Sobre los hermanos de Jesús Comentario al "Jesús" de J. A. Pagola (79-05-B)

Hoy escribe Antonio Piñero

Ampliamos un poco lo que dijimos en la “postal” del día anterior (79-05) sobre los hermanos de Jesús. También aquí debo aprovechar parte del material recogido y estudiado en mi obra “Jesús y las mujeres” (Aguilar, Madrid, 2008).

Deseo presentar en primer lugar una relación de los pasajes del Nuevo Testamento que afectan al tema y pueden contribuir a una respuesta sobre si fueron o no hermanos reales y auténticos, de sangre, son los siguientes:

1. Mt 1,25: Y (José) no conoció (no tuvo relaciones) a su mujer hasta que dio a luz un hijo y le puso por nombre Jesús.

2. Lc 2,7: Y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

3. Jn 2,12: Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.

4. Mc 3,31-35: Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: “¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.” El les responde: “¿Quién es mi madre y mis hermanos?”. Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: “Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
- Mt 12, 47: Alguien le dijo: “¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte (texto paralelo dependiente de Marcos).
- Lc 8,19: Se presentaron donde él su madre y sus hermanos, pero no podían llegar hasta él a causa de la gente. Le anunciaron: “Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte.” Pero él les respondió: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen (texto paralelo).

5. Mc 6,3: No es éste el carpintero, el hijo de María y el hermano de Santiago, José, Simón y Judas? ¿No están sus hermanas entre nosotros?
- Mt 13,55-56: ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? (texto paralelo).
- Lc 4,22: Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: “¿No es éste el hijo de José? (texto paralelo).

6. Jn 7,2-5: Pero se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Y le dijeron sus hermanos: “Sal de aquí y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces, pues nadie actúa en secreto cuando quiere ser conocido. Si haces estas cosas, muéstrate al mundo.” Es que ni siquiera sus hermanos creían en él.

7. Hch 1,14: Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

8. Gál 1,1: Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor.

9. 1 Cor 9,5: ¿No tenemos derecho a llevar con nosotros a una mujer creyente como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?

En mi opinión, una lectura seguida de estos testimonios hace muy poco probable que el vocablo “hermano” pueda entenderse de otro modo que como “hermanos y hermanas en sentido normal” –carnales- de Jesús. Cualquier lector que no tuviera la idea preconcebida de que Jesús no pudo tener hermanos, por ejemplo cualquier pagano que leyera en griego los Evangelios en el siglo II, obtendría naturalmente de estos textos al menos tres conclusiones:

• Que María y José tuvieron, además de Jesús, otros cuatro hijos y, al menos, dos hijas;

• Que estos hermanos no estaban incluidos en el número de los apóstoles, sino que, más bien, no creían en Jesús y, en algún momento, habían procurado truncar su carrera.

• Que estos hermanos formaron parte después del grupo de los primeros seguidores de Jesús .

Para quien conozca un poco la lengua griega antigua esta impresión se refuerza porque todos estos pasajes emplean el vocablo adelphós, en singular o en plural, que significa “hermano uterino”, nacido de la misma madre. En este griego “primo” se dice siempre anepsiós, y “pariente” se expresa por la voz syggenés. Veremos otros textos cristianos de la época que efectúan nítidamente esta distinción.

Seguiremos con el comentario. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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