Un comentario importante al Evangelio de Marcos (82-01)


Hoy escribe Antonio Piñero

Deseo presentar hoy el último libro, póstumo, de Juan Mateos, coeditado con Fernando Camacho, el que fue famoso traductor del Nuevo Testamento en la Biblia junto con J. L. Alonso Schökel. Su ficha es la siguiente:

El Evangelio de Marcos. Análisis lingüístico y comentario exegético. Volumen III, Ediciones El Almendro/Fundación Épsilon, Córdoba, 2008, 858 pp. ISBN: 978-84-8005-115-6.


Catorce años después de publicarse el primer volumen, aparece este tercero y último que ha sido concluido por el coautor, tras la muerte de Juan Mateos, sobre la base del texto completo en borrador más algunas notas entregadas por aquél pocos días antes de fallecer. El coautor ha revisado todo el texto, ha añadido abundantes notas, más de la mitad, ha precisado aclaraciones y ha redactado las “síntesis” de cada una de las partes.

De hecho, el coautor, F. Camacho, ha puesto pues más de lo que parece en la redacción final de este comentarioa través de esta mera relación, ya que ha repensado cada perícopa, ha cambiado a veces el contenido, ha modificado el orden argumentativo y ha matizado algunas interpretaciones. Por el contrario, ha respetado al máximo la exágesis de Juan Mateos del capítulo 13 del Evangelio de Marcos ya que aquél había escrito hace tiempo un comentario aparte sólo para esta sección apocalíptica: Marcos 13. El grupo cristiano en la historia (Ediciones Cristiandad, Madrid 1987).

Este volumen, junto con los anteriores no es sólo el comentario más extenso publicado en castellano (casi dos mil páginas en total), sino también un tanto novedoso –en un cierto aspecto, como veremos- ya que incorpora a la interpretación de los textos evangélicos, los métodos y técnicas del “análisis narrativo” muy en boga modernamente en amplios círculos de comentaristas del Nuevo Testamento, sobre todo en Norteamérica.

Tampoco se descuida, sin duda alguna, en este volumen el estudio del entorno cultural y social en el que se escribió este Evangelio, ya que su autor –a quien denominamos Marcos por tradición, sin saber realmente quién era- alude con frecuencia a realidades exteriores al texto, que han de ser conocidas por la consulta de la fuentes de la época, y de los estudios ya realizados por otros investigadores sobre ellas.

El Comentario suele proceder del modo siguiente: en primer lugar se ofrece una traducción de la perícopa que se va a comentar. Luego notas filológicas para mejor entender el griego en el que está escrito al texto. Suelen ser aclaraciones de gramática y sintaxis, junto con precisiones en torno al significado de los vocablos que se encuentran en el pasaje.

Luego se presenta brevemente el contenido y división de la perícopa y se señalan las marcas, o pistas, que el mismo texto ofrece para su interpretación, sobre todo referencias internas al evangelio mismo, con la idea de que otros pasajes de la obra ayudan a entender mejor el texto que se estudia. Finalmente está la “Lectura” o interpretación seguida del pasaje, algo así como una lectura ampliamente parafraseada del texto.

En esta sección, y ocupando aproximadamente la mitad de la página, se hallan las alusiones a los estudios y comentarios modernos al pasaje, con la crítica pertinente de las opiniones interpretativas que otros autores expresan.

Lo que me parece que caracteriza este comentario es su intención de tener siempre presente para la interpretación las numerosas alusiones implícitas del evangelista Marcos al Antiguo Testamento. Para los autores del Comentario no hay mejor clave interpretativa para entender el sentido profundo del texto del primer evangelio -cronológicamente hablando- que captar en primer lugar estas alusiones, aunque a veces sean muy tenues.

Y aquí expondría yo mi primera duda respecto al método: es totalmente cierto que existen esas alusiones al Antiguo Testamento en el primer evangelio, pero a veces son tan débiles que tengo la impresión de que hay un cierto forzamiento del sentido natural del texto marquiano, algo así como si se obtuviera demasiado del paralelismo aducido entre pasaje evangélico / fuente subyacente del Antiguo Testamento, de modo que puedo obtener del primero un significado profundo, sí, pero simbólico y espiritual del texto que se comenta.

