La evolución previsible del cristianismo. Algunas conjeturas (Comentario libre a Roger Haight VI)

Continuamos con el comentario al libro de Roger Haight adentrándonos en la parte quizá más atractiva de la obra: el cambio de perspectiva en la consideración de la cristología nos conduce el terreno un tanto resbaladizo de la prospectiva del futuro del cristianismo.

¿Cómo veo yo, modestamente, la evolución de la civilización cristiana? Indicaré algunos puntos por los que creo que puede discurrir presumiblemente la evolución futura –a tenor de los indicios que se perciben ya en el presente-, fijándonos casi exclusivamente en aquellos puntos que tienen una incidencia en el tema "la alianza o choque de civilizaciones", como dijimos al principio de esta miniserie.

Cuando concluyamos con el punto de vista de Haight, me gustaría añadir alguna que otra prognosis sobre el futuro del cristianismo de algún autor conocido.

1. De la “catedral ideológica” compacta y sólida a los meros símbolos: hacia un neocristianismo sin dogmas.

En mi opinión el cristianismo camina a buen paso hacia una relativización de sus dogmas, de modo que muchísimos cristianos de hoy día o bien no creen realmente en ellos o bien los flexibilizan o relativizan de tal modo que los hacen presuntamente asumibles por todos ya que se convierten en meros símbolos. Hagan Ustedes una simple encuesta doméstica o entre los amigos y pregunten quiénes están absolutamente convencidos de la infalibilidad papal o de la existencia del infierno… y pueden llevarse una sorpresa. Incluso temas tan sensibles como la virginidad perpetua de María o las creencias en la Trinidad y la divinidad de Jesucristo son relativizados por una multitud inmensa de fieles.

Como ejemplo de esta conversión de los dogmas en símbolos quiero presentarles el sentido de la resurrección de Jesús -creencia básica e inicio de la reflexión teológica cristiana- en los capítulos 5 y 13 del libro de Roger Haight -como sabemos, teólogo jesuita. Es bien sabido que san Pablo afirma en 1 Corintios:

“Pues si los muertos no resucitan, entonces Cristo tampoco ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe, aún estáis en vuestros pecados. Entonces los que se han dormido en Cristo han perecido también. Si sólo esperamos en Cristo para esta vida, somos los más dignos de conmiseración entre todos los hombres” (15,16-19).


Comenta R. Haight (sintetizo algunos párrafos):

El relato sobre Jesús no es un mito sobre un ser que desciende y vuelve a ascender luego. Contrasten esta idea con el descenso del Logos en el Evangelio de Juan, que es negado. Su resurrección es un símbolo religioso. Por ejemplo, si uno piensa que resurrección es la resucitación de un cadáver, se tenderá a leer el relato de la tumba vacía de un modo literal, histórico. Pero si uno piensa que resurrección significa que Jesús vive en la fe de la comunidad, se puede considerar irrelevante la cuestión de la historicidad de las historias sobre la tumba vacía.

¿Cómo hay que interpretar hoy este símbolo de Jesús resucitado sobre todo a la luz de los debates que rodean los variados aspectos de la “resurrección”? Desde luego, la resurrección de Jesús no fue una vuelta a la vida en este mundo, no fue una resucitación de un cadáver ni tampoco la reanudación de una existencia contenida o limitada por el continuum espacio-tiempo. Más bien la resurrección de Jesús fue un paso a “otro mundo”, una asunción en el ámbito de la realidad última y absoluta que es Dios, el cual, como creador, es distinto de la creación.

Y en otro lado: ¿Cuál es la naturaleza de la resurrección? Es la asunción de Jesús de Nazaret a la vida de Dios. Es Jesús exaltado y glorificado en la realidad de Dios. Ello ocurrió en el momento mismo de su muerte, de modo que no hubo tiempo alguno entre su fallecimiento y su resurrección y exaltación. Es una realidad trascendente que sólo puede ser valorada por la fe-esperanza.

