El maniqueísmo. Textos y fuentes



Hoy escribe Antonio Piñero

Como indicábamos ayer, presentamos hoy el importante volumen de textos maniqueos, por primera vez editados en España. He aquí su ficha:

El maniqueísmo. Textos y fuentes. Edición de Fernando Bermejo Rubio y José Montserrat Torrents, Editorial Trotta, Madrid, 2008, 563 pp. Índices. ISBN: 978-84-8164-990-1


Por primera vez, en castellano, podemos leer una traducción fidedigna, realizada desde las lenguas originales -griego, latín, copto, siríaco, árabe, persa medio, chino (y no copiada del francés o del inglés, muchas veces en pésima e incoherente versión)- de algunos textos que salieron, muy probablemente, de la pluma del mismo Mani o que proceden de personas cercanas a él. Además, otras obras de críticos, comentaristas y doxólogos (“quien reúne “dóxai”, opiniones y doctrinas, de personajes famosos) antiguos en torno al maniqueísmo. Todas las fuentes se acompañan de introducciones y notas, con el fin de facilitar al lector la comprensión del maniqueísmo, un complejo y apasionante dentro del mundo de las religiones.

No es una exageración ponderar la enorme importancia de la aparición de este libro en castellano. Podemos acceder ya directamente, con total seguridad de que no seremos desviados a una vía imposible, a los textos originales de una religión antaño importante: los vestigios dejados en la lengua y la cultura popular entre los hispanoparlantes de hoy del núcleo principal de esta religión –los dos Primeros Principios, la Luz y las Tinieblas y las consecuencias de su acción en la generación del cosmos y del ser humano- siguen vigentes en el acervo vocabular hasta hoy.

Afirman los editores:

Entre los descubrimientos de manuscritos más sensacionales que han tenido lugar en el siglo XX se cuentan no sólo los textos judíos de Qumrán, o el de la Biblioteca copta de Nag Hammadi, sino también las fuentes maniqueas en Egipto y Asia Central. Este hecho –apenas conocido del gran público- contribuye a explicar la profunda renovación que en las últimas décadas ha experimentado el estudio del maniqueísmo, al cual se han dedicado algunos de los más reconocidos especialistas en los ámbitos de la orientalística y de la historia de las religiones.

El presente volumen ofrece al público… una traducción anotada de muchas de las principales fuentes del maniqueísmo. La gran expansión de éste y su carácter de religión universal explican el hecho de que las fuentes estén escritas en una amplísima variedad de lenguas y escrituras… De hecho, el estudio del maniqueísmo es en la actualidad una actividad compleja y en pleno desarrollo que requiere de la colaboración de una amplia comunidad de especialistas: historiadores, arqueólogos, iranistas, sinólogos, coptistas, arabistas y filólogos clásicos.


El libro presenta en primer lugar fragmentos de obras directamente atribuibles a Mani. El más importante es el Sabuhragan, una obra en prosa en la el fundador exponía al rey sasánida Sapor I un resumen, los fundamentos, de su religión. Opina su traductor, Alberto Cantera (p. 25) que “los fragmentos iranios del Sabuhragan son los únicos textos maniqueos atribuibles directamente al profeta”. Esto es verdad; sin embargo, el lector obtiene la impresión, recibida del volumen mismo que comentamos, que el Códice Maniqueo de Colonia (p. 49) contiene algunos fragmentos de citas que pueden atribuirse también directamente a Mani (sobre todo de su “Evangelio” (p. 69), así como parecen fidedignas las citas que del “Tesoro de Vida”, obra también de Mani, se han conservado en al-Biruni y en san Agustín. De ese modo el lector puede contar que este volumen le transmite textos, que si no son estrictamente originales, sí se hallan muy cerca de Mani y que reproducen fielmente su pensamiento.

El volumen ofrece luego todos los fragmentos importantes antiguos sobre el fundador y sus doctrinas divididos según la lengua en la que se ha conservado: griego, copto, latín, persa, etc.

Entre estas fuentes destacaría las homilías, salmos y los “kephalaia” (= capítulos), que son un compendio de la teología maniquea, tal como era comprendida por la primera generación de maestros después de Mani” (p. 134), junto con el Códice maniqueo de Colonia, una suerte de biografía de Mani con resúmenes de su doctrina y citas abundantes. Igualmente me muy interesante el Códice de Tebesa, conocido desde hace tiempo, y del que se ha dicho que proviene de Mani mismo (“muy improbable”, opina el traductor F. Bermejo, p. 254) aunque ello no le reste importancia al contenido.

Interesante me ha parecido, más aún si cabe, la penúltima parte “Fuentes no maniqueas” en la que se reproducen cuantos comentarios y refutaciones de interés –aparte de san Agustín que es muy conocido y goza de otras ediciones previas- ha producido la antigüedad: filósofos paganos como Alejandro de Licópolis, Simplicio (el comentarista de Aristóteles) y heresiólogos cristianos como Serapión de Thmuis, Tito de Bostra, Efrén de Nísibe, Teodoro bar Koni y otros.

La última parte traduce dos obras de doxólogos musulmanes, An-Nadi (Libro del índice = al-Fihrist), y Ash Shahrastani (Libros de las religiones y creencias kitab-al milal wa-l-nihal) no menos interesantes. Sobre todo el primero aporta una muy interesante síntesis de la doctrina de Mani, que debe ser tenida en cuenta en toda reconstrucción.

Tarea ingente ha sido la traducción de los textos iranios, siríacos, árabes, etc., por reconocidos especialistas: Alberto Cantera, Xabier Tremblay, Xavier Ballestín, F. del Río Sánchez. Es impagable este esfuerzo y su aportación cultural al panorama de la investigación española, notable.

Deseo dedicar también unas palabras a la importante labor de edición realizada por J. Montserrat (el primer impulsor del proyecto y traductor de muchos de sus textos) y sobre todo por F. Bermejo, el editor final y el autor de los índices. Este volumen es el resultado de una labor notable de coordinación, uniformación de originales, control de transcripciones, control de citas y de notas, etc., que hace de los manuscritos entregado por los diversos autores un texto legible, uniforme y sin erratas.

Debo destacar también en justicia la tarea de la serie de Trotta, “Estructuras y Procesos. Serie Religión”, en la que han cabido los textos de Qumrán y los de Nag Hammadi. Es de resaltar la cálida acogida que presta a estos esfuerzos por rellenar lagunas de nuestra información e incorporar a la cultura española textos de alto valor historiográfico y científico que quizás de otro modo quedarían absolutamente desconocidos o en el olvido.

Enhorabuena,pues, a los responsables de esta edición, que nos aporta mucho. Como sostuve ayer, la edición de textos antiguos, hasta ahora inéditos, y por tanto desconocidos, en España es una contribución que dura mucho tiempo. Como dijo Tucídides, es un ktema eis aieí, una “adquisición para siempre”.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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