La distorsión de la historia de la investigación sobre Jesús (XVI)

Hoy escribe Fernando Bermejo

La identificación de la investigación realizada desde 1980 bajo la etiqueta “Tercera búsqueda” (“Third Quest”), así como el establecimiento de una distinción nítida entre ésta y la supuesta (inexistente) “New Quest” presentan también considerable utilidad para los sectores confesionales.

Por una parte, habida cuenta de que la obra de los discípulos de Bultmann adolece de una grave deshistorización y está determinada por nítidos intereses teológicos, la diferenciación entre una fase presuntamente superada y la investigación contemporánea sirve a esta última para dotarse de antemano de un aura de independencia y respetabilidad científica –“nosotros no hacemos teología, sino historia”– y situarse en un ámbito sustraído a toda sospecha de ideología. Como afirma un autor tan representativo como Craig A. Evans, “En la actual corriente mayoritaria, las agendas teológicas no dictan los objetivos, presupuestos o métodos de la investigación sobre Jesús” (C. A. Evans, Jesus and His Contemporaries. Comparative Studies, Leiden: Brill 1995). Hemos argumentado ya en anteriores textos hasta qué punto consideraciones como éstas son erróneas.

Por otra parte, el postulado de una diferenciación neta entre la investigación actual y la de décadas anteriores sirve para ocultar el hecho de que lo que se hace pasar por rasgo específico de los postbultmannianos (la imagen de un Jesús que, cual hápax ontoaxiológico, se eleva sobre un judaísmo deficiente) no es patrimonio exclusivo de ellos, sino ingrediente esencial de la exégesis cristiana, sea protestante o católica, antigua o moderna, conservadora o progresista, alemana o angloamericana.

Una vez más puede mostrarse que las sospechas sobre la existencia de una agenda teológica tras la actual periodización no tienen nada de gratuitas.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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