. Y en los cielos todos hay cinco firmamentos, de modo que hay trescientos sesenta firma[mentos] de los trescientos sesenta poderes [que se mani]festaron a partir de ellos. Cuando los firmamentos se completaron, se los llamó "Los Trescientos Sesenta Cielos" según el nombre de los cielos que les precedían. Y estos todos son perfectos y buenos y de esta forma se manifestó la deficiencia de la feminidad”.


P. 50

Un gran ejército de ángeles:

Son todos los sirvientes del Demiurgo/Yahvé. Por tanto, en principio, enemigos de los espirituales. No hay contradicción aparente en que sean a la vez inmortales y perversos: aquí no se tiene en cuenta la doctrina de que el Demiurgo y sus huestes perecerán finalmente [p. 57]

Cosmos… perdición:

Recuérdes, como dijimos en los post introductorios, la creación de la materia por el eón Sabiduría y su posterior formación por el Demiurgo. La materia/cosmos tiene connotaciones absolutamente negativas entre los gnósticos. Aparte de que el acto de la Sabiduría sea un “lapso”, la materia procede de un acto contra natura según el Evangelio de María, 8,5; y nace de la sombra, con las características platónicas de oposición a la verdadera realidad: Origen del mundo, 99,15ss; es débil y efímera: Tratado tripartito 80,3o; tiniebla corrupta: Zostriano 9,1ss; en una palabra, la materia es mala: Apócrifo de Juan 21,5ss, y contamina al alma: Exposición sobre el alma 130,20ss y Enseñanza autorizada, 25,10ss, textos todos de Nag Hammadi.

No es extraño que la difusión del gnosticismo en la Gran Iglesia haya contribuido históricamente al desprecio por este mundo, la huida de él, el poco aprecio por las realidades temporales y por la realización del ser humano en ellas que ha mostrado la Iglesia cristiana hasta hace poco. El encratismo (condena absoluta del sexo, del matrimonio y de la procreación, que continúa entre los seres humanos el reino del cuerpo y de lo material) del siglo II se materializó de modo ejemplar en los Hechos apócrifos de los apóstoles.

Primer ser humano:

En este cosmos de perdición aparece el primer Adán, que es bueno. El origen de la doctrina sobre Adán que no considera en absoluto su pecado proviene de la interpretación gnóstica del capítulo 3 del Génesis: la Serpiente, al engañar aparentemente a Eva, hace que ésta y Adán contravengan el precepto del dios creador, el Demiurgo/Yahvé. Esta acción tiene un efecto beneficioso: a los primeros humanos se les “abren los ojos” y alcanzan la “ciencia”/conocimiento (gnosis), que los libera de la tiranía del Demiurgo. Por tanto, la Serpiente hizo una gran obra y fue buena, y Adán quedó tras el denominado “pecado” capacitado para ser el primer gnóstico e inaugurar la cadena de reveladores humanos de la gnosis.

La secta gnóstica de los ofitas adoran a la Serpiente (ophis en griego) desde este punto de vista. Véase Ireneo de Lyon I 30,1-15 (Los gnósticos, de J. Montserrat vol. I, pp. 230-247).

Es llamado Él (EL):

Es decir, Dios en hebreo (Elohim es el plural). Este vocablo hace referencia al Dios del Antiguo Testamento que es lo mismo que el Demiurgo. Sin embargo, aquí da la impresión el texto del Evangelio de Judas de hablar en términos positivos. Por tanto es posible que el autor distinga entre El (Elohim) y el Demiurgo, del mismo modo que la Hipóstasis de los arcontes y el Origen del mundo distinguen entre el Demiurgo/Yahvé y Sebaot, su hijo. Si es así, “El” sería un ángel/eón distinto de Yahvé, simultáneo a él y relacionado con la gnosis/conocimiento, quizás por tanto con la Serpiente del Edén que induce al conocimiento a Adán y Eva.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
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