La segunda duda afecta a la muy escasa utilización por parte de los dos autores de la literatura apócrifa del Antiguo Testamento, que en mi opinión, da muchas veces más claves interpretativas que las leves alusiones al texto del Antiguo Testamento mismo.

El segundo problema que le veo al comentario es que aunque se citan abundantes obras de autores modernos, el texto en sí del comentario no muestra una postura histórico-crítica, sino de mero análisis narrativo del texto evangélico tal como se nos ha transmitido, tal como está, sin cuestionarse radicalmente si aquello que se comenta pertenece al estrato del Jesús histórico, o más bien al de sus seguidores (otro nivel) o al del evangelista (un nivel aún más alejado). Además, la inmensa mayoría de las citas a comentaristas de hoy lo son a autores católicos. Apenas hay comentarios de autores protestantes o de historiadores independientes de la vida de Jesús o del cristianismo primitivo. SE conocen, sin duda, pero se utilizan poco.

Un par de ejemplos aclararán lo que pretendo decir: en el estudio y explicación de la “Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén” (Mc 11,1-11) en vano encontrará el lector un planteamiento profundo de la historicidad -o no- del hecho, que se da por supuesta, de la discusión en torno a la conciencia mesiánica de Jesús (si es que la tuvo o en qué sentido), y cómo esta posible autoconciencia mesiánica es luego vista por el cristianismo posterior que reinterpreta el sentir de Marcos.

El siguiente ejemplo afecta a la "Institución de la Eucaristía" (Mc 14,22-26): no veo apenas reflejo en el comentario a la discusión moderna sobre si Jesús instituyó o no la eucaristía; sobre si fue -o no- más bien esta institución una verdadera reinterpretación de Pablo de Tarso de una mera cena de despedida, no una cena pascual; en qué grado es dependiente Marcos -como participante de la teología paulina sobre el significado de la muerte de Jesús en la cruz como acto vicario de expiación por los pecados de la humanidad que establece una nueva alianza- de la visión tenida por Pablo en la que Dios le explica cómo ha de entender la Última Cena (1 Corintios 11,23ss no es una tradición comunitaria, como se afirma casi siempre, sino la recepción de una revelación divina); en qué grado la institución de la Eucaristía tal como la presenta Marcos es compatible con la religión de Jesús, etc., temas todos que nos gustaría ver tratados en un Comentario, ya que afectan al meollo de cómo hay que entender a Marcos y qué credibilidad tiene lo que dice.

Ahora bien, qué pretenden los autores está reflejado con claridad en la contrasolapa de la cubierta del libro:

“Este comentario se dirige a toda clase de lectores. El erudito, conocedor de la lengua griega, encontrará abundantes justificaciones para la traducción y la interpretación en las notas filológica de casi trescientos autores. El lector ordinario podrá prescindir de este aparato científico y leer directamente la explicación clara, ordenada y razonada del texto de Marcos que se encuentra en el apartado 'Lectura'”.


Y cuál es la intención del Editor al publicarla queda claro por lo que sigue:

“El resultado de este estudio del Evangelio de Marcos es el descubrimiento de una insospechada profundidad de sentido, así como de un rigor literario en este evangelio, desempolvan la obra y le confieren una frescura y modernidad inesperadas. El Evangelio de Marcos renace de este modo para iluminar la labor cristiana de nuestro tiempo”.


En la última frase veo yo, desde mi punto de vista de historiador, la dificultad máxima de la obra (aunque admito que quizá sea lo atractivo para muchos lectores): no hay en general en este comentario un planteamiento histórico y crítico de lo que nos transmite el evangelista Marcos, sino una profundización del sentido de la obra tal como está con vistas a la edificación espiritual, aunque partiendo del análisis literario. Pero “tal como está” es en la mayoría de los casos el reflejo del punto de vista del evangelista y quizás no el del Jesús histórico.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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