Infancia - Familia - La madre de Jesús

Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos la presentación de "Jesús y las mujeres" según sus diversos temas y cuestiones.

Los capítulos 3 al 6 del libro abordan los temas siguientes: relaciones de Jesús con su madre, primero en su infancia y luego fuera de ella, en su ministerio público; la cuestión de cómo debe entenderse las hermanas de Jesús y su relación con ellas, y finalmente los contactos y relaciones globales de Jesús con su familia física durante su vida pública, antes y durante su pasión. En esta sección se presentan y discuten los textos de los Evangelios de Mateo-Lucas, Juan y Marcos y también del Evangelio de los hebreos.


La madre de Jesús

En primer lugar, ocupan un puesto importante las relaciones de Jesús con su madre. Éstas son complejas, y los evangelistas que tratan de ellas no ofrecen una imagen concordante. Es más, hay incluso ciertas contradicciones. Éstas se deben, sin duda, a que los escritores evangélicos recogen tradiciones divergentes de los cristianos primitivos: diferentes en el espacio (distintas comunidades que han transmitido tales tradiciones) y en el tiempo (unas más evolucionadas que otras). Por ello estas tradiciones se tratan en el libro en capítulos diferenciados.

La infancia de Jesús ofrece notables temas de interés: la concepción virginal de Jesús. Raimond Brown planteó en el mundo católico el tema: ¿nació Jesús de un modo ilegítimo? ¿Quiénes eran en verdad los antepasados de Jesús? ¿Jesús hijo de David por parte de madre o padre? Luego deben tratarse los episodios de la infancia de Jesús con su madre: la visitación de María a su prima Isabel; el nacimiento de Jesús y sus circunstancias; la circuncisión y presentación de Jesús en el Templo con la purificación de su madre. Los profetas Simeón y Ana; el niño Jesús en el Templo.

¿Datos históricamente comprobables?

Estas narraciones de los “Evangelios de la infancia” enfrentan al lector con algunos hechos importantes: apenas obtenemos de ellos datos históricos sobre la relación de Jesús con su madre en el seno de su familia. Los que hay deben ponderarse. También ha de decidir el lector si parece probarse o no históricamente la realidad de la concepción virginal, del parto milagroso y la cuestión de los antepasados de Jesús. Por otro lado, es muy probable que los eventos ocurridos en el Templo de Jerusalén en los días posteriores al nacimiento de Jesús no pasen de la mera verosimilitud histórica.

Sin embargo, puede constatarse que los primeros capítulos de Lucas y Mateo están lejos de ser meramente anecdóticos en la mente de los evangelistas que los compusieron: representan ya una teología-cristología bastante desarrollada. Algunas de sus líneas teológicas no serán seguidas por la comunidad posterior –de ahí que contrastando estos capítulos con el texto siguiente de los Evangelio de Lucas y de Mateo se observen incluso contradicciones.

En su conjunto, como dice J. R. Esquinas:

Se está ya construyendo la figura del Cristo de la fe: su origen, su misión, su dignidad. Lo que es Jesús lo es antes de su nacimiento. Mateo y Lucas son así un verdadero antecedente a la doctrina de la preexistencia del Logos en la teología de Juan, que no hace más que seguir el camino lógico iniciado antes por la Iglesia. Lo que llegó a ser Jesús para la comunidad cristiana es retrotraído por ella al inicio de los tiempos (p. 97 de su obra, Jesús de Nazaret y su relación con la mujer. Una aproximación desde el estudio de género a partir de los Evangelios sinópticos, Editorial Academia del Hispanismo, Vigo, 2007).

En lo que respecta a la función de la mujer, representada por la madre de Jesús, debe decirse que en estos relatos, como es de esperar, no se halla ninguna nueva proclama respecto a la función materna, ninguna subversión de rango ni postura especialmente feminista por parte de los dos evangelistas que afecte a la madre y familia de Jesús. En suma parece no haber ninguna revolución de las concepciones de “género”.

Jesús y su hermanas

Respecto a Jesús y sus hermanos/hermanas he escrito en otros lugares, últimamente en Jesús. La vida oculta (Editorial Esquilo). Pero en el presente libro aumento notablemente el tratamiento ampliando ls noticias sobre el tema en el siglo IV: las muy diversas posturas que había en la Iglesia; la defensa de la virginidad perpetua de María por san Jerónimo; las dificultades de la argumentación de este Padre de la Iglesia y la discusión de de otras razones desde el punto de vista católico.

La familia durante el ministerio público de Jesús

En los Evangelios aparece la breve reseña de algunos pocos contactos de Jesús con su familia carnal, se sobreentiende toda ella, incluidas sus hermanas, en los que se da a entender que incluso viajaron con él al menos en alguna ocasión. Después de las bodas de Caná, leemos en Jn 2,12: “Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días”.

Sin embargo, la mayoría de estos textos, que no son muchos, presentan las relaciones de Jesús con su familia en una luz bastante negativa. Así se discuten en este apartado Marcos 3,20-21; 3,31-35; 6,1-6; Lucas 14,25-27, un dicho de Jesús muy duro contra la familia carnal, en un contexto en el que se supone que ésta se opone también de algún modo a la venida del Reino; pasajes importantes del Evangelio de Juan como Jn 2,1-2; 7,2-10, etc.

¿Se exageran los rasgos de enfrentamiento?

A pesar de su aparente claridad, algunos críticos han dudado de que todo este cuadro de enfrentamiento Jesús/su familia –dibujado por los diferentes pasajes de los cuatro evangelistas presentados hasta el momento- sea correcto, es decir, quizá las relaciones de Jesús con su familia no fueran tan negativas.

Después de discutir sus razones apuntamos en el libro una posible solución y sugerimos que la mejor explicación parece ser la suposición de que aquí –como en otros casos- los evangelistas exageran y pintan con trazos demasiado gruesos, un tanto negativos y sesgados una situación vital que pudo ser distinta, menos problemática, aunque no exenta de ningún mod de aristas importantes.

Al igual que los Evangelios, sobre todo el de Mateo, dibujan exageradamente una oposición a muerte entre Jesús y los fariseos, siendo así que el Nazareno –como se deduce por su teología, por su modo de usar la Biblia y cómo discute sobre ella- era al menos muy profariseo o filofariseo, y que las disputas entre maestros dentro de la secta eran fuertes y comunes aunque “sin que la sangre llegara al río”, semejantemente se puede suponer aquí que los evangelistas han exagerado una situación vital –las relaciones entre Jesús y su familia- que pudo ser algo más suave.

La sección acaba con unas páginas que dibujan cuál pudo ser la auténtica situación de Jesús con su familia carnal durante su vida pública.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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