Hechos Apócrifos de Pablo (I)



Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Introducción

Los Hechos de Pablo poseen una particularidad que los distingue de los otros Hechos Apócrifos. Tienen un paralelo bíblico en los Hechos de los Apóstoles de Lucas. Porque a pesar de su denominación, los Hechos de Lucas dedican una parte muy importante a la figura y a los viajes de San Pablo. En los primeros capítulos es Pedro el protagonista indiscutible. Él es el que pronuncia los discursos en los momentos más determinantes, como en el día de Pentecostés (Hch 2, 14-36), en el Templo después de la curación del tullido (Hch 3, 12-26), ante el Sanedrín (Hch 4, 8-11; 5, 29-39). Pedro fue quien rompió el fuego en el comprometido Concilio de Jerusalén (Hch 15, 7-11). Pero a partir del capítulo 13 el protagonista es sin competencia ninguna Pablo, el que fuera perseguidor y luego convertido en "vaso de elección" (Hch 9, 1-15).

Los Hechos se transforman en un relato de los viajes apostólicos de Pablo que a grandes rasgos son los mismos que cuentan sus Hechos Apócrifos. Es verdad que han cambiado muchas cosas, como había pasado mucho tiempo entre unos y otros. La finalidad de los Hechos de Lucas es demostrar cómo el Evangelio es predicado en todo el mundo. Los Hechos Apócrifos de Pablo fueron escritos para honra y gloria del Apóstol de las Gentes. Pero nombres como Jerusalén, Damasco, Antioquía, Iconio, Éfeso, Corinto y Roma son algunos de los lugares que representan otras tantas etapas del ministerio de Pablo tanto en los Hechos canónicos como en los Apócrifos. De todos modos no faltan autores que los consideran como una especie de complemento de los Hechos de Lucas. Así lo hace, por ejemplo, J. Leipoldt en su obra Die Frauen der antiken Welt und im Urchristentum (Las mujeres del mundo antiguo y en el Cristianismo primitivo), Berlín, 1962, p. 128.

Otra característica de los HchPl es su relativa ortodoxia. Se escuchan ecos de debates teológicos, pero la postura de la obra es no solamente correcta sino abiertamente beligerante contra doctrinas gnósticas. El Codex Claromontanus (s. III-IV) sobre los libros canónicos incluía estos HchPl entre los libros del Nuevo Testamento. La carta a los corintios, denominada por los críticos 3 Cor, fue comentada entre otras epístolas de San Pablo por San Efrén. Sin embargo, ciertos detalles sembraron la duda o el rechazo entre otros Padres. San Jerónimo los etiquetaba como "apócrifos" refiriéndose a "toda la fábula del león bautizado", que figura entre los episodios de estos Hechos. El testimonio de Jerónimo se encuentra en su obra De uiris illustribus, 7, donde cita el testimonio negativo de Tertuliano en su conocido pasaje del De baptismo, 17.

Como el resto de los Hechos Apócrifos, su tendencia encratita es por demás evidente. Al principio de los Hechos de Pablo y Tecla (HchPlTe) se describe el ministerio de Pablo en casa de Onesíforo como "el doblarse de rodillas, fracción del pan y palabra de Dios sobre la continencia (enkráteia) y la resurrección" (HchPlTe 5). En la idea abundan varias de las bienaventuranzas que Pablo proclama en aquella ocasión. La que hace el número cinco ("Bienaventurados los que tienen mujeres como si no las tuvieran") coincide textualmente con el deseo expresado por el Apóstol en 1 Cor 7, 29. El discurso sobre la castidad fue lo que atrajo la atención de Tecla hasta tenerla apegada a la ventana "como si fuera una araña" (HchPlTe 7-9).

Los Hechos de Pablo han llegado hasta nosotros en innumerables fragmentos que suponen un arduo trabajo para los críticos. Hasta finales del siglo XIX sólo se conocían tres grandes partes: los Hechos de Pablo y Tecla, la correspondencia con los corintios (3 Cor) y el Martirio. Anclado ya en nuestros días y basado en modernas investigaciones, D. R. MacDonald distingue en los HchPl tres tradiciones orales, que serían los HchPlTe, el episodio de Éfeso y el Martirio. Ciertos sucesos eran conocidos por referencias en otros autores. Pero no había demasiada seguridad a la hora de determinar qué fragmentos formaban parte de los primitivos Hechos de Pablo. Pero los hallazgos de C. Schmidt del Papiro de Heidelberg (PHeid) del s. VI y el de Hamburgo (PH) dejaron fuera de duda la pertenencia de estos fragmentos a los Hechos originales. El papiro de Hamburgo, escrito en griego, se remonta a los alrededores del año 300 y ofrece un texto muy interesante desde el punto de vista lingüístico.

Hasta entonces no se tenían ideas claras ni eran las opiniones coincidentes. Los tres fragmentos habían circulado con independencia unos de otros. Además habían sufrido los lógicos retoques para darles la apariencia de documentos autónomos. Pero los trabajos de Schmidt fueron incuestionables. El PHeid contenía fragmentos de todos los episodios de los HchPl, incluidos los HchPlTe, la correspondencia con los corintios y el Martirio. El PH coincide en bastantes pasajes con el PHeid y sus tres últimos folios (PH IX-XI) recogen ya el texto del principio del Martirio.

