Pasiones paganas (Verdadera historia de la Pasión III)

Hoy escribe Antonio Piñero:

Seguimos con la presentación del libro: “La verdadera historia de la Pasión” (Edaf, Madrid, 2008)

La segunda contribución es la de Eugenio Gómez Segura y lleva por título “Pasiones paganas. Grecia y los Misterios”. El índice temático es el siguiente:

• Cronología y contexto histórico del suceso. La mixtura helenística y romana
• Ambiente general de la religiosidad grecorromana
• Muertes y resurrecciones paganas
• Cultos y movimientos religiosos
• La revelación órfica: un dios que muere y resucita.
• Pasiones humanas
• Pasión y resurrección
• El ciclo del tiempo: orden y justicia
• Conclusión


El planeamiento, o pregunta inicial, que formula Gómez Segura es el siguiente: “Los primeros años de expansión de la secta judía llamada cristianismo por la civilización grecorromana constituyen un fenómeno apasionante si atendemos a cuanto se puede saber sobre el posible trasfondo egipcio de nociones tan cristianas como la resurrección y la ingestión de la divinidad. Y si nos hemos sorprendido al leer detalles que acaban por ser no ya asombrosos, sino trascendentales, hemos de preguntarnos qué sabría un griego, un romano, un hispano, del contexto judío de la pasión –lo que ocupará el presente capítulo- y cuánto pudo adaptar a su propia cultura el personaje que se le predicó con la intención de dar significado a lo que le resultaba inverosímil sobre él".

En definitiva, en el presente capítulo del libro que comentamos se da a conocer la pasión, muerte y resurrección de otros hombres y otros héroes, de dioses incluso, con el objetivo de plantear que quizá algún elemento de esa época acabó también por formar parte de lo que los creyentes cristianos conocen como el personaje religioso Jesucristo. Tras este repaso a lo que fue la espiritualidad de aquellos años, hemos de encontrarnos en mejores condiciones para entender los textos sobre la pasión de Jesús con toda la objetividad e imparcialidad posibles. Es importante, por tanto, saber qué nos depara la Antigüedad clásica.


Personalmente me parecen interesantes los paralelos que ofrece Gómez Segura de las “muertes y resurrecciones paganas” para mostrar que ya existía en el mundo grecorromano, previamente al cristianismo, estas nociones de personajes humanos que son deificados y que habían sufrido esas vicisitudes. Escribe Gómez Segura: “Con todo, la vía más reconfortante –en los paralelos paganos a la peripecia de Jesús- no es la de morir para revivir hasta una muerte definitiva, o la de bajar vivo al Hades/Infierno y volver de él: sin duda lo mejor era adquirir una vida comparable a la de los siempre felices e inmortales dioses, como los denominaba ya Homero. Y esa ventura se dio en la mitología tanto de Grecia como de Roma".

El caso más renombrado es el de Heracles. Su ejemplo es especialmente interesante para nosotros, pues, recordémoslo, había nacido de la unión de una mortal con Zeus, se había convertido en una suerte de santo bienhechor de la humanidad y, tras pagar su propia deuda, la muerte, fue considerado digno de reunirse con los dioses y vivir con ellos sempiternamente.

Muy curioso en este capítulo es también la comparación entre Sócrates y Jesús, pues tenemos en Grecia el caso de un hombre normal, el filósofo Sócrates, que es condenado y sufre la muerte injustamente, y luego es venerado hasta tal extremo por sus seguidores que tal veneración acaba transformando su vida, la percepción de su figura y su mensaje.

Concluye Gómez Segura que quizá los mitos y personajes del mundo antiguo no influyeron de modo directo en el cristianismo, pero que no cabe la menor duda de que la recepción del mensaje cristiano, sobre todo el predicado por Pablo, se encontraba entre los hombres y mujeres intensamente religiosos del Imperio romano con un ambiente literario, mítico y religioso que le ayudaba enormemente a que sus ideas sobre Jesús -que acercaban a éste al ámbito de lo divino- fueran comprendidas y aceptadas por esos oyentes.

Aparte del tema central de la muerte y resurrección de las divinidades de las “Religiones de misterio” que ayudaron tanto a Pablo a presentar su mensaje, en concreto la reinterpretación de Sócrates por parte de Platón, junto con otras “biografías” de hombres ilustres en el mundo helenístico, fueron quizá el modelo, en parte, para los evangelistas de su presentación de Jesús al mundo religioso de fuera de Judea.

En efecto, pasado cierto tiempo después de la muerte de Jesús, la peripecia de éste, su vida, acciones, palabras y milagros, corrían el peligro de difuminarse, de perderse. Por ello se necesitaba imperiosamente un texto escrito que diera noticia de estas cosas. Esta necesidad se acrecentaba porque había que atender también a las necesidades espirituales de los nuevos cristianos que se habían extendido ya por muchas regiones del Imperio. Y ese texto, esos textos, los Evangelios -porque fueron varios los autores que quisieron dar su versión de los hechos pese a que tal versión pudo implicar una peligrosa incoherencia- fueron finalmente escritos. Ahora bien, su modelo no estaba en el mundo judío, sino muy probablemente en el de Grecia y Roma.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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