Del "Fuera de la Iglesia no hay salvación" al ecumenismo absoluto (Comentario libre a R. Haight VII)

Seguimos con nuestro comentario libre a la obra Jesús, símbolo de Dios, en concreto con nuestro interés por la previsible evolución del cristianismo -o quizá mejor de la impostación general de la teología cristiana- según el pensamiento de Haight.

2. Fuera de la Iglesia no hay salvación

La célebre sentencia "Extra Ecclesiam nulla salus" quiere decir en román paladino que la religión católica es la única verdadera. Quien no la profese de una u otra manera no puede salvarse. Hoy, por el contrario, parece que la tendencia en la evolución de la teología cristiana es a rechazar lo que se denomina el "exclusivismo", a admitir que la situación del pluralismo religioso es positivo, no rechazable, algo no necesariamente malo porque otras religiones son también mediadoras de la salvación de Dios.

Los argumentos contra el exclusivismo del Extra Ecclesiam nulla salus, o expresado de otro modo “Sin Jesús no hay salvación alguna”, se basan implícitamente en la convicción cristiana de que la voluntad de Dios sobre la salvación humana es absoluta y universal. Cito a Haight:

“Al argumentar contra la idea de que la salvación humana es causada universalmente por Jesucristo se ha avanzado ya un cierto trecho en la defensa de que las religiones del mundo son agentes de la salvación de Dios independientemente del cristianismo y de Jesucristo.

Así, desde una perspectiva cristiana y sobre la base de las indicaciones positivas proporcionadas por Jesús, el cristiano debe pensar que Dios se acerca a todos los seres humanos en la gracia… Puesto que tal gracia ha de ser necesariamente mediada por algo histórico, humano, y las religiones son los medios de comunicación históricos y culturales de la trascendencia, las religiones son de facto los canales de la gracia salvadora de Dios”.


Haight insiste en dos ideas emparentadas:

· Jesús no es el único mediador histórico de la relación ser humano con Dios.

· La religión cristiana no es la única mediadora. Otras religiones son en teoría, y de hecho en múltiples casos, los únicos mediadores históricos de Dios para muchos seres humanos, incluso aunque éstos conozcan la religión cristiana. El "exclusivismo" no tiene sentido desde esta perspeciva.

Haight se apoya en otro teólogo, Schubert Ogden, quien afirma que la posibilidad de este pluralismo de la mediación religiosa está basado seguramente en la realidad completamente universal del amor de Dios, que está presente salvíficamente a través de toda la existencia humana, por tanto a través del cauce mediador de otras existencias de líderes religiosos que han fundado otras religiones como mediaciones entre el hombre y la divinidad.

3. Cuestionamiento de la validez absoluta y rígida de la Escritura

Según Haight, la consideración de cómo es la Revelación ha de ir también por otros caminos. La teología católica de hoy debe distingue entre revelación global de Dios y cualquier aserto teológico cristiano que se prueba por medio de pasajes aislados de las Escrituras aceptadas por la Iglesia.

Hasta el siglo XX inclusive, la teología en especial la católica defendió sus tesis sobre la base de una acumulación de pruebas que consistían en textos de la Escritura sacados de su contexto y mostrados uno detrás de otro. Hoy día esta argumentación no debe ser válida.

Haight mantiene que el valor de un texto de la Escritura por sí mismo ha dejado de ser una prueba absoluta de una afirmación teológica. Un pasaje aislado de la Escritura no supone, pues, prueba alguna. Se debe apelar más al sentir global de la comunidad, a la fe global del grupo. Ello supone una pérdida del sentido absoluto de la sacralidad de la Escritura en cada una de sus partes.

Un ejemplo práctico, impensable en el siglo XIX, es postular incluso que deba cambiarse si no el texto original de las Escrituras sí al menos su traducción cuando va en contra de lo que se cree el sentir global del pueblo cristiano. Así, el abandono político y social del antisemitismo hoy por la Iglesia conduce a modificar las traduccciones de los textos evangélicos: "los judíos" (especialmente en los evangelios de Juan y de Mateo) serán sustituidos por los "jefes del pueblo" o algo parecido. Sin embargo, el sentimiento antijudío es absolutamente palpable en esos dos evangelios... que de hecho son expurgados.

Ello supone que siguiendo por este camino se relativizará el sentido de los pasajes aislados de la Escritura como vehículo infalible de la revelación.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero
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