Conflictos entre judíos y cristianos en la época de la composición de los Evangelios (II)

Hoy escribe Antonio Piñero


La destrucción de Jerusalén en la primera guerra judía (año 70 d.C.), sus consecuencias militares con la toma de la fortaleza de Masada (tres años después) como último reducto de la resistencia antirromana (al estilo de Numancia) y la aniquilación, por el momento, de cualquier foco de rebelión contra el poder de Roma, dieron como resultado una violenta conmoción de la vida interior del pueblo judío.

No hay revueltas serias hasta Trajano

Y decimos interior porque parece que hasta la época del emperador Trajano y Adriano no hubo revueltas judías dignas de este nombre. En los últimos años de Trajano, sin embargo (115-117) y en época de Adriano (132-135) hubo acontecimientos de gran amplitud y guerras terriblemente violentas: la Segunda guerra judía…, catastrófica en su destrucción de los judíos, de modo que de hecho no reconstruyeron su estado hasta inicios del siglo XX, con diversas instituciones y lo confirmaron en 1947-48. Parece que el Imperio Romano se mantuvo vigilante respecto a los judíos pero sin perseguirlos especialmente.

Por el contrario, según el Padre de la Iglesia e historiador Eusebio de Cesarea (Historia Eclesiástica III 12) -el cual a su vez se basa en el escritor cristiano Hegesipo, que tuvo su florecimiento vital en el último tercio del siglo II- hubo una auténtica persecución de los judíos, que habría comenzado después de la destrucción del Templo aún en tiempos de Vespasiano (muerto en el 79). Según Hegesipo, tanto este emperador como su segundo hijo, Domiciano, y posteriormente Trajano se dedicaron a perseguir a todos los judíos nobles que pudieran vanagloriarse de su ascendencia davídica. Querían exterminarlos y acabar de una vez con el peligro de una insurrección mesiánica.

Imposibilidad de estar seguros de esta noticia de Eusebio de Cesarea

Es imposible contrastar la veracidad de esta información. Podría ser plausible, sin embargo, como tendencia soterrada por el miedo romano hacia la ferocidad guerrera de los judíos –demostrada en la Primera Gran Revuelta- y el temor a nuevos brotes de guerra. Pero la noticia concomitante, a saber que los romanos se dedicaron también a perseguir a los responsables de la Iglesia cristiana palestina, como parientes de Jesús, y por tanto de ascendencia davídica, es decir mesiánica, es una noticia sospechosa ya que puede tener como trasfondo subrayar la condición davídica de Jesús. Con otras palabras, es posible que ésta sea una historia elaborada o magnificada con fines apologéticos.

En efecto, en el siglo I hubo notable interés entre los cristianos por salir al paso de los rumores judíos de que Jesús no había nacido en Belén, sino en Nazaret, y que, por lo tanto, no podía tener ascendencia davídica. Es decir no podía ser el verdadero mesías, como afirmaban los cristianos. Recordemos las críticas que recoge el evangelio de Juan: "Éste sabemos de dónde es (es decir, de Galilea). Pero cuando venga el mesías no sabremos de dónde es" (Jn 7,28) y "¿Acaso va a venir de Galilea el mesías?" (Jn 7,41). Por consiguiente Jesús no era ni siquiera profeta ya que "de Galilea no sale ningún profeta" (Jn 7,52).

A responder a estas dificultades sobre el lugar de nacimiento de Jesús se destinaron los relatos de los evangelios de la infancia (Mt 1 y 2; Lc 1 y 2) y, como hemos sugerido, quizás esta historia de la persecución de los parientes de Jesús transmitida por Eusebio de Cesarea. Pero admitido, a pesar de todo que tal noticia de Hegesipo sea histórica, la represión de los judíos y de algunos cristianos tuvo que ser mínima, ya que no nos quedan restos de ella en ningún otro historiador.

La época de Domiciano

Es igualmente incierto que hubiera amplias persecuciones de judíos -y por consiguiente de cristianos (a quienes las autoridades romanas todavía no podían distinguir convenientemente de los judíos)- en época de Domiciano. De un diploma de este emperador del año 86, en el que se mencionan a los veteranos de dos “alas” y cuatro cohortes que estaban en Judea bajo el mando de Cneo Pompeyo Longino, se ha querido deducir que en Judea hubo revueltas y persecuciones antijudías. Por eso estaban esas fuerzas allí. Pero los argumentos aducidos en pro de la actuación de estos destacamentos militares distan mucho de estar claros. Su mera presencia no supone revueltas o persecuciones antijudías por parte de los romanos.

Por lo tanto es posible que el feroz Domiciano no hubiera practicado ninguna persecución general y en concreto en Judea. Dicho entre paréntesis, este dato de la ausencia de persecución anticristiana puede tener su importancia para datar el Apocalipsis del presbítero Juan. Si no hubo persecución antijudía en época de Domiciano, ¿cómo pinta el autor un clima tan opresivo por parte del Imperio para con los cristianos en Asia Menor? ¿Es inminente una persecución y el vidente la pinta como ya presente?

Es posible que parte del Apocalipsis se hubiera escrito en la época de Nerón, y con la mente puesta en el castigo de los cristianos en Roma donde sí hubo, aunque restringida a la ciudad. Esa parte fue luego reelaborada en el escrito final que ahora poseemos. Habría, pues, que ser cautos y no tan tajantes como muchas “Introducciones” al Nuevo Testamento que ponen como fecha de composición del Apocalipsis la "persecución", inexistente en cuanto general, de Domiciano. Habría que precisar: la edición definitiva, formada por diversas fuentes, que es la que hoy leemos.

Así pues, como decíamos anteriormente, la conflictividad socio-religiosa en Palestina (sobre todo Judea y Galilea) hasta la época de Trajano y Adriano (la 2ª Guerra judía) queda restringida, desde el ángulo que aquí nos interesa sólo a dos hechos importantes:

1. Los inicios de la conformación, no sin tensiones, de un nuevo judaísmo (o de sus raíces esenciales) tras la destrucción del Templo, que dura hasta hoy.

y 2. El conflicto entre el judaísmo y el judeocristianismo, que a pasos de gigante se iba apartando de su matriz judía y caminaba presto por el sendero de formar una nueva religión con todas las de la ley.

En estos dos aspectos nos centraremos en los posts restantes de esta miniserie.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
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