La conservación de la obra de Filón de Alejandría III. Egipto y el cristianismo primitivo (XII)

Hoy escribe Antonio Piñero:

Seguimos con las obras de Filón de Alejandría y en concreto con su método hermenéutico, es decir, de explicación de la Biblia.

Presupuestos de le hermenéutica bíblica de Filón:

Como se ha indicado ya, el sistema interpretativo de Filón no forma un cuerpo de doctrina consistente, aunque parte, en verdad, de unos presupuestos muy claros. Éstos son:

• La Sagrada Escritura está divinamente inspirada.
• En concreto el Pentateuco fue escrito por el profeta Moisés.
• El texto sagrado posee varios sentidos.
• No siempre, ni mucho menos, el sentido literal será el más interesante.
• Hay pasajes, sin embargo, que deben tomarse al pie de la letra, como los Diez Mandamientos, o las leyes de pureza ritual o alimentaria.
• El que estudia la Ley con devoción será iluminado por el Espíritu y alcanzará tarde o temprano una intelección suficiente de ella.


Filón sostiene que la Escritura no puede decir banalidades y que no es lógico que cuente historias poco creíbles o míticas. Si, en apariencia, éstas ocurren, hay que explicarlas. Así, por ejemplo, la creación no pudo tener lugar realmente en “seis días”, sencillamente porque los días se cuentan con el sol y éste astro es un objeto mismo de la creación (Alegoría de las leyes I 2). Tampoco es admisible al pie de la letra que Eva haya sido creada de la costilla de Adán: (Alegoría de las leyes II 19).

El lector ha de pensar que en tales casos debe buscarse otro sentido, oculto, espiritual y profundo. Para Filón ese sentido coincide de uno u otro modo con lo mejor y más espiritual de la filosofía griega, en especial de la platónica y la estoica, y el lector bien preparado lo hallará iluminado por el Espíritu.

El trasfondo filosófico filoniano

Filón parece haber estudiado los sistemas más importantes de la filosofía griega y haber tomado de ellos todo aquello que le parecía ser compatible con el espíritu del judaísmo y su ley moral. Así, de los pitagóricos acepta y desarrolla la importancia simbólica de ciertos números (en especial 4, 6, 7 y 10).

De Aristóteles recibe la distinción entre diversas causas fundamentales que actúan en la naturaleza (formal, material, final, etc.) y la doctrina de las virtudes como posición media entre los extremos ("La virtud está ene el medio").

Del estoicismo toma Filón su doctrina sobre las pasiones en el hombre; las siete clases de funciones de los órganos corpóreos; la división de las cosas materiales en cuatro clases: materia orgánica, las plantas, los animales y el hombre; el elevado sentido de lo ético como lo mejor de la filosofía; la exaltación de la libertad frente a las pasiones (gr. apátheia; de donde viene el español “apatía”); el deber de vivir conforme a la razón; la idea, que es también socrática, de que lo bueno coincide con lo bello; el concepto de sabio y su libertad.

Su amplio acuerdo con los estoicos no le impide disentir profundamente con aquellas partes del sistema que eran inasimilables por un judío piadoso: el materialismo estoico fundamental, su panteísmo (el conjunto total del universo es la divinidad) y la idea de que el sabio es un ser autónomo, dependiente en absoluto de sí mismo, que busca acomodarse a la razón universal que controla el universo. Por el contrario, el sabio filoniano es profundamente “heterónomo”, es decir, basa su sabiduría en una ley de fuera, distinta a la suya propia, una ley fundamentada no en el universo y la Razón (Logos) que todo lo gobierna, sino en la existencia de un Dios personal, espiritual, individual, del que manan todos los bienes, y en la Ley por él otorgada.

El platonismo es el sistema filosófico que proporciona a Filón mayor material especulativo. De él recibe por supuesto la teoría fundamental de la existencia de un mundo de ideas, que es la base formal del universo material, y la creación del mundo no directamente por Dios, sino a través de entidades que protegen su trascendencia. Esta trascendencia absoluta de la divinidad, igual a la de las Ideas, se salva en Filón por medio del Logos, o Razón divina, que actúa de intermediario y guarda las distancias entre lo absolutamente Otro y la finitud humana. Sin embargo, de ese Logos participan los humanos.

También acepta la antropología dualista del platonismo, es decir, el hombre compuesto de alma y cuerpo, la inmortalidad del alma, y el desprendimiento necesario de todo lo material para alcanzar lo espiritual y divino. La concepción de Dios va unida con el deseo de unirse con el pensamiento divino. Este platonismo debidamente espiritualizado es la base, pues, del misticismo o unión con lo divino, al que tiende en último término la interpretación filoniana de las Escrituras.

Manera concreta de proceder al comentar la Biblia

El modo práctico y usual de proceder de Filón es comentar punto por punto los vocablos y expresiones interesantes de un texto determinado, exponiendo su sentido profundo, religioso y filosófico o alegórico que él mismo descubre o, en pocos casos, recibe por tradición. En el tercer bloque de obras este comentario se hace especialmente denso y alambicado. Normalmente el pasaje en cuestión (del Génesis) que Filón comenta será ilustrado con la aportación de otro u otros textos del Pentateuco que contengan vocablos, expresiones o conceptos análogos al primero, y por cualquier otra referencia bíblica que pueda servir de aclaración. De este modo, el estudio de un concepto puede llevar a otro, y a otro, y a otros formando un rosario o sarta de ideas que el autor estima interesantes. A veces el resultado pedagógico para el lector es comprometido, pues el entramado de unas ideas que se engarzan con otras conduce a un dédalo de conceptos, significados y alusiones que puede acabar por confundirlo.

Como puede observarse, en los momentos en los que está naciendo el cristianismo, en la segunda mitad del siglo I de nuestra era, no hay todavía teólogos entre los cristianos que tuvieran la cultura teológica y la riqueza de ideas que mostraba Filón, ideas que un ambiente de estudio, una tradición filológica y filosófica como la de Alejandría podía proporcionar. Muchas de las concepciones filosóficas y religiosas filonianas, tomadas de este acervo griego, eran perfectamente aprovechables por los cristianos puesto que se veían inmersos en la misma situación: cómo explicar a los paganos -que hablabana comunmente la lengua helénica o la latina- las enormes riquezas espirituales que el Dios de Israel ponía a su disposición.

Filón de Alejandría, su manera de interpretar la Biblia, sus concepciones religiosas y filosóficas tan perfectamente inteligibles por los griegos cultos, iban a ser como un faro que iluminaría el camino de los cristianos en un quehacer parecido. No es nada extraño que los cristianos de Alejandría conservaran con mimo las obras, tan aprovechables, de este judío tan amigo de los griegos.

Concluiremos el próximo día. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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