La Gnosis eterna. antología de textos gnósticos I


Hoy escribe Antonio Piñero:

Los lectores, y más los amantes de los textos gnósticos, recordarán que hace unas semanas escribí un “post” comentando la aparición de la traducción al español del tratado Pistis Sofía. Ese volumen era el segundo de una serie, una antología de textos –creo que de tres volúmenes, corríjame el autor si me equivoco- cuya primera entrega no estaba en mis manos, y que no comenté. Ahora tengo el libro, y me parece que puede ser conveniente ofrecer una breve noticia de él.

La ficha de este primer volumen es la siguiente:

Francisco García Bazán, La gnosis eterna. Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos I, Editorial Trotta / Edicions de la Universitat de Barcelona, Madrid-Barcelona, 2003, 373 pp. ISBN: 84-8164-585-0


El contenido de esta primera entrega es el siguiente: primero una introducción general a la gnosis, que aborda el tema de la enseñanza gnóstica fundamental dividido en cuatro secciones: A) “La unitrinidad de lo uno y lo distinto -sobre el Padre, el Pensamiento puro y el Intelecto filial; B) La plenitud en Dios como el “Hombre” y los hombres -el Pleroma de los eones, el eón Sabiduría-; C) La ambivalencia de la condición cósmica: Sabiduría, la creación del mundo, el Demiurgo, la creación del ser humano, y D) el final: el Hijo en el Padre-Madre como Hijo del Hombre.

Esta introducción a la gnosis es muy distinta en su impostación a la que José Montserrat y yo publicamos en Textos Gnósticos, Biblioteca de Nag Hammadi, volumen I, pp. 13-118, pero es absolutamente complementaria. Está escrita casi desde un punto de vista gnóstico, y con una empatía especial por el sistema. Este talante se nota sobre todo en el apartado final de la introducción sobre el “origen y actualidad del gnosticismo”. El lector puede comparar ambas introducciones, y seguro que saldrá enriquecido.

El contenido de la antología propiamente tal tiene tres partes. La primera se ocupa de los fragmentos que, a través de los “heresiólogos” (Ireneo de Lyón e Hipólito de Roma sobre todo), más los Padres de la Iglesia en general (Clemente de Alejandría y Orígenes en especial) nos han llegado hasta nosotros. Los autores presentados son: Simón y los simonianos; los barbelognósticos; Basílides y los basilidianos; Valentín y los valentinianos, en especial Ptolemeo (prefiero esta transcripción, que me parece más acorde con el griego, al común Ptolomeo, con asimilación de la segunda /e/ a la /o/ primera).

El lector encontrará que en este primer apartado casi todo el material estaba ya traducido al español, con notas, en los dos volúmenes de José Montserrat, Los Gnósticos I y II, Editorial Gredos, Madrid, 1983. Pero en la nueva traducción de García Bazán el lector hallará algunos complementos y sobre todo una disposición nueva de los textos, que probablemente le ayudará a formarse una visión más homogénea.

En esta primera parte hay dos breves secciones “Hechos de Pedro con Simón” (Actus Vercellenses) y el celebérrimo “Himno de la Perla” de los Hechos de Tomás, Hecho IX, caps. 108-113. Actualmente, desde el 2005, el lector español tiene editados estos fragmentos –dentro de los Hechos completos de Pedro y Tomás, más los de Andrés, Juan y Pablo/Tecla- en la edición bilingüe de A. Piñero-G. del Cerro, Hechos apócrifos de los apóstoles I (Pedro) y II (Tomás), Editorial B.A.C., nos. 646 y 656, Madrid 2005-2006, con larga introducción y abundantes notas explicativas de las dificultades de estos textos.

La segunda parte de la obra que comentamos publica dos obras del Papiro gnóstico de Berlín 8502. La primera es una nueva versión de El Evangelio de María y la de una recensión breve del Apócrifo de Juan, ambos traducidos también en Textos gnósticos, Biblioteca de Nag Hammadi, vols. II y I respectivamente. Entiendo perfectamente la conveniencia de la versión del Apócrifo de Juan en este volumen de García Bazán, porque se trata de una traducción copta, distinta y más breve, sobre un original griego diferente, de la publicada por J. Montserrat (versión larga de NHC II 1).

Pero al carecer de notas esta nueva traducción, el lector la entenderá peor que la más larga de la colección de Nag Hammadi. No entiendo por qué García Bazán ha repetido el Evangelio de María -sin nota alguna, al contrario que en la edición de Textos gnósticos, con traducción de Montserrat- y no los otros dos tratados del Códice gnóstico de Berlín, la Sabiduría de Jesucristo y el Hecho de Pedro, conocido como “La Hija de Pedro” (publicados también los dos en el vol. II de la Biblioteca de Nag Hammadi). Pienso que o bien se ofrecía la traducción de todos, los cuatro textos, o bien solamente la del Apócrifo de Juan.

La parte más interesante de este volumen I de la Gnosis eterna, absolutamente novedosa en español y extraordinaria, es la traducción del Códice Bruce, Codex Brucianus, un manuscrito en papiro de 78 hojas, comprado en 1773 en Medinet Habu, Alto Egipto por James Bruce. Desde 1848 se encuentra en la Bibilioteca Bodleiana de Oxford.

El manuscrito contiene dos textos, el señalado por el autor del tratado “Fe-Sabiduría” como “Los dos libros de Ieú/Jeú”, pero que en el manuscrito se titula “Libro del gran discurso inciático”, y otro tratado, más breve, que no lleva título y que se suele editar como “Tratado sin título”.

Los dos Libros de Ieú harán las delicias de los amantes de los esotérico. Se trata de una traducción al copto de un original griego perdido, probablemente del siglo III d.C., que “pese a su aparente exotismo, presenta una interpretación gnóstica de los misterios helenísticos, con abundantes referencias a la magia ritual y a la función de Jesús como gran mistagogo, ritos en los que ocupan un importante lugar tanto los varones como las mujeres. El escrito contiene numerosos criptogramas, diagramas y nombres místicos y divinos” (p. 280) que presentan los estados del ascenso iniciático y espiritual.

El “Tratado sin título” es, por el contrario, un escrito “doctrinal e hímnico, que pone el acento en la regeneración del Unigénito, o culminación del ascenso del Pneuma, y de sus experiencias de carácter ultrapleromático en el seno del Padre. Las preferencias de las consideraciones (del autor original) se entran en el Hijo, o Hombre perfecto, vuelto interiormente a la profundidad del vientre paterno, tripotente y en silencio” (p. 280).

En suma: un libro importante éste de García Bazán porque enriquece nuestro conocimiento de la literatura gnóstica y porque supone una estupenda aportación a la cultura española.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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