Al margen del "Evangelio de Judas"

Hoy escribe José Montserrat:

En próximas entregas me propongo continuar con algunas observaciones acerca del "Evangelio de Judas" y sus interpretaciones. Los lectores de este blog han asistido ya a la publicación de una traducción y explicación de este Evangelio, por obra de Sofía Torallas y Antonio Piñero. Y posteriormente a otra larga serie de “posts” por parte de Fernando Bermejo en los que se han ofrecido las características más importantes del desgraciadamente llamado Códice “Tchacos”. En concreto sobre el Evangelio de Judas, se ha hecho un amplio resumen de las recientes dificultades de interpretación. El mismo Fernando Bermejo ha ofrecido argumentos serios para entender todo el escrito como una parodia. Por mi parte, en posts también anteriores he expuesto algunas dificultades para esta interpretación.

Hoy quisiera continuar con el tema y empezar reseñando un par de hechos circunstanciales.

1. En su momento sugerí darle al códice que contiene el Evangelio de Judas el nombre general de "Códice de Miniah". Miniah es la ciudad del Ato Egipto en cuyo entorno parece que fue hallado el códice. Se seguiría con esto el criterio que se aplicó al hallazgo de 1945: los trece códices gnósticos más fueron hallados en el entorno de la ciudad industrial de Nag Hammadi. Me he resistido a utilizar la denominación "Códice Tchacos" por motivos de dignidad y de deontología: la Sra. Nusberger-Tchacos es una traficante de antigüedades culpable en parte del retraso en la recuperación del códice y de su deterioro.

La Sra. Tchacos compró el códice por una cantidad que se ha cifrado, sin desmentido, en 300.000 dólares. Luego lo vendió por 1.500.000 a un desaprensivo de Ohio que lo deterioró todavía más metiéndolo en un frigorífico. Recuperada la pieza, esta fue cedida a la Fundación Maecenas, de Ginebra, por una cantidad parecida. Lo más chusco del caso es que el presidente de Maecenas, Mario Roberty, era al mismo tiempo el abogado de la empresa de Tchacos; o sea, que fue vendedor y comprador al mismo tiempo. Así se explica el pingüe negocio de la sra. Nusberger-Tchacos: un millón doscientos mil dólares.

El panfleto de H. Krosney, El evangelio perdido, publicado por National Geographic, bajo su apariencia de "periodismo de investigación", no es más que una cortina de humo destinada a ocultar los hechos cruciales: que el códice es una pieza sacada ilegalmente de Egipto, que la anticuaria hizo con él un negocio fabuloso, que alguien más cobró comisión por la venta y que National Geographic acaparó su difusión para hacer de él un best-seller.

Suculentas informaciones al respecto se pueden hallar en la página web de un sujeto medio loco, pero a veces bien informado:

http://www.michelvanrijn.nl/artnews.

2. En los primeros meses de 2001, Mario Roberty contactó con un mecenas español, Jordi Clos, de la Fundació Arqueològica Clos, que gestiona el “Museo Egipcio” de Barcelona y la Escuela de Egiptología de la cual soy director. Es así como en 2001 me enteré de la existencia del Evangelio de Judas. Roberty ofreció a Clos participar en el equipo que iba a reconstruir y editar el Evangelio de Judas.

Pero Jordi Clos no vio el asunto nada claro. Es de saber que los museólogos occidentales son sumamente escrupulosos respecto a la legalidad de las piezas que poseen y que adquieren. El gobierno egipcio se ha vuelto muy riguroso en este punto. De hecho, la Universidad de Yale había renunciado a adquirir el códice de Miniah no por el precio, sino por las dudas acerca de su legalidad. Prudentemente, J. Clos declinó el ofrecimiento de la Fundación Maecenas. Y fue entonces cuando surgió la alternativa de National Geographic.

Apostilla: Sé que tendré que resignarme a utilizar la denominación de "Codex Thacos", alegre e impúdicamente aireada por todos los "scholars" (eruditos). Me quedaba el derecho de pataleo, y helo aquí.

Seguiremos otro día. Saludos cordiales de José Montserrat.


..................

Aviso para lectores de La Rioja (sobre todo)


La Universidad Popular de Logroño (en la misma sede, en Logroño, que el año pasado) vuelve a ofrecer este año 2008 un seminario que reúne estudiosos de las culturas del Mediterráneo oriental en época antigua con el fin de ofrecer un panorama religioso que ayude a comprender la aparición del cristianismo en la Historia de la religiones.

El programa se centra en esta ocasión en un aspecto determinante a la hora de comprender la visión general que del mundo y los hombres ofreció en sus comienzos la doctrina cristina. La figura de Jesús de Nazaret y sus enseñanzas siguen siendo, sean cuales sean y a pesar de los siglos, los cimientos sobre los que descansa esta religión. El tema general es "El juicio final".

Por otra parte, en la edición de este año será presentado el libro La verdadera historia de la pasión, Edaf, Madrid 2008, de recentísima aparición, en el que se han reunido todas las conferencias que sobre ese tema fueron incluidas en el seminario del año 2007.

Programa:

Viernes 29 de febrero 2008

17.00: Presentación del curso y entrega de documentación.

17.30: Juicio y contraseña: el camino egipcio al más allá, por José Ramón Pérez-Accino, egiptólogo

19.00: Ahura Mazda y la justicia tras la muerte en el zoroastrismo, por Eugenio Gómez Segura, profesor de la Universidad Popular.

20.00: Presentación del libro La verdadera historia de la pasión, a cargo de Antonio Piñero y Eugenio Gómez Segura.

Sábado 1 de marzo 2008

10.00: "¡Ese día"!: el Juicio final en el judaísmo, por Javier Alonso López, experto en estudios judíos.

12.00: El juicio final en el cine: de las momias al neorrealismo, por Oscar Lapeña, Universidad de Cádiz

16.00: Sombras del más allá: la concepción del otro mundo en Grecia y su pervivencia, por Ignacio Rodríguez Alfageme, Catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid.

18.00: Jesús y los primitivos cristianos ante el juicio final, por Antonio Piñero, Catedrático de Filología de la Universidad Complutense de Madrid.

19.30: Tertulia coloquio con los ponentes del seminario.

Inscripción: 60 euros (no hay ninguna subvención pública).

Saludos de Antonio Piñero.
Volver arriba