En suma, ¿cómo se pueden interpretar hoy las historias de la tumba vacía en sus varias formas? Estos relatos son simbólicos y expresan la fe de la comunidad en que Jesús ha resucitado. No se puede determinar críticamente si existe un núcleo histórico, y en qué grado, detrás de ellas, pero sí que dramatizan el contenido de la fe. ¿Qué significa decir que Jesús ha resucitado? ¿Cuál es la lógica de esta afirmación? Se trata de una afirmación de la fe-esperanza que expresa un compromiso religioso y un acto de confianza por parte del individuo y de la comunidad… Por un lado, lo que se revela en la resurrección de Jesús no es que toda la vida humana ha resucitado, sino que una existencia humana fiel como la de Jesús está llamada a finalizar en el amor de Dios.

Por otro, lo que uno encuentra en la enseñanza de Jesús es un Dios de amor incondicional que extiende su mano significativamente a los pecadores. Sólo sobre esta premisa podemos esperar nosotros la salvación”. Queda toda la creencia antigua, auténtica, sólida, diluida en una palabrería que concluye con una invitación a la esperanza.

Otro caso: la doctrina de la Trinidad.

Tomamos de nuevo un ejemplo de Haight. Dice así (presentación sintetizada):

La teología y la doctrina de la Trinidad tienen problemas intrínsecos de inteligibilidad y credibilidad por sí mismas a los que se está dando una respuesta vigorosa hoy. Hay una cuestión que proviene de la notable diferencia de significado entre el término ‘persona’ tal como se utilizaba en la teología patrística y medieval, y el significado que ha venido a tener en el período moderno. Hoy una ‘persona’ es una entidad, conocida inmediatamente por su autoconciencia de ser humano autónomo, que interactúa con el mundo por medio de una reflexión y libertad que trascienden su propio ser.

La doctrina de la Trinidad fue formulada con una noción ontológica diferente de la persona, que no significaba que tres sujetos conscientes, libres e independientes compusieran la divinidad. El término ‘persona’ hoy utilizado para indicar a los ‘miembros’ de la Trinidad conduce casi inevitablemente al malentendido y al error, a alguna forma de triteísmo, se pretenda o no”.

El movimiento de todo pensamiento teológico desde abajo hacia Dios procede sobre la base de la experiencia religiosa y del lenguaje simbólico. El carácter simbólico de todas las imágenes, conceptos y manifestaciones religiosas sobre Dios tiene una importancia en la teología trinitaria que queda realzada en el grado en el que se la ignora… Se podría decir que el lenguaje religioso es simbólico, metafórico, analógico y basado en modelos; cada uno de estos marcos de referencia permite reconocer que el objeto del lenguaje religioso es trascendente y no está disponible de modo inmediato. Tal lenguaje, por tanto, no es el trasunto de una representación objetiva, no es referencial de modo inmediato, o lógicamente descriptivo o demostrativo en su referencia.

El lenguaje religioso tiene siempre una estructura metafórica, porque su referente, Dios, se concibe siempre implícitamente ‘como’, como algo vehiculado por el lenguaje ordinario sobre objetos intramundanos. Este lenguaje es simbólico y análogo porque su objeto trascendente es similar y diferente al mismo tiempo a su análogo finito y simbólico. Tal símbolo, por tanto, apunta hacia lo trascendente, que está fuera de sí, y lo hace presente para que el ser humano pueda encontrarse con él. Como doctrina la Trinidad es un símbolo que resume la fe cristiana en una triple confesión de fe en un Dios como creador y salvador histórico, y en el poder interior de una vida humana auténtica que conduce a la salvación final. Como tal, la Trinidad representa el contenido de la visión cristiana de la realidad.

La Trinidad define la estructura intrínseca del lenguaje cristiano sobre Dios porque éste corresponde al relato cristiano de la salvación”. La trascendencia de esta interpretación meramente simbólica del dogma es de una importancia fundamental, sobre todo para la comprensión entre las religiones, pues si todas fueran por este camino, se acabarían muchos problemas.

Seguiremos.

Hoy es día de Año Nuevo. Todo el equipo que escribe en este blog les desea muy sinceramente que este año que comienza, 2008, sea lo más feliz, agradable y fructífero posible. Les agradecemos muy sinceramente su paciencia al leernos, y deseamos que el intercambio "universidad-sociedad" que pretende este blog sea en verdad provechoso.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Volver arriba