Jesús el mago, ¿una vez más? (2)



Hoy escribe Antonio Piñero

Continuamos, como prometimos en la postal anterior, con el tema de Jesús el mago, suscitado por la inscripción en griego –diachrestouogoistais (así sin espacio como se solía escibir = dia Chrestou. O goistais)- hallada en Alejandría en una vasija empleada para usos mágicos.

2. Es poco probable la traducción propuesta por algunos estudiosos, en concreto André Vernant, quien lee: “Por Cristo. El mago”.

En primer lugar porque el vocablo goistais no existe en griego. Vernant se imagina que en Alejandría existía una nueva palabra –de la que no queda constancia en ningún otro sitio- a la que relaciona con el verbo griego goáo, “gemir; lamentarse; plañir” y con los vocablos derivados góes (sustantivo) o goetés (adjetivo) ambos con el significado más concreto de “mago”.

Segundo, Vernant entiende que al igual que en Suetonio, Vida de Claudio, 25,4 (el emperador expulsó a los judíos de Roma por provocar tumultos impulsore Chresto), es muy posible que el que hizo la inscripción confunda Chrestus (nombre común = Cresto, “el útil”; apelativo corriente entre esclavos) con Christus. Aquí habría pasado lo mismo. De este modo se justificaría una traducción “Por Cristo, el mago”.

En mi opinión esta lectura es bastante improbable, por no decir inverosímil:

A) Porque la leyenda está muy bien inscrita; el que hizo la inscripción escribe perfectamente la e larga (eta), de chrestou, mientras que a la vez hay que suponer que se confundió terriblemente a renglón seguido; y en vez de escribir goes o goetés (las dos manera de decir "mago" en greigo; todas las “es” son aquí largas) esculpió goistais.

Es éste un error inverosímil, aparte de que ofrece una palabra inexistente, como dijimos. Además, siguiendo la costumbre popular de la época, el “itacismo” (= confundir las “es” largas con íes y transcribirlas como /i/, lo normal –dado que se presupone que es un inculto- es que hubiera escrito christou y no chrestou; y en vez de goistais debería haber escrito popularmente algo así como goitis o gitis.

B) Si la inscripción significara “Por Cristo, el mago”, la leyenda habría sido dia christou tou goetou (estas dos últimas palabras en genitivo, concordando con lo anterior). El escriba no sólo se habría inventado una palabra nueva, sino que habría cometido un error de sintaxis.

C) La vasija se encontró en un templo y entre materiales de él. Lo normal y verosímil es, pues, que sea un exvoto. La inscripción votiva –como en las funerarias- presupone lo siguiente (que no se escribe para economizar espacio): [Este objeto fue ofrecido a la divinidad tal o cual]… Luego sigue el nombre del dedicante. Entonces la inscripción habría que traducirla como: “(Este exvoto fue ofrecido) por Cresto. El goistais”. En las inscripciones pueden ser frecuentes los “anacolutos” (= faltas de concordancia). Puede, pues, aceptarse que este término final goistais no esté en genitivo, pero de ningún modo que signifique “el mago”.

D) ¿Qué significa goistaís (acentuado así)? No lo sabemos exactamente, pero como la vasija se encontró en Asia Menor, y según afirman los expertos en religión antigua, allí existía un dios local llamado Goi, es posible que, por comparación con otras formas griegas análogas, goistaís signifique el “sacerdote o adorador del dios Goi”. La inscripción quedaría entonces así: “(Exvoto ofrecido) por Cresto, el adorador de Goi”.

¿Significa esto que el templo de Alejandría estuviera dedicado a esta divinidad de Asia Menor? No necesariamente, porque el politeísmo consecuentemente permitía la adoración a otras divinidades y era normal que, por ejemplo, un adorador de Isis ofreciera un exvoto a Apis.

Quedan aún más cuestiones por discutir como la afirmación que Jesús “era en aquel tiempo el máximo exponente de la magia blanca” y otras relacionadas con ésta: ¿se conocía a Jesús en Alejandría antes del año 50 d.C., fecha de la inscripción en la vasija? Lo dejamos para la próxima postal.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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