El vocablo Evangelio La “tradición formalmente controlada”(V)

Hoy escribe Antonio Piñero


En una postal anterior, hace ya tiempo, dedicada al libro de S. Guijarro, Jesús y sus primeros discípulos, Salamanca, 2008, en el primer capítulo dedicado a “La tradición oral sobre Jesús”, expone este investigador las teorías principales de los estudiosos acerca de las formas de tradición oral en el cristianismo naciente (teorías unidas a cuatro nombres: R. Bultmann; B. Gerhardsson; V. Kelber; K. Bailey).

El Prof. Guijarro distingue entre a) tradición oral incontrolada; b) tradición oral informalmente controlada, y c) tradición oral formalmente controlada, a la que otorga un alto grado de fiabilidad histórica: transmite dichos y hechos de Jesús absolutamente fiables desde el punto de vista de la autenticidad. La que más nos interesa para nuestro propósito es esta última. Cito a Guijarro:


La existencia de este tipo de tradición en el cristianismo naciente está documentada sobre todo en los escritos de la tradición paulina. Pablo mismo, que había recibido una formación rabínica, utiliza en dos ocasiones los términos técnicos “recibir” y “transmitir” para subrayar la fiabilidad de algunas tradiciones concretas: el contenido central del kerygma (1 Cor 15,3: “Pues recibí, ante todo, lo que os transmití”) y las palabras de Jesús en la última cena (1 Cor 11,23: “Yo recibí del Señor lo que os he transmitido”). Y Lucas, que se dirige a comunidades de la órbita paulina algunos años después, se hace eco de la existencia de una tradición formalmente controlada cuando afirma que los diversos relatos compuestos antes y el suyo propio se basan en lo que “nos transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y luego se convirtieron en ministros de la palabra” (Lc 1,2) (p. 24).


A decir verdad dos de los tres ejemplos propuestos, como sustento de la argumentación, me convencen poco. El segundo, 1 Cor 11,23, porque en él no hay ninguna tradición comunitaria que se transmita. El texto dice expresamente “Yo recibí del Señor…”, no de la comunidad, lo que significa que Pablo está transmitiendo el resultado de una visión propia de Jesús resucitado.

Y el de Lucas indica una transmisión, ciertamente, de testigos oculares, pero ello no pasa de ser más que una mera afirmación: su Evangelio es ante todo, en su primera parte, la remodelación de lo transmitido por escrito por Marcos y por la supuesta y muy probablemente existente “Fuente Q”. Por otro lado, Lucas, sobre todo en la segunda parte de su Evangelio, los Hechos de los Apóstoles, es un “transmisor” del que muchos críticos se fían bastante poco, debido al notable sesgo ideológico que imprime a lo que transmite.

Pero aceptemos el hecho de la transmisión oral de dichos y hechos de Jesús como algo de por sí evidente. Lo que no me queda claro es lo de “formalmente controlada”. No veo en todo el texto del Prof. Guijarro ningún argumento textual que lo pruebe, así como tampoco un sustento textual serio para la afirmación de que es “una tradición muy fiable”. Por tanto, sigo manteniendo la opinión que expresé hace ya años de que no me parece haber argumentos serios de que la tradición oral estuviera realmente controlada por nada ni por nadie, sólo por el recuerdo de quienes habían sido testigos de la vida y predicación de Jesús. Y es bien sabido que el recuerdo está sujeto a leyes de olvido y cambio de lo que se recuerda.

A pesar de todo, sí tenemos seguridad de que en muchos casos esta tradición oral fue fiel, ya que hubo lo que se llamado “material furtivo”, es decir, material que recoge hechos y dichos sobre Jesús que no eran concordantes con la cristología posterior, con la elevada idea que sobre Jesús se había ido formando la comunidad postpascual.

Ejemplos típicos son el acontecer de un bautismo de Jesús por la remisión de los pecados (las explicaciones fueron añadidas posteriormente), la ignorancia de Jesús sobre la hora del fin del mundo (Mc 13,32), la violencia en ciertas expresiones de Jesús (Mc 1,41: “Compadecido [lectura variante del manuscrito D = Codex Bezae] de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: “Quiero; queda limpio”), su al parecer estricto nacionalismo (Mc 7,27: episodio de la curación de la hija de la sirofenicia a la que Jesús compara con los “perros”), etc.

De hecho cuando el Prof. Guijarro trata de recomponer en su artículo, como ejemplo claro de tradición fiable, el dicho de Jesús sobre la “destrucción/reconstrucción del Templo” recurre para la primer etapa -denominada desde los textos a la tradición oral- no a signos de que en algunas fases del texto hubiera habido una tradición formalmente controlado, sino a argumentos usuales de la crítica literaria y la crítica redaccional. Explica:

La crítica literaria permite recuperar la versión más antigua de una tradición concreta cuando existen dos o más versiones escritas de la misma entre las que hay una relación de dependencia. Por su parte, la crítica redaccional permite identificar posibles omisiones, añadidos o modificaciones introducidos por los redactores de los diversos escritos. Con ayuda de estos dos procedimientos podemos llegar a establecer con cierto grado de certeza la forma que pudo haber tenido un dicho o un relato sobre Jesús en la tradición oral (p. 28).


Y, posteriormente, para el paso de la tradición oral hasta Jesús, escribe:

Se suele recurrir a la crítica histórica, pero a mi entender sería también muy útil tener en cuenta el análisis de la tradición oral. El análisis de la tradición oral nos permitirá establecer de qué tipo de tradición se trata y el grado de flexibilidad con que pudo haber sido transmitida. Por su parte, la crítica histórica, que ha desarrollado en los últimos años criterios muy precisos, permite establecer el grado de plausibilidad histórica de una tradición con ayuda de referencias externas y de un razonamiento lógico (p. 29).


Es decir, que el crítico se olvida de existe una tradición –se supone que deducible por algún signo externo- formalmente controlada y recurre a los instrumentos de la crítica histórica. ¿De dónde viene, pues, la afirmación de que existe una tradición oral “formalmente controlada”? No acabo de verlo: se pueden intuir los argumentos, pero parecen muy débiles.


Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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