El Evangelio de Marcos y el Evangelio de Judas (La edición crítica del Códice Tchacos XII)

Hoy escribe Fernando Bermejo

La semana pasada, uno de nuestros amables lectores planteaba la pregunta de si existe relación entre los evangelios canónicos y el Evangelio de Judas del códice Tchacos. Aun si debemos dejar para un próximo post el análisis del texto en cuanto parodia, para no dejar sin alguna respuesta la interesante cuestión formulada, hoy abordaremos el siguiente aspecto: ¿Podría ser de algún modo el evangelio del códice Tchacos una relectura de ciertos datos del Evangelio de Marcos?

Es sabido que en el evangelio de Marcos los discípulos de Jesús no aparecen dibujados con trazos demasiado positivos. En realidad, aparecen como tipos ignorantes, los cuales, a pesar de recibir enseñanzas en privado, no consiguen entender (Mc 6, 52). No saben quién es Jesús (Mc 4, 41), que les reprocha su incredulidad e ignorancia (8, 15-21; 9, 15-19). Incluso en el “apéndice marcano” –específicamente, en Mc 16, 14) Jesús echa en cara a sus discípulos su incredulidad y dureza de corazón.

De hecho, al final los discípulos abandonan a Jesús, y el único que no lo hace (Pedro) le niega tres veces. Resulta significativo también que Jesús, al reconvenir a Pedro, le califique con términos que hacen de él un ser diabólico: “’Vete de aquí, quítate de delante, Satanás, pues tus miras no son las de Dios, sino las de los hombres” (Mc 8, 33).

De modo similar, en el Evangelio de Judas los discípulos no salen ciertamente bien parados. No saben quién es Jesús, hasta el punto de que piensan que es el hijo del dios veterotestamentario, cuando en realidad procede de una esfera divina infinitamente superior. ¡El Dios de Jesús no es aquél al que adoran sus discípulos! Como hemos visto, Jesús se ríe de ellos con una sonrisa francamente ominosa, acompañada de enunciados inequívocos: “En verdad os digo, ninguno entre vosotros, los de esta generación, me conocerá”. En este sentido, el Evangelio de Judas podría ser considerado una relectura del de Marcos.

Otro aspecto curioso del Evangelio de Marcos es que en él –dejando aparte a un gentil, el centurión romano–, quienes reconocen a Jesús suelen ser precisamente las figuras que menos esperaríamos: los demonios y los posesos por los demonios. Mucho antes de que Pedro confiese a Jesús, los demonios reconocen la verdadera identidad de éste (Mc 1, 34; 3, 11; 5, 6-7); más aún, se postran ante él en señal de reconocimiento.

Pues bien, como hemos visto, en el nuevo evangelio, Judas es llamado por Jesús “demonio”. Ahora bien, en el evangelio del códice Tchacos Judas es el único de los discípulos que se atreve a pronunciarse sobre la identidad de Jesús y sobre su origen. ¿Significa esto que Judas es un gnóstico y un ser superior? ¡Quizás tan poco como lo son los demonios en el evangelio de Marcos! Reconocer la identidad de Jesús no es, en el evangelio de Marcos, signo de superioridad ontológica o axiológica alguna: los demonios lo hacen. Quizás tampoco lo es en el Evangelio de Judas...

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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