El Jesús de Pagola, según Pagola. Plan o programa (79-03)

Hoy escribe Antonio Piñero

Me ha gustado en conjunto la suerte de “carta programática” sobre sus intenciones que escribe J. A. Pagola en su “Presentación” (paginas 5-9) “¿Quién fue Jesús?”. Sin embargo, veo que el entusiasmo del biógrafo por el biografiado le lleva a exagerar un tanto, pues escribe:

Probablemente nadie ha tenido un poder tan grande sobre los corazones; nadie ha expresado como él las inquietudes e interrogantes del ser humano; nadie ha despertado tantas esperanzas… pues su persona y su mensaje siguen alimentando la fe de tantos millones de hombres y de mujeres…



Dentro incluso del restricto marco geográfico de Occidente (donde se halla el Magreb , los Balcanes con tanta población musulmana, el resto del norte de África), tan lleno de hombres y mujeres que ven en Mahoma el único, verdadero y último profeta enviado por Dios a la humanidad, creo que deberíamos de guardarnos de magnificar en exceso la figura de Jesús, so pena de que nos tomen por exagerados.

Sí es interesante su deseo de oponerse implícitamente con su trabajo científico a las “afirmaciones que deforman gravemente el verdadero proyecto de Jesús”, obras de “ciencia-ficción que prometen revelarnos por fin el Jesús real y ‘sus enseñanzas secretas’ y no son sino un fraude de impostores que solo buscan asegurarse sustanciosos negocios”.

Ciertamente me parece también muy correcto el deseo de libertad crítica manifestado en “no dejarse atrapar por la reconstrucción de Jesús diseñada críticamente por este o aquel investigador”…

Y es sincero al afirmar que su trabajo contiene una suerte de “reflexión teológica”:

“He querido captar de alguna manera la experiencia que vivieron quienes se encontraron con Jesús. Sintonizar con la fe que despertó en ellos. La reflexión teológica es necesaria e indispensable para ahondar en la fe cristiana”.


También es absolutamente sincero y honesto Pagola al exponer que su visión es la de un creyente:

“Escribo este libro desde la Iglesia católica. La conozco desde dentro y sé por experiencia lo fácil que es confundir la adhesión a la fe cristiana con la defensa de una herencia religiosa multisecular… me siento lejos de haber captado todo el misterio de Jesús. Solo espero no haberlo traicionado demasiado”.


Vaya, sin duda, mi respeto por una posición nítidamente expuesta y sin complejos. En la línea, sin embargo, de lo que escribí el otro día en observaciones a la reseña de X. Pikaza, pienso que el Jesús de la historia, al que pienso honestamente como el único y verdadero Jesús, tiene poco misterio que revelar…, en tanto que con los datos de los que disponemos no es posible penetrar en los recovecos profundos de su psicología y personalidad como ser humano. En todo caso aquí cabrían ciertos “misterios” pero sólo psicológicos, no teológicos.

Lo que intenta la ciencia histórica es una tarea humilde: situar a Jesús en sus coordenadas vitales, sociológicas, económicas, religiosas, etc., es decir en el marco del judaísmo del siglo I en los territorios de Israel: Judea y Galilea. Hay ahí hay en realidad poco “misterio”: se trata de reconstruir en lo posible lo que más se acerque a lo que fueron sus palabras originales, qué sentido pretendió él darles y cuál fue el modo como las entendieron sus oyentes. De la misma manera, se trata de reconstruir con verosimilitud cuáles fueron sus hechos que podamos calificar como seguros –repito, en cuanto es posible- y cómo fueron interpretados por sus contemporáneos. Y nada más. Luego viene la recepción/interpretación de esos dichos y hechos, diríamos que desnudos, por el creyente o por el que no lo es. Rn mi opinión, sólo en el terreno de esta interpretación teológica y en el marco de una fe, que tiene sus arcanos, podría hablarse de "misterios" en torno a Jesús

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Volver arriba