El pensamiento de los henóquicos (2). Jesús y su gente (V)

Hoy escribe Antonio Piñero


• El henoquismo es el que ofrece el primer testimonio de la concepción del alma inmortal y separada del cuerpo, destinada a ser juzgada por Dios según sus obras tras la muerte (1 Hen 9,2-3.10; 22; Jub 23,31):

Clame la tierra con el sonido de sus ayes hasta las puertas del cielo. A vosotros pues santos del cielo (los arcángeles buenos) se quejan ahora las almas de los hombres diciendo: “Llevad al Altísimo nuestro pleito” (1 Henoc 9,2-3).


• Los henóquicos dan testimonio, consecuentemente, de la creencia en el infierno y paraíso, sobre todo del primero, tanto de los hombres como de los ángeles malos. Textos al respectos son: 1 Hen 18,14; 19,1 (del Libro de los Vigilantes); 1 Hen 83,2-7; 88,1-3 (del Libro de los sueños, también una parte de 1 Hen); 1 Hen 99,1 (Epístola de Henoc); Jub 7,29; 22,22, etc.

Ejemplo:

Éste es el lugar donde acaban los cielos y la tierra, el cual sirve de cárcel a los astros y potencias del cielo. Los astros que se retuercen en el fuego son los que han transgredido lo ordenado por Dios antes de su orto, no saliendo a su tiempo. Dios se ha enojado con ellos y los ha encarcelado hasta que expíen su culpa en el año del misterio (1 Henoc, 18,14-16).


• En el Libro de las Parábolas de Henoc, la salvación parece ligada sólo al arrepentimiento de las malas obras. Este arrepentimiento puede tener lugar incluso después de la muerte en el tiempo intermedio de espera del alma antes del Gran Juicio. Textos: 1 Hen 50; 63; 68,5). Esta idea contradice expresamente la de otros apócrifos como IV Esdras, 7, 102-115.

Ejemplo:

En esos días rogarán los poderosos y los reyes (ya condenados) que les concedan un breve descanso para prosternarse y adorar al Señor de los espíritus y confesar su pecado ante él […]. ¿Quién nos proporcionará alivio para alabar, loar y confesarlo ante su gloria? Ahora deseamos encontrar un poco de descanso y no lo encontramos, somos expulsados y no lo recibimos; la luz se ha apartado de nosotros y la tiniebla es nuestra morada por la eternidad[…] Ésta es la norma y condena de los poderosos, reyes, encumbrados y los que poseen la tierra, ante el Señor de los espíritus (1 Henoc 63).


En este texto se sobreentiende que los pobres y humildes sí conseguirán oportunidad de arrepentimiento.


• Los henóquicos utilizan un calendario solar, no lunar (al tema dedicaremos una “postal”)

El tema del mesianismo está generalmente ausente, salvo en el Libro de los Sueños (caps. 83-90) y en el de las Parábolas, ambos contenidos en 1 Henoc como hemos dicho. En el Libro de los Sueños el mesías es el que gobernará el reino de Dios, que no tendrá mal alguno, después del Gran Juicio. Por tanto, el mesías no es propiamente un salvador, sino sólo el monarca de ese reino. El mesías del Libro de las Parábolas (1 Hen 37-71) es particular: tiene carácter suprahumano porque ha sido creado por Dios antes de la creación del mundo; vive escondido cabe Dios o en alguna parte del cosmos; desde allí protege a los justos y al final de los tiempo será el delegado de Dios que ejecutará el Gran Juicio.

Estos dos mesías no están destinados, pues, a venir sobre la tierra presente y en el Libro de las Parábolas es identificado expresamente con el “profeta” Henoc.

Las obras henóquicas son ignoradas por la tradición judía general y se habrían perdido si no hubiesen sido conservadas por una parte por la tradición cristiana (1 Henoc se ha transmitido completo sólo en etíope antiguo y goza de un estatus canónico incluso en la Iglesia etíope actual) y entre los manuscritos de Qumrán, salvo el Libro de las Parábolas, que es probablemente del siglo I d.C. (Sacchi lo data hacia el 30 a.C.) y ya diremos por qué.

El próximo día daremos nuestra opinión crítica sobre este grupo henóquico.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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