¿Podemos admitir el testimonio de Flavio Josefo sobre la existencia histórica de Jesús? (y II)

Hoy escribe Antonio Piñero

El texto de Flavio Josefo de Antigüedades 18,63-64, es discutidísimo en el debate sobre la existencia histórica o no de Jesús. Y es aquí donde tras presentar la opinión común deseo añadir un punto de vista que se ha considerado muy poco. El pasaje dice así:

Por esta época vivió Jesús, un hombre sabio, si se le puede llamar hombre. Fue autor de obras sorprendentes y maestro de los hombres que acogen la verdad con placer y atrajo no solamente a muchos judíos, sino también a muchos griegos. Él era el Cristo. Y, aunque Pilato, instigado por las autoridades de nuestro pueblo, lo condenó a morir en cruz, sus anteriores adeptos no dejaron de amarlo. Al tercer día se les apareció vivo, como lo habían anunciado los profetas de Dios, así como habían anunciado estas y otras innumerables maravillas sobre él. Y hasta el día de hoy existe la estirpe de los cristianos, que se denomina así en referencia a él.


Están de acuerdo todos los investigadores en que el texto –por lo menos- ha sufrido las manos de los escribas cristianos que lo han glosado e interpolado. Los retoques cristianos son al menos, en opinión casi unánime de los investigación, los siguientes:

• “Vivió Jesús, un hombre sabio, si se le puede llamar hombre”.
• “Era el Cristo”.
• “Al tercer día se les apareció vivo, como lo habían anunciado los profetas de Dios, así como habían anunciado estas y otras innumerables maravillas sobre él”.

Estas frases son imposibles en Josefo, pues representan una clara profesión de fe cristiana y ese autor no le era; no lo fue nunca. Por tanto son claramente añadidos cristianos.

Si quitamos estas frases más que dudosas, quedaría el texto así:

Por esta época vivió Jesús, un hombre [sabio]. Fue autor de obras sorprendentes y maestro de hombres que acogen la verdad con placer, y atrajo no solamente a muchos judíos, sino también a muchos griegos. Y, aunque Pilato, instigado por las autoridades de nuestro pueblo, lo condenó a morir en cruz, sus anteriores adeptos no dejaron de amarlo. Y hasta el día de hoy existe la tribu de los cristianos, que se denomina así en referencia a él.


Este texto parece que puede atribuirse sustancialmente (ahora veremos que todavía queda algún pequeño retoque cristiano) a Flavio Josefo pues su estilo y sus ideas son típicamente suyas. Opino, pues, que la hipótesis de la “autenticidad de ese texto, pero con retoques” es la más convincente.

Existe, en mi opinión, un argumento suplementario en pro de su autenticidad. Casi todos los investigadores mencionan el texto tal cual lo hemos transcrito al principio, y casi ningún investigador menciona el final del texto sobre Jesús que sirve de empalme con el siguiente y que me parece iluminador:

Y por el mismo (tiempo de Jesús) ocurrió otra cosa terrible (héteron ti deinón) que causó gran perturbación entre los judíos (griego: ethorýbeei toùs ioudaíous).


Me parece que esta pequeña anotación es iluminadora. De ella se trasluce que el núcleo del testimonio de Flavio Josefo sobre Jesús estaba dentro de una lista de personajes y sucesos tristes y malos que impulsaron a los judíos a la desastrosa sublevación del 66 d.C. Por tanto, en su conjunto el historiador judío estaba dando unos breves toques sobre la vida de otro personaje mesianista, Jesús de Nazaret, cuya existencia -en el marco de la prefectura de Poncio Pilato, cuyos hechos describe Josefo- había causado daños al pueblo judío, pues había potenciado las expectativas mesiánicas…, había contribuido al ambiente exaltado general que llevó al pueblo judío a la catástrofe del año 70 d.C.: destrucción de Jerusalén del pueblo, de gran parte del país, muchos muertos e innúmeras gentes hechas prisioneras y esclavas.

Flavio Josefo no tenía ningún interés en inventarse la existencia de Jesús. Luego, si eliminamos los retoque cristianos, el pasaje es un testimonio directo de la existencia del debatido personaje. Por tanto, también, no puede eliminarse alegremente de la discusión como si todo el texto flaviano fuera un añadido voluntario, con ánimo falsario, por obra de un escriba cristiano que apoyaba así la existencia de un personaje que en el fondo era un puro mito. El argumento ser revela insostenible a la luz del lugar en el que esta mención de Jesús estaba colocada. Lo único que hizo el escriba cristiano fue manipular el texto y presentar a Jesús a mejor luz.

Así el retoque global consistió en:

• eliminar el principio del texto que ponía a Jesús dentro de una lista de personajes indeseables

• Añadir tres frases (las arriba destacadas)

• Cambiar la palabra de Josefo sophistés = sofista (Jesús era un sofista más) por sophós = “sabio”

Teniendo todo esto en cuenta No es extraño que el texto de Josefo reconstruido por R. Esissler en su obra de 1931, The Messiah Jesus, comience del siguiente modo:

Por aquel tiempo ocurrió el inicio de nuevas perturbaciones: Jesús, varón sofista… (en griego: archè néon thorýbon).


Esta reconstrucción está citada en una amplia nota del editor, Louis Feldman, en la p. 48 del volumen IV de las Obras de Josefo de la Loeb Classical Library, de 1965. Feldman es un excelente filólogo y un judío muy religioso y conservador, de quien no cabe esperar tantas simpatías por Jesús como para no declarar espurio un texto de Flavio Josefo si así lo creyera.

Según Flavio Josefo, con toda probabilidad, Jesús de Nazaret agitó con su predicación a las masas judías y fue un eslabón más de los que la condujo a la catástrofe. Lo mismo que antes Juan el Bautista, que aparece por ello en la misma lista. Por tanto, si situamos en esta línea de pensamiento la mención flaviana de Jesús y la despojamos de las interpolaciones evidentemente cristianas, su mención del Nazareno es bastante negativa…, no sospechosa de ser completamente una interpolación. Luego es un testimonio directo de la existencia histórica de Jesús de Nazaret. Luego no es posible rechazar en bloque este texto como totalmente inauténtico.

Tampoco puede argumentarse que el pasaje de Josefo es –aun así- demasiado positivo respecto a Jesús. Como hemos dicho, el historiador judío pone también en esa lista negativa a Juan el Bautista. Y a pesar de considerarlo un hombre de cuya predicación se temían desórdenes públicos, no duda en presentarlo como un judío honesto y bueno. Con Jesús hizo lo mismo: lo situó en la lista de personajes que contribuyeron a exaltar el mesianismo judío que condujo a la catástrofe, pero reconoció que tuvo sus buenas cosas, entre otras haber impulsado un movimiento de seguidores que en su tiempo seguía con vida en Roma, donde él vivía.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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