Juanel Bautista y Jesús de Nazaret, ¿los únicos ejecutados en sus círculos?

Hoy escribe Fernando Bermejo

Suele decirse que Jesús fue arrestado y ejecutado, pero que sus discípulos no lo fueron con él. Al menos, las fuentes no nos informan explícitamente de que las autoridades políticas se dedicaran a cazar a los seguidores de Jesús en el momento en que se encargaron de su ejecución, por lo que parece que él fue el único de su grupo en ser eliminado.

Hay, no obstante, dudas razonables sobre esta opinión. Según Marcos 15, 27 y los demás evangelistas, Jesús de Nazaret no fue crucificado solo, sino con dos individuos más. Estos individuos son calificados por Marcos de lestai o “bandidos” (Lucas 23, 32.39, tal vez para neutralizar el significado político del término, les denomina kakoúrgoi: “malhechores”). Pero –como Montserrat recuerda recientemente en su interesante libro El galileo armado– Roma no condenaba a la pena capital por mors aggravata (cruz, fieras, hoguera) a simples maleantes, sino a tipos que se hacían reos de un delito de laesa maiestas. Así pues, con toda probabilidad los individuos crucificados por Pilato no eran simples “ladrones”, como la tradición los dibuja, sino individuos sediciosos, que muy probablemente habían participado en la stasis (revuelta) a la que se refiere el evangelista Marcos. En realidad, Jesús no sólo fue crucificado con dos sediciosos, sino –dicen consistentemente las fuentes cristianas– entre ellos. Este dato puede ser interpretado de varios modos, pero si es históricamente verosímil, entonces la explicación más sencilla es que la autoridad romana debió de considerar que el crucificado en medio era no sólo uno de ellos, sino el cabecilla –en sentido real o intelectual– de los otros. Sabemos también que el titulus decía algo como “rey de los judíos”. Todos estos datos, entresacados de fuentes claramente interesadas en suprimir las implicaciones políticas del mensaje de Jesús, dan mucho qué pensar (aunque muchos exegetas pasan sobre ellos, comprensiblemente, como sobre ascuas). Como concluye Montserrat: “No había en Judea tantas revueltas como para que coincidieran dos de ellas en el mismo día. Es casi seguro, pues, que aquellos dos pertenecían al mismo grupo armado de Jesús”. Substituyendo “casi seguro” por “muy posible”, hago mío este juicio.

Hay otras consideraciones que llevan a pensar que las autoridades no fueron únicamente a por Jesús. Los evangelios dicen que hubo cruce de espadas, y dicen que los discípulos huyeron. Uno se pregunta por qué se dieron a la fuga. ¿Por qué tendrían que haber huido, si nadie les perseguía? Además, los evangelios reseñan que Pedro negó enfáticamente, y en repetidas ocasiones, pertenecer al grupo de Jesús. Uno se pregunta por qué, si reconocerlo no le habría acarreado el menor problema, y le habría ahorrado de paso sus espantosos remordimientos… Hay, pues, razones no desdeñables para pensar que las autoridades no fueron sólo a por Jesús.

Pero supongamos que todo esto parece aberrante y excesivo a algunos lectores, que es hipercriticismo y exceso de fantasía. Supongamos, pues, que lo que repiten a coro los exegetas es cierto, y que las autoridades sólo quisieron eliminar –y sólo eliminaron– a Jesús. Pues bien, si así fuera, entonces tendríamos un enésimo paralelismo con el caso del Bautista. Según las fuentes, éste fue arrestado y ejecutado solo, mientras que sus discípulos no fueron molestados. A diferencia de otros visionarios de la época, de los que nos habla Josefo, los cuales fueron atacados junto a sus seguidores por las tropas romanas y pasados por las armas colectivamente, no hay noticia alguna de que los seguidores de Juan fueran molestados por Herodes Antipas o por los romanos cuando a él le eliminaron en Maqueronte. Así pues, si Jesús murió solo, esto representaría otra coincidencia más con el Bautista.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo.
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