Aunque mi opinión personal va por otros derroteros, no puedo omitir la moderna teoría, defendida por tres científicos americanos, que ven en los Hechos Apócrifos unas obras feministas, escritas por mujeres y para ser leídas en sus reuniones. La actitud de varias heroínas de los Hechos al elegir la vida de castidad sería la expresión de su rebeldía contra la tiranía o el predominio de los varones. Recurren con cierta intención al pasaje de Tertuliano, que rechazaba los Hechos de Pablo porque autorizaban a las mujeres para desempeñar las funciones de predicar y bautizar. Los lugares aludidos serían el de HchPlTe 34, en el que Tecla se autobautiza lanzándose a una alberca, y el de HchPlTe 41, donde Pablo recomienda a Tecla que enseñe (dídaske, pres.) la Palabra de Dios. Estas serían las razones por las que Tertuliano rechazaba este Apócrifo. Así lo creen S. L. Davies, D. R. MacDonald y la Dra. V. Burrus. Con P. W. Dunn pienso que es anacrónico considerar la vida de castidad como un medio para procurarse la autonomía social. Verlo como los doctores americanos me parece, como ya he insinuado en otro contexto, que es interpretar actitudes de aquella época con criterios de nuestros días. Sin embargo, estimo que el tratamiento del tema no deja de ser sugestivo, original y brillante. Pero no debemos olvidar que el testimonio de Tertuliano sobre estos Hechos Apócrifos cuenta que su autor fue un "presbítero de Asia". Y dado que sus quejas se refieren a datos contenidos en los HchPlTe, es lógico concluir que este fragmento de los Hechos de Pablo pertenece al texto original y primitivo. Tertuliano afirma, además, que el referido autor compuso la obra por su propia cuenta para añadir brillo a la personalidad y al ministerio de Pablo. Por ello fue cesado de su cargo.

Las mujeres en los Hechos de Pablo

Entre los Hechos Apócrifos donde el problema de la presencia y trascendencia de las mujeres ha levantado mayores debates están los Hechos de Pablo. De los tres grandes fragmentos tradicionales, el más largo lleva por título Hechos de Pablo y Tecla. Tiene todas las características de una leyenda piadosa en honor de la santa. Que perteneció a los Hechos primitivos está hoy fuera de duda. Pero sigue siendo objeto de reflexiones y debates el papel representado en la obra por Tecla, tan decisivo que ha pasado a ser coprotagonista con Pablo. Más aún, si nos atenemos a este fragmento, la realidad es que Tecla desempeña el más descarado protagonismo. Es verdad que siempre está Pablo detrás de los silencios y de las ausencias. Que Tecla está siempre con Pablo en el recuerdo. Ello no obstante, la narración está dirigida a enaltecer la figura de Tecla, a ensalzar su actitud, a elogiar el ejemplo de su conducta.

El fragmento habla en sus inicios de la huida de Pablo desde Antioquía a Iconio. Los Hechos canónicos de Lucas narran la huida precipitada de Pablo y Bernabé desde Antioquía de Pisidia a Iconio (Hch 13, 50-52). Le acompañaban Dimas y Hermógenes, personajes conocidos por el Corpus Paulinum. Dimas es citado en 2 Tim 4, 10 como discípulo que ha abandonado a Pablo "por amor de este siglo". En 2 Tim 1, 15 es mencionado un Hermógenes. De Hermógenes dice el Apócrifo que es herrero. La 2 Tim 4, 14 habla de un Alejandro, herrero, que ha hecho a Pablo mucho mal. Se ha pensado en la posibilidad de que se trate del mismo personaje. Va a alojarse en casa de Onesíforo que le estaba aguardando en el camino y le reconoció por las señas que le había dado Tito . Es conmovedor el retrato que de Pablo había hecho Tito: hombre de baja estatura, más bien calvo, de cejas muy pobladas, piernas arqueadas, nariz aguileña, lleno de bondad (HchPlTe 2). De la familia de Onesíforo habla en tono laudatorio la 2 Tim 1, 16 porque muchas veces alivió a Pablo y no se avergonzó de sus cadenas. La llegada de Pablo llenó de alegría la casa y la familia de Onesíforo. Allí se hacía oración, se doblaban las rodillas y se predicaba la Palabra de Dios sobre la continencia y la resurrección. Pablo pronunció unas bienaventuranzas con evidentes resabios de las del evangelio de Mateo en el Sermón de la Montaña. E inmediatamente se hace la presentación de Tecla, la que va a ser el hilo conductor del interés de la narración.


V. BURRUS, "Chastity as Autonomy. Women in the Stories of the Apocryphal Acts", Semeia 38 (1986), pp. 101-117. Cf. A. Pérez Jiménez y G. Cruz Andreotti (eds.), Hijas de Afrodita. pp. 131-170, esp. en la p. 168.
S. L. DAVIES, The Revolt of Widows. The Social World of the Apocryphal Acts, Nueva York, 1980.
P. W. DUNN, "Women's Liberation, the Acts of Paul, and other Apocryphal Acts of the Apostles. A Review of Recent Interpreters", Apocrypha 4 (1995) 445-461.
D. R. MACDONALD: The Legend and the Apostle: The Battle for Paul in Story and Canon, Philadelphia, Westminster, 1983.
C. SCHMIDT, Acta Pauli aus der Heidelberg koptischen Papyrushandschrift Nr. 1. Leipzig 1904 (reimpr. Hildesheim, 1965).
C. SCHMIDT-W. SCHUBART, Acta Pauli nach dem Papyrus der Hamburger Staats- und Universitätsbibliotek, Hamburgo 1936.

Saludos cordiales de Gonzalo del Cerro
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