¿Qué dice realmente el Evangelio de Judas? (La edición crítica del códice Tchacos VIII)

Hoy escribe Fernando Bermejo

El tercer escrito del códice Tchacos, que abarca las pp. 33 a 58, es el más extenso y también, con mucho, el más famoso: el Evangelio de Judas, como dice su singular subscriptio. Quizás el lector crea que de este texto, sobre el que se ha escrito ya mucho, también en este blog, sabe ya todo cuanto debe saber. Y, sin embargo, algunas de las afirmaciones principales que se han vertido hasta ahora sobre este evangelio podrían carecer enteramente de fundamento…

En una extraordinaria campaña mediática, los editores del texto proclamaron a bombo y platillo que el Evangelio de Judas contiene una rehabilitación del discípulo maldito: lejos de ser la oveja negra de los seguidores de Jesús, Judas sería el único verdadero discípulo; lejos de ser el ominoso traidor, Judas sería en el nuevo texto nada menos que el representante de los espirituales. Judas sería –se dice– el individuo más digno, “el perfecto gnóstico”, como Gregor Wurst sigue afirmando en su introducción al texto de la edición crítica (p. 181). Ésta es la idea que, con variaciones, no se ha dejado de repetir desde entonces de innumerables modos, y que ha contribuido a vender monografías y traducciones.

Mucha gente ignora, empero, que no todos los especialistas están de acuerdo con esta interpretación. De hecho, en el Coloquio Internacional celebrado en París los días 27 y 28 de Octubre del pasado 2006, hubo varias voces que se elevaron contra ella. Lo interesante del caso es que, trabajando de manera independiente, expertos como Louis Painchaud (Universidad de Laval, Québec, Canadá) y los estadounidenses John Turner y April DeConick expusieron conclusiones similares: que Judas no es lo que los editores dicen y todo el mundo repite. Menos de dos semanas después, en un segundo congreso celebrado en Chicago, otros expertos –como Einar Thomassen– leyeron contribuciones en el mismo sentido. Recientemente, un libro de April DeConick ha sistematizado estos argumentos. En síntesis apretada, lo que estos autores afirman es que una lectura cuidadosa del evangelio de Judas indica que éste, en la perspectiva de los autores del texto, no es ni mucho menos un héroe, sino un sujeto al menos tan siniestro como siempre lo ha sido en la tradición cristiana.

Los argumentos –que veremos en próximos posts– tienen que ver, en primer lugar, con aspectos de reconstrucción y traducción. Según estos autores, hay diversos pasajes clave que han sido reconstruidos y/o traducidos de forma incorrecta por los responsables de la edición provisional de National Geographic, aparecida en la primavera de 2006. Por ejemplo, en el pasaje fragmentario de EvJud 46, 23-24 la edición provisional traducía así las palabras de Jesús a Judas: “Ellos maldecirán tu ascenso a la (generación) santa”. Sin embargo, según varios estudiosos (¡y según la nueva edición crítica!) se impone una nueva lectura, que dice así: “ellos […] a ti. Y tú no ascenderás a la (generación) santa”. Obviamente, el sentido es completamente diferente. Según la reconstrucción provisional –en la que se han basado muchos de los libros desde entonces publicados, a menudo escritos con precipitación por obvias razones de marketing–, Jesús asegura a Judas que al final subirá al eón superior (es decir, se salvará). En la edición corregida, se afirma exactamente lo contrario…

Un segundo problema radica en que según estos autores es que se han malinterpretado –a la luz de tales traducciones erróneas– varios elementos del simbolismo gnóstico. Una lectura detenida a la luz de otros textos gnósticos, en particular setianos, confirmaría que las ideas asociadas a Judas en este evangelio son en última instancia totalmente negativas, y que la consideración de Judas como figura emblemática de los gnósticos es errónea.

En sucesivos posts señalaré los problemas de reconstrucción y traducción existentes en la edición provisional del Evangelio de Judas (¡varios de los cuales persisten en la edición crítica!) y expondré los argumentos que han llevado a algunos estudiosos a revolucionar la presunta “revolución” operada por el descubrimiento de este evangelio. Las conclusiones, como ya he indicado, son realmente sorprendentes.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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